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Hugo Martínez
Valencia
Viernes, 18 de abril 2025, 12:52
En el corazón de la comarca valenciana de la Canal de Navarrés, entre montañas, pinares y barrancos, se esconde uno de esos rincones que parecen ... sacados de un catálogo de escapadas perfectas. Se trata de los Charcos de Quesa, un conjunto de pozas naturales de aguas cristalinas que invitan a caminar, a contemplar y, cuando el calor aprieta, a darse un buen chapuzón.
La ruta, de unos ocho kilómetros en total, es sencilla, agradable y accesible para senderistas de todos los niveles. Parte desde las afueras del pequeño municipio de Quesa y discurre por caminos bien señalizados, siempre con el sonido del agua como compañero de viaje. A medida que se avanza, el paisaje va revelando sus encantos: una vegetación mediterránea que huele a romero y pino, paredes de roca caliza moldeadas por el paso del tiempo y, lo más esperado, las pozas.
El Charco de las Fuentes, el Charco del Chorro, el Charco del Gruñidor o la profunda Poza Negra son algunos de los nombres que los lugareños han dado a estas piscinas naturales que se encadenan a lo largo del recorrido. Algunas son ideales para un baño tranquilo, otras tienen pequeñas cascadas y rincones para tumbarse al sol. Todas comparten ese aire de lugar secreto, aún no del todo descubierto por el turismo masivo.
Durante los meses de verano, los Charcos se llenan de vida: familias, grupos de amigos, parejas y amantes de la naturaleza se acercan a este paraje a pasar el día, siempre con el bañador en la mochila. Sin embargo, también es un destino perfecto fuera de temporada, cuando la calma reina en el sendero y el frescor del entorno invita más al paseo que al baño.
El entorno está acondicionado con una zona recreativa, merenderos y carteles informativos, lo que lo hace especialmente atractivo para pasar una jornada completa al aire libre. Además, el Ayuntamiento de Quesa ha puesto en marcha diversas medidas para garantizar el respeto y la conservación del paraje, como el control de acceso en temporada alta o la instalación de papeleras y baños ecológicos.
Llegar es sencillo, desde València, basta con tomar la A-7 en dirección a Albacete y desviarse hacia Navarrés. Desde allí, en apenas unos minutos más, se alcanza Quesa. Una vez en el pueblo, los carteles indican el acceso al paraje sin pérdida.
Visitar los Charcos de Quesa es, en definitiva, una manera de reconectar con la naturaleza, con el ritmo pausado del agua y con esos placeres sencillos que a veces se nos escapan. Porque no hace falta ir muy lejos para encontrar paisajes que nos dejen sin palabras, a veces basta con mirar un poco más cerca.
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