La historia que se esconde detrás del emoticono de la paella de WhatsApp: de la abuela Paquita al chef José Andrés
Los emojis ya forman parte de nuestra vida y de nuestra forma de comunicarnos
Que los emojis forman parte ya de nuestra vida y de nuestra forma de comunicarnos es algo indiscutible. Cada día, cuando abrimos el WhatsApp o nuestras redes sociales, vemos mensajes con emojis, tanto de personas de tu entorno como de marcas a las que sigues. Lo que nadie sabe es que algunos de estos símbolos que empezaron a utilizarse para apoyar los mensajes y dotarlos de una mayor expresividad y de un tono concreto, tienen una historia detrás.
«Cuando trabajaba en WhatsApp, cambié los ingredientes del emoji de paella para que coincidiera con la receta de mi abuela. Ella ya no está entre nosotros, pero su paella vivirá (digitalmente) para siempre», compartía Alfonso Gómez-Jordana en la red social X, respondiendo a un hilo en el que la gente contaba datos curiosos sobre su vida.
Gómez-Jordana cuenta en una entrevista concedida al diario El País que se crio en Alicante. «La familia de mi padre es de Benidorm, cuando era un pueblo de pescadores, antes del boom del turismo». Estudió Informática y Administración de Empresas en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y durante la carrera creó una startup con un compañero de California.
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«Aquella no salió bien, pero conocí Silicon Valley y en 2015 me mudé a San Francisco». Su primer trabajo fue en Google. «Mi primer proyecto fue en la caja esa de Google que molesta tanto para indicar que no eres un robot indicando las señales de tráfico que se ven. Allí estuve 10 años y en 2017 pasé a WhatsApp, cuando era un equipo de 100 personas. Al irme (en 2021) ya éramos 2.000 y ahora serán unas 5.000», afirma.
De ahí que el madrileño conozca tan bien el proceso de creación de los emojis de WhatsApp. «Existe un comité internacional de estandarización de emojis llamado Consorcio Unicode, que se reúnen cada dos semanas y decide los nuevos que saldrán. Después, cada empresa (Facebook, WhatsApp, Google, Apple, etc.) se encarga de dibujar los suyos propios», continúa explicando.
Conseguir que existiera el emoji de la paella entre tantos platos típicos del mundo fue algo rememorable, tal y como recuerda uno de sus impulsores, Eugeni Alemany. «Los de Wikipaella, una asociación para la preservación de la paella, me contrataron para presentar un acto -en 2014- al que también fue José Andrés. Para animar las redes antes del evento y crear conversación, cuando Twitter molaba, se me ocurrió sugerir a la gente que pidiéramos el emoticono de la paella. La agencia de publicidad que había entonces detrás de La Fallera se tomó en serio mi iniciativa. Contactó con Consorcio Unicode y respondieron que atendían a estas solicitudes si había una necesidad real o una demanda social«, contaba.
Al poco tiempo lo consiguieron, pero no con el resultado esperado. Y es que, el emoticono de la paella estaba compuesto por mejillones, guisantes y gambas, algo por lo que se quejaron formalmente a Unicode y por el que el chef José Andrés movió cielo y tierra poniéndose en contacto con algunos trabajadores de Apple.
Al poco tiempo, esas quejas, llegaron como por arte de magia a las manos de Alfonso. «Cuando se estaban revisando los emojis, vi que los ingredientes que aparecían no correspondían con los de una paella valenciana. Pensé que lo primero que había que cambiar era eso y recordé a mi abuela Paquita, que era alicantina y le encantaba hacer paellas. En mi opinión, las mejores del mundo. Entré en la página de la Wikipaella y vi cómo era la oficial. Me aseguré de que los ingredientes del nuevo emoji estuvieran dentro del canon y luego añadí los que usaba mi abuela alicantina», concluye.