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Así se aborda el cáncer de ovario en todas sus fases
IVO

Así se aborda el cáncer de ovario en todas sus fases

El Instituto Valenciano de Oncología aborda la enfermedad desde distintos enfoques multidisciplinares según el estadio en que afecte a las mujeres que la padecen

Jueves, 8 de mayo 2025, 00:24

El cáncer de ovario, a pesar de representar un pequeño porcentaje del total de tumores femeninos, constituye una causa significativa de mortalidad, siendo la quinta causa de muerte por cáncer y la primera dentro de los cánceres ginecológicos. Se estima que en 2025 se diagnosticarán 3.748 nuevos casos en España. La dificultad en la detección precoz, dado que el 70-80% de los casos se diagnostican en estadios avanzados, representa uno de los principales retos. En este contexto, la Fundación Instituto Valenciano de Oncología (IVO), centro pionero en la asistencia al paciente con cáncer, con sus Comités de Tumores con casi 50 años de experiencia, aborda esta enfermedad compleja mediante un enfoque multidisciplinar fundamental para individualizar el tratamiento de cada paciente.

De la mano de cuatro especialistas en la materia, abordamos las principales formas de tratamiento del cáncer de ovario.

La cirugía como pilar fundamental

Dr. Josep Sanchis

El Dr. Josep Sanchis, jefe clínico del Servicio de Ginecología del IVO, subraya que «la cirugía sigue siendo el pilar fundamental del tratamiento de estas pacientes, y el principal factor asociado a la supervivencia». Reconoce el desafío que supone la ausencia actual de un método eficaz para la detección precoz, lo que resulta en un diagnóstico tardío en la mayoría de los casos. Sin embargo, destaca que «los casos detectados en estadios tempranos tienen buen pronóstico y en torno al 90% de las pacientes conseguirá curarse». Para ello, las revisiones ginecológicas rutinarias con examen pélvico y ecografía vaginal son esenciales.

En cuanto al abordaje quirúrgico, el Dr. Sanchis explica que en los estadios tempranos se realiza la Cirugía de Estadiaje, que consiste en la extirpación del tumor para diagnóstico y la toma de biopsias para descartar metástasis ocultas. En los estadios avanzados, el procedimiento es la Cirugía de Citorreducción (CCR) o debulking, que tiene una finalidad terapéutica demostrada. «El objetivo de la CCR ha de ser la extirpación completa de cualquier tumor visible sin dejar enfermedad residual macroscópica», afirma, «dado que el volumen de enfermedad residual tras la cirugía impactará en el riesgo de reaparición y tasa de supervivencia final de las pacientes». La evidencia científica respalda que esta cirugía puede realizarse tanto al inicio del diagnóstico como tras varios ciclos de quimioterapia con similar efectividad.

Respecto a las técnicas quirúrgicas, la vía tradicional ha sido la «laparotómica o cirugía abdominal abierta», indica el doctor. En las últimas décadas se ha incorporado la cirugía mínimamente invasiva como la laparoscopia, utilizada principalmente en casos iniciales. Los avances más recientes provienen de la cirugía robótica, que facilita intervenciones ginecológicas más complejas en situaciones específicas, con una mayor tasa de éxito y menor riesgo de complicaciones. El Dr. Sanchis señala que la evidencia reciente no concluye que la vía mínimamente invasiva sea inferior a la laparotómica en términos oncológicos. Actualmente, se están llevando a cabo nuevos ensayos clínicos para evaluar su papel en casos avanzados.

El papel de la radioterapia

Dr. Miguel Ángel Santos

Aunque la cirugía y la quimioterapia son los pilares fundamentales del tratamiento, la radioterapia (RT) también ha demostrado tener un papel importante en el cáncer de ovario. El doctor Miguel Ángel Santos, médico adjunto del Servicio de Oncología Radioterápica del IVO, destaca que, a pesar de los avances en tratamientos sistémicos, «un porcentaje no despreciable de las pacientes que han obtenido una respuesta completa a la primera línea, recaen y fallecen como consecuencia de la enfermedad». Es en este escenario de recaída donde la radioterapia ha comenzado a utilizarse con buenos resultados.

En los últimos años, técnicas avanzadas como la SBRT (radioterapia estereotáctica corporal) se emplean en pacientes con recaída ganglionar pélvica o abdominal. Esta técnica permite administrar dosis elevadas de radiación de forma localizada, minimizando la irradiación de órganos vecinos y reduciendo así posibles complicaciones. Además de su rol en la enfermedad que reaparece, la radioterapia desempeña una función importante en el tratamiento paliativo. Se utiliza para aliviar el dolor provocado por masas tumorales y para controlar el sangrado de algunas lesiones. El Servicio de Radioterapia del IVO trató a 25 pacientes con cáncer de ovario durante 2024, la mayoría con intención radical sobre lesiones resistentes a la primera línea de tratamiento y otras con intención paliativa para mejorar los síntomas.

La biología molecular: investigación y diagnóstico

Desde el Laboratorio de Biología Molecular del IVO, bajo la dirección de Raquel López Reig, la investigación en cáncer de ovario es una línea prioritaria. El enfoque principal se centra en la búsqueda de «biomarcadores pronósticos y predictivos», explica la doctora, que ayudan a predecir el curso de la enfermedad o la respuesta a un tratamiento. El laboratorio cuenta con una infraestructura orientada a estudios de secuenciación genética en oncología, utilizando diversos tipos de muestras como tejido congelado o sangre, entre otros. Su papel abarca tanto el diagnóstico como la investigación.

Dr. Ignacio Romero y dra. Raquel López

Según declara la investigadora, en el contexto clínico del cáncer de ovario, «el estudio de la inestabilidad genómica juega un papel relevante como biomarcador de respuesta a inhibidores de PARP». En esta línea, el laboratorio ha desarrollado y validado una nueva tecnología, la secuenciación de baja cobertura, para obtener la inestabilidad genómica de manera más eficiente. Esta técnica permite obtener un mayor rendimiento de datos, simplificar el proceso y hacerlo más coste-efectivo. Con esta metodología, se puede determinar no solo el estatus de inestabilidad genómica del tumor, sino también otros marcadores genómicos como la carga mutacional del tumor (TMB) o firmas mutacionales específicas.

Otras líneas de investigación del laboratorio incluyen el estudio de la expresión génica y del microambiente tumoral para identificar biomarcadores y modelos de respuesta, particularmente a la inmunoterapia. El laboratorio se posiciona en este campo tanto a nivel de investigación como proveedor de servicios. Un campo emergente en el que se están dando los primeros pasos es la metagenómica o estudio del microbioma, buscando identificar y cuantificar poblaciones microbianas para establecer modelos de predicción de respuesta a tratamientos como la inmunoterapia o la agresividad del tumor, utilizando técnicas de inteligencia artificial como el machine learning.

Perspectivas oncológicas y avances terapéuticos

El Dr. Ignacio Romero, médico adjunto del Servicio de Oncología Médica del IVO, proporciona el contexto epidemiológico, indicando que el riesgo de cáncer de ovario aumenta con la edad, siendo más frecuente después de los 63 años y poco común antes de los 40. A pesar de representar un porcentaje menor de tumores femeninos, su alta mortalidad lo convierte en un desafío clave. Aunque los avances han elevado la tasa de supervivencia a cinco años a un 60% en los últimos años, la detección temprana sigue siendo una prioridad, ya que en fases iniciales la tasa de curación alcanza el 90%.

Una de las principales dificultades en su diagnóstico precoz es la confusión de los síntomas con otras dolencias, particularmente digestivas. El Dr. Romero menciona algunos síntomas ante los que se debe estar alerta: «el hinchazón abdominal por la acumulación de líquidos, la sensación de 'empacho' con comidas ligeras, que puede ir acompañado de molestias en la zona pélvica, cambios en el ritmo intestinal y, en pocas ocasiones, la aparición de hemorragias vaginales entre ciclos menstruales o en mujeres menopáusicas». Ante cualquiera de estos síntomas, se aconseja consultar a un especialista.

Comité de Tumores de Ovario en el IVO

Además de la sintomatología, existen factores de riesgo que predisponen a padecer la enfermedad, como la edad, la ausencia de embarazos, el consumo de estrógenos en la postmenopausia y, de manera relevante, la herencia genética. La identificación de una carga familiar o genética impulsa programas de detección precoz e incluso cirugías profilácticas. Por otro lado, factores como el uso de anticonceptivos durante más de cinco años, la lactancia, el embarazo y una alimentación saludable pueden contribuir a reducir el riesgo.

La complejidad del cáncer de ovario hace indispensable el abordaje multidisciplinar, como el que ofrece el IVO a través de sus Comités de Tumores, donde especialistas de diversas áreas (ginecólogos, oncólogos médicos y radioterápicos, radiólogos, patólogos, biólogos moleculares, psicólogos y médicos nucleares) examinan el historial del paciente y toman decisiones conjuntas para individualizar el tratamiento.

La investigación reciente se centra en la identificación de los distintos tipos tumorales, sus causas genéticas y la búsqueda de biomarcadores predictivos de respuesta. El Dr. Romero destaca que «los avances más importantes en el tratamiento del cáncer pasan por los progresos en la caracterización para conocer en cada caso mejor el pronóstico y los tratamientos que se van a aplicar». La identificación de causas genéticas es clave, realizándose de forma rutinaria el despistaje de predisposición genética en la mayoría de tumores malignos de ovario, en colaboración con las unidades de Consejo Genético y el laboratorio de Biología Molecular. Esto, junto con el desarrollo de tratamientos dirigidos como los inhibidores de la enzima PARP, en cuyo desarrollo clínico ha participado el IVO en ensayos clínicos, permite su uso en la práctica diaria.

Actualmente, se está implementando el uso rutinario de tests complejos de biología molecular y fármacos biológicos orales como los inhibidores de PARP, que han demostrado mejorar el control de la enfermedad. Se investiga el uso de fármacos «inteligentes», descritos como anticuerpos conjugados con citotóxicos, diseñados para liberar la quimioterapia de forma más eficaz en tumores que sobreexpresan una proteína específica. Finalmente, el Dr. Romero menciona que se han presentado datos esperanzadores, aunque aún no confirmados, sobre el potencial papel de la inmunoterapia en este tipo de tumores.

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