Estafadores embaucan a madres de Valencia por el móvil: «Mamá, ponme 8.000 euros en el banco. Mi gestor te llama»
Una vecina de 79 años relata el engaño con el que estuvo a punto de transferir sus ahorros a un tándem de delincuentes que se hicieron pasar por su hija y un asesor bancario llamado Ignacio
Sabían que su hija se llama Bea y, en su nombre, engañaron a una mujer de 79 años de Valencia que estuvo a punto de ... caer en la trampa: transferir casi 8.000 euros a la cuenta de unos estafadores. Le sucedió a Virtudes hace sólo dos semanas, sin que hasta la fecha haya sabido «de qué manera me 'hackearon' el teléfono móvil» hasta «averiguar el nombre de mi hija» y lograr insertar un nuevo contacto de What'sApp en el que la falsa Bea apelaba a un ingreso de dinero urgente.
«Decía que se le había roto el teléfono y que escribía desde otro», técnica para evitar las cautelas de la víctima ante un número distinto al habitual. «No sospeché porque realmente parecía la manera de expresarse de mi hija y cuando le llamé para hablar con ella hasta tenía su misma voz», relata la mujer. La familia no descarta incluso que hayan escuchado audios con el espionaje del teléfono para adecuar el tono «o incluso usado algún tipo de doblaje con inteligencia artificial».
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El gancho era la necesidad de pago de unos recibos urgentes por valor de 7.980 euros que la hija no podía realizar precisamente por el aludido problema con su teléfono móvil. «Lo tenían todo muy estudiado porque hasta me decía que hablara con su gestor, un tal Ignacio, que me explicaría lo que había que hacer», detalla Virtudes. Obviamente, se trataba de un aliado de la falsa Bea dispuesto a guiar a la mujer a la trampa de viva voz.
En un momento de titubeo, a Virtudes se le ocurrió consultar a su marido ante los extraños sucesos. Pero la estafadora con disfraz de hija apartó esa posibilidad de un plumazo: «No mamá. Esto que sea entre tú y yo. No quiero tampoco que se enteren todos».
La falsa Bea indicó a la víctima que fuera al banco Santander, sacara «primero 3.000 euros» para luego ingresarlos en el BBVA, un movimiento para tratar de despistar en el seguimiento de la operación fraudulenta. A continuación, «Ignacio te indica todo cuando estés ahí». La mujer subió a su coche y comenzó a buscar una sucursal del Santander cerca de Godella. «Llegué a encontrarla, pero estaba tan nerviosa que no fui capaz de pulsar los números correctamente en la pantalla del cajero», recuerda.
Entonces sucedió algo providencial: Virtudes telefoneó a la verdadera Bea, no a la falsa del contacto de What'sApp. Cuando la hija respondió y su madre le pidió ayuda para la operación, ésta respondió asombrada: «¡Pero mami, yo no te he pedido nada! ¿Qué dices de un banco? ¡Esto es una estafa!».
«¡No tengo ni un euro!»
Ignacio (o como se llamara realmente) todavía volvió a presionar a Virtudes con una nueva llamada, pero en esta ocasión la mujer le respondió muy enfadada: «¡No tengo ni un euro! ¡Ni uno!». Acto seguido, por indicación de su hija, bloqueó el contacto de la falsa Beatriz y al fin respiró tranquila.
Juntas, madre e hija, se desplazaron a la Comisaría de Burjassot de la Policía Nacional para denunciar. «Allí nos dijeron que, como la estafa no se había consumado, no era posible denunciar» los hechos. Es decir, que no se iba a investigar nada al tratarse de una tentativa.
«El agente que nos atendió nos explicó que no había manera de rastrear los teléfonos y que había muchas personas mayores que estaban siendo víctimas» con el mismo procedimiento. «Tenga cuidado», fueron las últimas palabras del policía antes de que madre e hija abandonaran la comisaría.
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