50 kilos frente a 300 nazis
Tess Asplund desafía sola a una marcha racista en Suecia y se convierte en símbolo contra el fascismo emergente en Europa
INÉS GALLASTEGUI
Domingo, 8 de mayo 2016, 22:19
Una mujer negra y menuda frente a 300 mocetones de uniforme, armados con banderas y gritando consignas racistas. Como el héroe anónimo de la Plaza Tiananmen delante de los tanques. «David contra Goliat». Así ha definido el fotógrafo sueco David Lagerlöf la imagen que ha dado la vuelta al mundo: la activista Tess Asplund, que apenas pesa 50 kilos, enfrentándose sola a una marcha del neonazi Movimiento de Resistencia Nórdica. Con los labios apretados de rabia y el puño -un puño muy pequeño, inofensivo- en alto.
«Resultó que estaba en el lugar adecuado», se quita mérito el autor de la instantánea, que ha convertido a la «afrosueca» Asplund en un símbolo de oposición ciudadana a la ascendente extrema derecha europea. «La gente ha reaccionado a la foto porque ella no representa ninguna amenaza para ellos y, sin embargo, se pone en una situación muy peligrosa: es un grupo violento y les desafía», reflexiona el fotógrafo de la revista antiracista Expo.
No se sabe mucho de ella. Es de origen africano, tiene 42 años y está en paro. Forma parte del grupo Afrophobia Focus, pero lleva más de la mitad de su vida militando en organizaciones de derechos humanos. Y el domingo, ante una manifestación de neonazis en su ciudad, Borlänge, sintió el impulso de hacerles frente.
«Notaba la adrenalina. Estaba tan enfadada... Sólo fueron un par de segundos. La policía me sacó de allí enseguida», relata la protagonista de una imagen que se hizo viral en las redes sociales. «Pensé: Ni hablar, no pueden manifestarse aquí. ¡Son nazis!». Después de ser apartada de la marcha a empellones por varios agentes, María Teresa, su nombre real, se unió a una contramanifestación y luego se fue a su casa. Aún le duraba el cabreo. Tardó horas en darse cuenta de que se había hecho famosa.
«Esto es un circo. Estoy alucinada -dice, algo agobiada por la repentina atención que suscita-. Espero que algo positivo salga de esa foto. Quizá lo que hice puede ser un símbolo: si una sola persona puede, todo el mundo puede».
El paraíso de los refugiados
En una manifestación legal del Primero de Mayo, los energúmenos nazis marchaban para pedir la expulsión de todos los inmigrantes del país. En Borlänge, a 200 kilómetros de Estocolmo, el 13% de sus 40.000 vecinos tiene origen extranjero, un porcentaje más bajo que la media del país (17%).
Suecia, con su modélico estado de bienestar, ha sido tradicionalmente acogedor: el año pasado, el número de solicitantes de asilo se duplicó hasta alcanzar los 163.000 a causa de la guerra en Siria. Pero mientras el Gobierno y las ONG se afanan por darles acomodo, la xenofobia gana terreno.
El emergente partido Demócratas de Suecia culpa a los inmigrantes económicos y los refugiados de la inseguridad ciudadana y les acusa de sangrar las arcas del Estado y provocar con ello recortes en las políticas sociales. Ahora es la tercera fuerza en el Parlamento de Estocolmo, pero los últimos sondeos auguran que, con un 25% de intención de voto, puede superar a los Socialdemócratas y los Moderados.
El fotógrafo David Lagerlöf no exagera cuando dice que los integrantes del Movimiento de Resistencia Nórdica son peligrosos; en enero, tras el asesinato de Alexandra Mezher, una funcionaria apuñalada por un adolescente somalí en un centro de menores, se echaron a la calle para apalear extranjeros y romper lo que pillaban.
Los amigos de Tess temen por su seguridad. Y ella tiene sentimientos encontrados: «Los nazis están muy enfadados, así que ahora pienso: Mierda, quizá no debería haber hecho eso; quiero paz y tranquilidad. Esos tíos son grandes y están locos. A mí me han llamado por teléfono para gritarme en medio de la noche».
Los medios suecos han comparado a Tess Asplund con otro icono del antifascismo en Suecia, Danuta Danielsson. Esta señora de origen judío y polaco, cuya madre sobrevivió al Holocausto, fue inmortalizada en 1985 mientras golpeaba con su bolso a un skinhead del Partido del Reich Nórdico.