
Otra Navidad en manos de los médicos
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Los profesionales sanitarios afrontan el periodo festivo con preocupación ante el ascenso de contagios por ómicron y entre dudas sobre si las restricciones lograrán frenar la sexta olaAplaudidos en la etapa más dura del confinamiento. Pagando con contagios graves o con sus propias vidas el auxilio a los pacientes de Covid. ... Los profesionales de los hospitales valencianos fueron, y siguen siendo, héroes ante la amenaza de la pandemia. Por segundo año consecutivo, asumen el ascenso invernal de contagios con la incertidumbre que planea sobre la variante ómicron y un aumento de presión hospitalaria que ya dejaba el jueves 786 personas ingresadas, 151 en las UCI. Para los sanitarios valencianos no hay noche de paz.
Son el turno de Navidad y ayer estaban al pie del cañón. Otra vez. Hombres y mujeres como Javier Millán Soria, jefe de Urgencias del Hospital La Fe. Tiene 51 años y hoy está de guardia. Lleva desde los 26 como médico y toda una vida en el crucial departamento. «Habría sido médico igual aunque hubiera sabido que venía una pandemia», reflexiona sin un ápice de duda. «A diferencia de otros años, aquí no hubo ayer celebraciones, ni aperitivo, ni champán… Con el virus somos muy exhaustivos. Sólo distancia al máximo y mascarilla a toda hora».
El doctor Millán preside la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias. Asume su turno de Navidad entre decepción por la evolución de la pandemia y preocupación ante la presión en la zona de urgencias por los nuevos contagios de ómicron. «Nuestro equipo lo vive con preocupación. Pensábamos que con la vacunación y la supuesta inmunidad de rebaño íbamos a estar algo mejor estas Navidades y no ha sido así del todo», lamenta. Y este es su pronóstico: «Si bien hay menos casos graves, hay muchos contagios estos días y, por tanto, se avecina más presión hospitalaria en los departamentos de urgencias». Es en ellos dónde se decide si un paciente Covid debe quedar ingresado, si va a planta o a la UCI o puede pasar la enfermedad confinado en casa. «Estamos en plena fase de ascenso y lo peor vendrá a partir de Año Nuevo, en torno a la segunda semana de enero, tras los contagios por los encuentros de familias y amigos».
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Valenciano, casado y padre de tres hijos, su familia lleva toda la vida acostumbrada a estar sin él en las jornadas festivas. Y su mensaje esta Navidad es rotundo: «Me insisten en que tenga mucho cuidado, que no asuma riesgos».
Pero eso va de oficio y en La Fe se cumple a rajatabla: «Circuitos separados para pacientes Covid, equipos de protección individual en todo momento… Estamos mejor preparados y, de hecho, yo no me he contagiado. Aquí no hemos tenido sanitarios fallecidos, pero sí he sufrido por otros compañeros graves y hasta en la UCI en otros puntos», agrega Millán.
Retornan a su memoria «los momentos durísimos y de máxima presión vividos tras la Navidad del año pasado. Confío en que no lleguemos esta vez a esos niveles». Se refiere a cifras como las del 20 de enero, con 9.810 personas hospitalizadas en centros desbordados. O a los 670 pacientes por Covid que llegaron a albergar las UCI diez días después. En cuanto al futuro, «nos tendremos que ir acostumbrando a convivir con el virus y las revacunaciones periódicas, no queda otra», entiende el médico.
¿Cómo se vive esta Navidad en la UCI de la Fe? Álvaro Castellanos es director del Área de Medicina Intensiva del centro y presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva. Él trabaja desde mañana hasta fin de año. «Es un periodo duro. Tenemos ya 12 camas ocupadas por pacientes Covid y acabaremos el año con una veintena, un 60% de la ocupación».
En la unidad hay adornos: árboles de Navidad y decoración en la entrada de los boxes. Ayer 30 personas luchaban allí por la vida de los pacientes, entre ellos cuatro médicos. Su única celebración fue una comida especial (cena para el turno de noche) de no más de seis personas. «Aquí los pacientes están tan ensimismados en su lucha por salir adelante que la nostalgia por la Navidad en casa no existe».
¿Superaremos las 670 personas en UCI del pasado enero? «Teniendo en cuenta el porcentaje elevado de vacunación y la extensión de la tercera dosis en mayores pensamos que no llegaremos a esos números». Pero en estas fiestas hay un ingrediente nuevo. «Me preocupa ómicron», confiesa el doctor Castellanos, «entre tres y cuatro veces más contagiosa que delta y que llega con restricciones mínimas en la movilidad. Mi temor es que las medidas leves no sean suficientes para frenar la sexta ola».
Quien conoce mejor que nadie el zarpazo del virus vive unas navidades espartanas en encuentros sociales. «En Nochebuena nos juntamos tres. Mi mujer, mi hijo y yo. Ayer, un poco de golf y lectura. Mañana, otra vez a luchar a la UCI. Castellanos sabe que uno de cada tres pacientes intubados y ventilados mecánicamente por la infección no vivirá. Y está convencido de una realidad: »Me preocupa la falta de vacunación en el hemisferio sur. Si los gobiernos no actúan globalmente esta pandemia no terminará nunca«.
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Navidad también complicada en centros privados como el Imed. Allí trabaja Fernando Peraza, coordinador de Urgencias. «El aumento de contagios es brutal, pero gracias a Dios en la mayoría de casos es una gripe 'light'». De las más de 550 entradas de ayer alrededor de un 80% fue de personas con sintomas sospechosos de Covid.
El doctor Peraza advierte: «Se va a contagiar todo el mundo. Nos demos cuenta o no. Ya es difícil no contraer la gripe y más lo es no infectarse del Covid». Ayer había más de 20 profesionales en el servicio. «Lo estamos dando todo y sabemos que nos toca el pico de contagios». En el centro, «cero celebraciones» y en lo personal, «contacto familiar muy íntimo, con no más de seis en las comidas».
Paula García tiene 34 años. Enfermera de urgencias. Heroína cotidiana en el equipo del Imed, con ADN de servicio y cariño a los enfermos. «En Nochebuena pasaron por nuestros cuidados... Buf... Te diría 150 pacientes con síntomas de Covid, pero igual fueron más». Acabó rota, se fue a casa, se duchó «a conciencia» y celebró la Nochebuena con su madre enferma. «Ella en el comedor, yo en la cocina». Ayer, en Navidad, «otra vez a luchar».
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