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España es uno de los países más longevos del mundo. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la esperanza de vida supera los 83 años, ... y el 22% de la población tiene más de 65 años. Este envejecimiento demográfico no es solo un dato estadístico: es una revolución social que exige repensar políticas públicas, servicios y, sobre todo, la forma en que concebimos la vejez. Ante este escenario, la Universitat de València, a través del Instituto Universitario de Investigación Social, Cooperativismo y Emprendimiento (IUDESCOOP), y en colaboración con ILUNION VidaSénior, ha creado LongevidadLab, un laboratorio pionero que busca analizar y transformar los retos del envejecimiento en oportunidades.
Presentado oficialmente en la Facultad de Derecho, este proyecto nace con una visión interdisciplinar y aplicada, combinando investigación, formación y divulgación. ¿Y por qué un laboratorio sobre longevidad? Los codirectores del LongevidadLab e investigadores de IUDESCOOP, María José Vañó y Gustavo Zaragoza, explican que el objetivo es «dejar de ver la vejez como una carga y convertirla en un motor de cambio». «No hablamos de un rincón de pobres ancianos enfermos. Hablamos de más de 9 millones de personas que aportan conocimientos, cuidados, impuestos y votos», subraya Zaragoza. Y María José Vañó añade: «Llevamos años trabajando en temas como vivienda, energía o dependencia, pero faltaba un espacio que integrara todas estas miradas. LongevidadLab surge para dar respuestas prácticas, no solo teóricas».
LongevidadLab se articula en torno a tres grandes ejes: formación, investigación y divulgación. En el ámbito formativo, el laboratorio impulsa la participación de estudiantes de posgrado en proyectos relacionados con la longevidad, fomentando tesis doctorales y trabajos de fin de máster y grado. «Queremos que los jóvenes investigadores se sumen a este reto y aporten una mirada fresca e intergeneracional. La formación es clave para generar conocimiento y preparar a la sociedad para los cambios que vienen», destaca Vañó. En cuanto a la investigación, el laboratorio define tres líneas prioritarias: vivienda, vulnerabilidad energética y cuidados. «La vivienda es un pilar fundamental para la autonomía de las personas mayores. Estamos analizando alternativas como el 'cohousing', que permite vivir de forma independiente pero con servicios compartidos, y también cómo mejorar la atención domiciliaria para que los mayores puedan permanecer en su hogar el mayor tiempo posible», explica Zaragoza. «En el ámbito energético, nos preocupa que muchas personas mayores no puedan mantener unas condiciones adecuadas en sus casas, lo que afecta directamente a su salud y bienestar. Buscamos soluciones innovadoras, como el autoconsumo energético y la mutualización de servicios, para garantizar que nadie quede atrás», añade Vañó.
María José Vañó
Gustavo Zaragoza
La tercera línea, los cuidados, es especialmente relevante en una sociedad que envejece rápidamente. «Queremos analizar y proponer modelos de cuidados más humanos, personalizados y sostenibles, que reconozcan el papel de las mujeres mayores y fomenten la corresponsabilidad social», señala Zaragoza. «Además, trabajamos para reducir la brecha digital, porque el acceso a la tecnología es hoy un derecho básico. Aunque la mayoría de los hogares tiene un smartphone, muchos mayores no cuentan con la formación necesaria para aprovecharlo. Por eso, impulsamos programas de capacitación y redes de apoyo intergeneracional».
La divulgación es el tercer pilar de LongevidadLab. «Combatir el edadismo y cambiar la percepción social de las personas mayores es una de nuestras prioridades. Queremos que la sociedad vea a los mayores como lo que son: un activo fundamental, con experiencia, conocimientos y capacidad de influencia», afirma Vañó. El laboratorio prepara informes, podcasts y campañas en medios de comunicación para trasladar una imagen realista y positiva de la longevidad.
El envejecimiento de la población es uno de los grandes desafíos del siglo XXI, pero también una oportunidad única para construir una sociedad más justa, inclusiva y solidaria. «La longevidad no es un problema, sino una conquista social. España ha logrado que millones de personas vivan más y mejor, y ahora debemos adaptar nuestras políticas, servicios y mentalidades a esta nueva realidad», reflexiona Zaragoza. Para los codirectores de LongevidadLab, es fundamental que las políticas públicas dejen de ver a los mayores como una carga y los reconozcan como una oportunidad. Uno de los grandes objetivos del laboratorio es cambiar la mirada social sobre el envejecimiento. «Es importante que las políticas públicas tengan en cuenta esta situación. Que vean a los mayores no como un lastre, sino como una oportunidad», defiende Vañó. «No podemos dejar de perder sus conocimientos».
Los expertos coinciden en señalar una clara desconexión entre la realidad demográfica y las políticas públicas actuales. Si bien la longevidad es un logro social innegable, las administraciones públicas aún no han sabido adaptarse a este nuevo escenario. Las políticas existentes a menudo perpetúan estereotipos negativos sobre la vejez, viéndola como una carga en lugar de reconocer el potencial y la experiencia de las personas mayores. Es urgente un cambio de enfoque que impulse medidas innovadoras en áreas como la vivienda, la energía, los cuidados y la participación social, garantizando que las personas mayores puedan vivir con dignidad, autonomía y plenos derechos. Y Zaragoza coincide: «Mientras se siga infantilizando a los mayores, se los siga identificando como de un gasto inasumible, mientras que se los siga identificando como algo asistencial, no vamos a salir de esa concepción de mayor costo, mayor carga. No, no, no... El mayor en estos momentos es un elemento activo dentro de la sociedad. Y para eso ha surgido el LongevidadLab, porque queremos tener una presencia constante e ir generando esa opinión en los ciudadanos».
LongevidadLab aspira a tejer una gran red entre investigadores, estudiantes, profesionales delos cuidados, entidades del cooperativismo, asociaciones de mayores e instituciones públicas. «Estamos ayudándoles a que sean conscientes del poder y del potencial que ellos tienen. Son un lobby muy potente en estos momentos», subraya Vañó. El laboratorio ya prepara nuevas jornadas, convocatorias de premios para trabajos universitarios y proyectos de divulgación a nivel nacional. Su meta es clara: que la longevidad deje de ser vista como un problema y se convierta en una oportunidad para toda la sociedad. Porque, como concluye Zaragoza, «lo que estamos es sometidos a un auténtico fenómeno revolucionario y lo tenemos que abordar con esos retos y oportunidades, con esas luces y con esas sombras». El nuevo laboratorio valenciano es, en definitiva, un faro para repensar el envejecimiento en España, un espacio donde la experiencia, la innovación y la solidaridad se unen para construir una sociedad más justa, inclusiva y preparada para vivir más y mejor.
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