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La filosofía y su incalculable valor profesional en la actualidad

LAS PROVINCIAS y la UCV organizaron el jueves un encuentro con diferentes profesionales para poner en valor todo lo que cabe esperar de esta disciplina

SUPLEMENTOS

Domingo, 14 de mayo 2023

Limitarse a pensar que la filosofía es una simple materia escolar es un error grosero. Sus conocimientos no se quedan ahí y su influencia es inimaginable. Afecta a todas y cada una de las ramas del saber humano y a todos los ámbitos de la sociedad. Para demostrarlo, y con la ayuda de expertos de diferentes campos, LAS PROVINCIAS, junto a la Universitat Católica de Valencia (UCV) organizó el pasado jueves la Mesa de Expertos 'El valor de la Filosofía en ámbitos profesionales' en la Sala VIP de La Rotativa, el espacio de eventos del periódico.

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El encuentro fue moderado por la periodista Isabel Domingo, jefa de la sección de Economía de LAS PROVINCIAS, y buscó respuestas a cuestiones como: ¿De qué hablamos cuando ponemos sobre la mesa la palabra 'filosofía' en el mundo actual? o ¿Cómo podemos aplicar ideas de la filosofía en el día a día de nuestros puestos de trabajo? Para aportar algo de luz, se dieron cita Ginés Marco, decano de la Facultad de Filosofía, Letras y Humanidades de la UCV; Alfredo Esteve, secretario de la misma; Amparo Aygües, periodista e investigadora en bioética;Vicente Moya, entrenador personal; y Julen Carreño, escritor y profesor de latín y oratoria, que se unió vía telemática.

Para Marco, al hablar del término filosofía, hay que distinguir entre una filosofía con mayúsculas y otra con minúsculas. «La filosofía con mayúscula se refiere a un saber de ultimidades que se adentra en el origen, en los porqués y, sobre todo, en los fines y el para qué», expresó el decano de la Facultad de Filosofía, Letras y Humanidades de la UCV. El primer recuerdo que aterriza en la mente de Esteve es que «filosofía es igual a vida». El secretario de la Facultad de Filosofía, de la Universidad Católica destacó que esta busca «descifrar en qué consiste la vida» y que su objetivo es «que la sociedad funcione mejor». «Si no mejora la vida de las personas, vale de poco», apuntó.

Vicente Moya, entrenador personal, aportó junto a Julen Carreño, escritor y profesor de latín y oratoria, una visión desde el punto de vista de la enseñanza y la docencia. Moya recordó el origen etimológico de la palabra filosofía: «Del griego, amor a la sabiduría, tendemos por naturaleza al saber, estar constantemente haciendo preguntas es clave en la vida, el pensar cómo hacer las cosas mejor». Carreño dijo que cuando hablamos de filosofía «hablamos de algo muy distinto de lo que deberíamos hablar, no debería sonar a mística aquello de 'tómatelo con filosofía'. Hay que hablar de unas preguntas que nos tenemos que hacer desde la infancia». Aygües, periodista e investigadora en bioética, cerró el debate apuntando que «tenemos que hablar de profundizar sobre la vida humana».

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Ámbito laboral

¿Tiene espacio la filosofía en el ámbito laboral? Fue otra de las incógnitas que sondearon la mesa de expertos de La Rotativa del periódico. Evidentemente, la filosofía tiene cabida en el ámbito laboral porque tiene cabida en todos los ámbitos de la vida. Marco afirmó que «hay cada vez más ámbitos de conocimiento donde hace falta un trato directo con la filosofía para canalizar muchos otros saberes». Contradijo a aquellos que dicen que la filosofía no tiene salidas: «Tiene una salida mucho más grande que la mera docencia. En áreas como la comunicación o los recursos humanos tiene cabida, también en lo político». Amparo Aygües siguió en la misma línea: «No es que tenga cabida, es que es necesaria porque implica preguntarse temas éticos sobre cómo nos relacionamos con los demás. La filosofía es pertinente y muy necesaria».

Alfredo Esteve también lo dejó muy claro: «La filosofía debe tener un lugar privilegiado siempre por ser un saber especial». Vicente Moya explicó cómo influye la filosofía en su metodología: «La transformación personal es muy importante, cuando trabajo con una persona quiero que mejore para ser feliz y que disfrute del proceso, que sea un encuentro productivo y enriquecedor». Julen Carreño apoyó a Moya: «Me gusta hablar con los alumnos de la vocación en sí, es un error moverse en la idea de trabajar para vivir».

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Una de las infinitas funciones de la filosofía es su fuerte capacidad para incentivar etapas si se enseña desde bien temprano en los centros académicos. Fue una de las conclusiones que se pudieron extraer de la mesa. El decano Marco recordó que «hay centros que lo aplican desde muy pronto porque piensan que todo parte desde la infancia, que la filosofía puede armonizar la personalidad con contenidos adecuados para niños, para formarlos».

Esteve fue en la misma línea de pensamiento: «Puede ser iluminador porque abre espacios para alumnos que no se habían planteado antes, puede ser muy interesante para ellos. Añade que tengamos consideraciones de otra perspectiva para aportar a la sociedad». Para Amparo Aygües, «hay un interés específico en que no pensemos», sin embargo, apoyó la idea de que la filosofía «ayuda al pensamiento crítico de los adolescentes y a la idea de que no estén robotizados».

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Los expertos coincidieron en que, durante la infancia y la adolescencia, surge en el ser humano la capacidad de asombrarse. «El drama de nuestro tiempo es la pérdida de la capacidad de asombro ya que están robotizados y sometidos a un pensamiento único. La apuesta por la filosofía da capacidad de salir de nosotros mismos ya que muchos alumnos no se pueden perdonar cometer errores o verse envueltos en malas calificaciones», comentó Ginés Marco.

Moya subrayó la importancia de que exista una asignatura como ética o filosofía y que, en caso de no hacerlo, «haría falta un filósofo que mejorara, entre comillas, todas las materias, sin ser la filosofía superior a ninguna, claro». La filosofía tiene siempre algo que decir ya que está presente en todos los ámbitos y asignaturas, no solo en la propia materia. «Necesitamos impregnar la primera infancia de filosofía mucho antes de bachiller, que es muy tarde», aconsejó Carreño.

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Influencia total

La filosofía tiene influencia en multitud de campos. Completar la carrera de Filosofía, de hecho, ofrece muchas más oportunidades de lo que la gente pueda pensar. «Una en concreto es el asesoramiento en grandes instituciones; queremos trascender la visión tradicional y que existan personas del ámbito de la filosofía ahí es fundamental», expresó el decano de la Facultad de Filosofía, Letras y Humanidades de la Católica. Sentado en frente, Esteve añadió que «serían voces interesantes que habría que escuchar y que podrían servir para abrir los oídos del resto».

Amparo Aygües dió otro punto de vista: «Creo que los comités de expertos hoy en día se usan para secuestrar determinados debates». Mientras que Moya, apeló al 'dime con quién te juntas y te diré quien eres', para sugerir la idea de que las personas que ocupen altos cargos deben rodearse de gente que haya estudiado y tenga «una visión holística». Cuando se habló de asesores, fue inevitable que saliera a debate –encontrarse en época de campaña electoral es tentador– la política.

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Hubo unanimidad sobre la idea de la precarización en la que se ve inmersa la política. La periodista e investigadora en bioética apuntó que «hay una falsedad intrínseca hoy en día, no tienen nada que ver los políticos de la Transición, que dejaron al margen sus pensamientos políticos por una causa mayor, con los de ahora que se centran en el insulto al otro». Su uso del lenguaje desvía el foco de otras cuestiones de relevancia como la Sanidad o la Educación. «Se va al titular con el insulto y no a los temas importantes», añadió. Alfredo Esteve cerró el bloque asegurando que «la democracia debería traer valores diferentes al enfrentamiento a través del diálogo y la capacidad de escucha».

La racionalidad y la emotividad confluyen en el proceso de la toma de decisiones. Cómo lograr el equilibrio entre ambas no se antoja fácil. Esteve, sobre el mundo de las emociones, explicó que «nos queda mucho por aprender, como sociedad occidental hemos dado prioridad a lo racional y hemos dejado de lado la afectividad, que es muy rica y profunda». Amparo Aygües le siguió aportando que «el vacío de la racionalidad y de pensar hoy en día es patente».

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De moda

Parece que la filosofía se ha puesto de moda. Gran parte de culpa la tiene el reciente 'revival' del estoicismo en las últimas décadas. Sobre la mesa, hubo unanimidad sobre esta cuestión. Marco, muy participativo, reconoció que «la filosofía trasciende al estoicismo» y que «ha ayudado mucho el hecho de estar en un tiempo de desmoronamiento moral» para que se haya puesto de moda. Aygües no dejó pasar que el estoicismo «es una escuela, con sus aportaciones» y que, en la sociedad actual, hay también un resurgir de la tradición filosófica rival al estoicismo: el epicureísmo. «Las redes sociales no ayudan porque se sube todo lo que uno hace y la gente parece muy feliz», relató. Vicente Moya recordó que, al estar en una época de crisis, es el momento en el que «siempre surgen filosofías y estamos desde el inicio del tercer milenio en una época de variadas crisis». Dejó como pauta a seguir, que «no hay que quedarse en uno mismo».

¿Qué papel puede, y debe, jugar la filosofía en la llamada cuarta revolución industrial? ¿Qué rol debe desempeñar ante las nuevas tecnologías y los mundos que se abren con la inteligencia artificial (IA) o el metaverso? ChatGPT lo está cambiando todo y fue objeto de debate. «Es un riesgo que está a meses vista e implica distanciamiento y mancilla la identidad. Ante esta interacción hombre-máquina, hace falta una reacción», apostilló Ginés Marco. Esteve añadió que «puede ser un problema el hecho de estar al servicio de la máquina y puede resultar muy perjudicial», y animó a «hacer una llamada de atención porque aún estamos a tiempo de ver hacia dónde queremos ir». Aygües lanzó la misma pregunta y Carreño, que reconoció haber estado manejando la herramienta ChatGPT, explicó que «me puede redactar una tesis doctoral sobre un tema, pero no va a saber de ese tema en realidad». Marco apeló a rescatar la identidad, ya que percibe un paulatino deterioro de la misma. Seguidamente concluyó el bloque con una analogía de Rodin: «El escultor no añade, quita. El ChatGPT nos escribirá el texto y a nosotros nos quedará pulirlo. Por tanto, nuestra creatividad va a quedar reducida y esto va a ser desmoronador para la docencia».

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