Un camionero ucraniano que iba de Murcia a Letonia acaba perdido en un monte de La Rioja

Nadie se explica aún cómo un enorme tráiler frigorífico que debía transportar a Riga (Letonia) 22 toneladas de cítricos que había cargado en Murcia -tal y como marcaba la carta de porte CMR- terminó atrapado en un camino forestal en el paraje de Monte Hondo, varios kilómetros más allá de donde se encuentra el final de la carretera de Bonicaparra, en una zona montañosa del municipio riojano de Ezcaray. Totalmente fuera de ruta, desorientado y perdido, en grado superlativo, su conductor ucraniano apareció allí la madrugada del día siguiente y no tuvo más remedio que pernoctar en la cabina casi en el medio de la nada.

Por la mañana, un vecino se lo encontró lloroso y desesperado, por lo que le llevó al cuartel de la Guardia Civil, que desplazó a unos agentes hasta el lugar en el que estaba el vehículo y contactó con Íñigo Capellán, asiduo colaborador de la Benemérita y del Gobierno de La Rioja en diversas labores en el monte y carreteras. "Estaba muy complicado", reconocía Capellán el pasado domingo, aún sorprendido del lugar hasta el que había llegado el conductor su vehículo. "Debió de subir con las ruedas en el aire en tres curvas", dijo sobre la estrechez de la sinuosa carretera de montaña de Bonicaparra.

Con su tractor empujó el camión, que estaba atascado en el camino. Ayudó a maniobrar al conductor pero le veía poco práctico. Seguía nervioso y a punto estuvo, en más de una ocasión, de precipitarse por el barranco. Se comunicaban con la ayuda de un vecino de Ezcaray, también ucraniano. Había que sacar el vehículo de la pista, primero, y, después, conducir un kilómetro marcha atrás por la carretera, hasta llegar a un punto en el que dar la vuelta. Íñigo llamó a su primo José Manuel, avezado camionero. Para cuando llegó, él mismo había logrado retroceder ya unos 600 metros. En diez minutos, su familiar terminó la maniobra y bajaron a Ezcaray. "¡Menudos abrazos nos daba!", recuerdan del conductor, sin entender aún muy bien cómo llegó hasta allí. Dudan que el GPS fuera capaz de desviarse tanto. Los vecinos creen más bien que el camionero puso en el navegador unas coordenadas o un nombre erróneos.