La dignidad no caduca: buen trato, respeto y derechos para una vejez que quiere ser vivida
LAS PROVINCIAS y Savia organizan un emotivo debate para reivindicar el buen trato a las personas mayores y transformar el modelo residencial
Sandra Paniagua
Sábado, 14 de junio 2025, 23:59
«Nos han repetido tanto que ya no servimos para nada… que hemos acabado creyéndolo». La frase, lanzada por Sacramento Pinazo, presidenta de Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología (SVGG), cayó como un espejo en mitad de la sala. La idea reflejó una verdad incómoda: muchas personas mayores interiorizan el desprecio social que reciben y acaban renunciando a su valor, a su voz, a su lugar en el mundo.
LAS PROVINCIAS, junto con Savia Residencias, organizó una mesa de expertos coincidiendo con la celebración del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez con esta temática que nos interpela a todos: el buen trato a las personas mayores. Además, el debate giró en torno al libro ilustrado 'Trato Hecho', una herramienta pensada para formar a profesionales del cuidado, pero también para conmover, para abrir ojos y corazones.
En un mundo que envejece, que a veces olvida lo esencial mientras corre tras lo urgente, el mensaje fue claro: cuidar bien no es un lujo, es una necesidad, y hacerlo con dignidad, una obligación ética y social. A la cita, además de Sacamento Pinazo, acudieron Mary Martínez, directora de Operaciones de Savia; Marisa García-Merita, presidenta del Consejo Valenciano de personas mayores; y Asunción Pérez, defensora del mayor del Ayuntamiento de Valencia.
«No somos una carga»
La presidenta de la Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología fue contundente al denunciar el edadismo —la discriminación por edad— como una forma sutil pero persistente de maltrato. «La sociedad invisibiliza a las personas mayores, les resta protagonismo, las margina», señaló. A su juicio, no es necesario tener 80 años para sufrir discriminación: «Desde los 45 o 60 ya te consideran fuera del sistema laboral. No se sabe reconocer el valor de la experiencia».
Y lo resumió con una frase que dolía por su crudeza: «La Comunitat Valenciana no es país para viejos». Una llamada de atención directa, sin rodeos, y que resume en seis palabras una realidad que se resiste a cambiar.
Asunción Pérez recordó con dolor algunas de las quejas que recibe: «Nietos que maltratan a sus abuelos, hijos que no visitan a sus padres… Hay una falta de respeto preocupante. Yo vengo de una generación donde los abuelos eran los primeros en la mesa. Ahora se ven como una carga más que como sabiduría».
Para Marisa García-Merita el problema radica en que «se cosifica a las personas mayores. Si no son útiles, se desechan. Se olvida que todos seremos mayores algún día, y cuando desarrollamos tecnologías o servicios sin pensar en la vejez, estamos trabajando en contra nuestra».
Desde su experiencia como directora de Operaciones de Savia, Mary Martínez abordó con sinceridad las raíces del modelo residencial: «Venimos de un modelo basado en la beneficencia, en el asilo. A pesar de los avances, aún arrastramos inercias de protección excesiva que derivan en trato infantilizado o negligente. A veces, sin darnos cuenta, dejamos de mirar al residente como persona».
Savia Residencias lleva años formando a sus profesionales en un modelo centrado en la persona. «Las residencias deben ser hogares, no instituciones. El cambio implica formar, sensibilizar y dotar de herramientas a los equipos. Por eso creamos este manual, 'Trato Hecho'. Porque cuando se comprende qué es el buen trato —y también el mal trato— se puede transformar la atención cotidiana».
Pinazo reforzó esta idea: «El maltrato no siempre es un golpe. Puede ser una omisión, una palabra fuera de lugar, una mirada que no ve. Por eso el libro usa imágenes, ejemplos reales, escenas del día a día que ayudan a identificar esas situaciones».
Un libro como excusa
'Trato Hecho' es más que un manual. Es el resultado de años de formación, reflexión y experiencia. Sus ilustraciones, obra de María Navarro, retratan escenas reales que ocurren en los centros residenciales. «Queríamos que fuera fácil de comprender, también para las nuevas generaciones que sabemos que leen poco», explicó Mary Martínez.
La publicación aterriza conceptos como sujeción cero, atención personalizada o estimulación cognitiva en gestos concretos: dejar que una persona con demencia barra su habitación, regular la luz y el sonido para reducir la ansiedad, tratar como adulto a quien lo es. En palabras de Mary Martínez: «Se trata de dignificar. De actuar desde el respeto, no desde la prisa o la rutina». De hecho, Martínez recordó que los centros de Savia Montán, Savia La Nucia y Savia Lliria están certificados como residencias «amigable para las personas con demencia» por la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA).
El encuentro también sirvió para poner el foco en los obstáculos que dificultan el cambio. La administración es, muchas veces, un muro. «El sistema no está preparado. Las valoraciones tardan meses, las ayudas no llegan. Los mayores se pierden entre papeles», denunció Asunción Pérez.
Pinazo fue aún más crítica: «Llevamos décadas sin avanzar. Sin una estrategia clara, con valores y presupuesto, no se puede transformar el modelo. Este libro es una semilla, pero hace falta voluntad política para regarla».
¿Quién cuida a quién?
El perfil del profesional que trabaja en residencias también ha cambiado. «Antes había vocación. Hoy, muchos llegan porque no hay otra salida. La rotación es alta y el desgaste emocional muy grande», lamentó Martínez. A esto se suman las desigualdades salariales: «No se reconoce la responsabilidad que implica cuidar a personas vulnerables. Falta motivación y eso impacta en la calidad del trato».
Por su parte, Pinazo subrayó que formar adecuadamente a todos estos profesionales es esencial: «Hay que tener claro qué es el buen trato, pero también contar con condiciones laborales dignas. Si no cuidamos en condiciones al cuidador, el sistema se agota».
Sembrando en la infancia
La educación emocional y el respeto a la vejez no se improvisan. «Desde los colegios deberíamos trabajar los vínculos intergeneracionales. Hacer actividades donde los niños hablen de sus abuelos, entiendan lo que aportan», propuso Pérez. «Debería ser una asignatura obligatoria».
García-Merita insistió en implicar a toda la sociedad, incluidas las empresas: «Tenemos que exigir nuestros derechos. Las personas mayores también somos responsables y debemos hacernos oír».
Para Sacramento Pinazo, hay cinco pilares que sostienen el bienestar humano: la identidad, el apego, la inclusión social, la ocupación y el confort. «Si una residencia no garantiza eso, no está cuidando bien. No se trata solo de medicar o alimentar, Si no de permitir que la persona siga siendo quien es, con sus gustos, sus rutinas, su historia».
Mary Martínez reforzó este punto: «Hemos visto a personas con deterioro cognitivo sonreír al barrer, al hacer algo que les conecta con su vida anterior. Eso no está en ningún protocolo médico, pero es tan importante como una medicación adecuada».
Hacia una sociedad mejor
El futuro, coincidieron todas, pasa por construir entornos amigables, accesibles, donde se valore la vejez y se fomente la participación activa. «Combatir el edadismo es también evitar el autoedadismo —esa voz interna que nos dice que ya no valemos nada—», apuntó Pinazo.
Y en ese camino, el papel de proyectos como el de Savia es clave. «Ojalá este libro se difunda, llegue a otras residencias, a colegios, a familias. Que sirva para cambiar miradas», deseó Mary.
«Si no hay un cambio profundo de mentalidad, seguiremos construyendo un futuro en el que envejecer será un castigo», advirtió Marisa García-Merita. «Y eso, simplemente, no nos lo podemos permitir».
Porque envejecer no debería ser motivo de olvido. Sino de orgullo, de cuidado, de reconocimiento. Como dice el título del libro: trato hecho. Y que sea un buen trato, siempre.
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