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Las princesas Amalia, Ariadna y Alexia lucieron los modelos de Pili Carrera el día de la entronización de sus padres.
El hilo de las princesitas

El hilo de las princesitas

Empezó en los 60 con una máquina de coser en casa y ahora los vestidos de Pili Carrera cuelgan de los armarios de todos los palacios reales. «Si eligen lo nuestro es porque no encuentran nada más bonito»

ester requena

Viernes, 13 de febrero 2015, 12:22

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Salomé Carrera conoce bien la sensación que sintió Iker Casillas cuando levantó la Copa del Mundo de fútbol en Sudáfrica. Con esta comparación recuerda aquel 30 de abril de 2013, cuando vio en televisión que las hijas de Guillermo y Máxima de Holanda, las pequeñas Amalia, Alexia y Ariadna, llevaban vestidos de su firma, Pili Carrera, nada menos que en la ceremonia de entronización de sus padres. Millones de ojos escrutaban un diseño en jacquard amarillo -un tejido brocado de lino, seda y algodón- totalmente made in Spain salido de una fábrica de cien empleados del pequeño Mos, un pueblo de 14.000 habitantes de Pontevedra.

Y todo por casualidades de la vida. Salomé Carrera, la actual directora general e hija de Pili Carrera, mandó un catálogo con destino al palacio holandés. "Nada te baja del cielo y nadie viene a buscarme a mí aquí. Hay que ir fuera, buscar clientes, ir a ferias, moverse... y lo mandé", recuerda Salomé, la segunda generación de una empresa familiar con más de medio siglo de vida. Solo unas semanas después llegaba un pedido de la asistente de la entonces princesa Máxima (hoy reina), pero jamás sospecharon que fuese para tan señalado día. El modelo rondaba los 200 euros. No fue lo único que compraron -la casa real holandesa no admite regalos-. Un día antes las niñas llevaban otros vestidos de la firma española, aunque no se les vio mucho porque los tapaba una gabardina. Desde entonces los armarios de las princesas holandesas se llenan de conjuntos de la marca gallega. También lucieron sus modelos en el primer Día del Rey que celebraron sus padres, en el posado oficial por el undécimo cumpleaños de la heredera, en la boda de Jaime de Borbón y Parma y Viktória Cservenyák... Aunque no detallan más de lo que se ve en las revistas. Confidencialidad y discreción obligan.

No son las únicas royals asiduas a los diseños de Pili Carrera. Sus vestidos han viajado a gran parte de las casas reales, aunque Salomé no suelta prenda. Ya se le ha visto alguno a la princesa Isabella de Dinamarca, que incluso posó con él para unas fotografías oficiales y se rumorea que Mary de Dinamarca le preguntó directamente a Máxima dónde había comprado los modelos de la entronización para hacer algún encargo. También la pequeña Stelle de Suecia ha aparecido en un acto llevando un abrigo gris con gorrito a juego totalmente made in Spain. Por supuesto, las infantas españolas cuentan con modelitos de Pili Carrera. Sofía lució un vestido floreado en la pasada misa de Pascua que la Familia Real celebró en Palma de Mallorca. Y así una larga lista de pequeños herederos...

«Todos reales clientes»

- Cuando coge una revista y ve a los pequeños royals vestidos de Pili Carrera, ¿cómo se siente?

- Pues muy bien (risas). Ellos pueden comprar lo que quieran y si eligen lo nuestro es porque no encuentran nada más bonito, aunque suene prepotente, es así. Y ya seas de la realeza o no, compras lo que realmente te satisface, si no, te vas a otro lado.

- ¿Y cómo lleva que la etiqueten como La modista de las pequeñas princesas?

- Mi madre dice siempre que todos nuestros clientes son reales clientes. Y a todos los clientes en esta casa se les atienden bien y de la misma manera. Aquí no hacemos distinción de ningún tipo. A todos les ponemos la alfombra roja.

Salomé se enorgullece de seguir con el mismo trato y forma de trabajar que cuando Pilar Rodríguez, su madre, alumbró el negocio allá por 1963. La suegra le regaló una máquina de coser y, "como su economía no era muy boyante", comenzó a hacer ropita para la recién nacida Salomé hasta que las amigas y vecinas empezaron a pedirle prendas. Luego una tienda quería que le hiciera algunas cositas. Después un representante con pedidos para la zona de Levante. Entonces Pilar Rodríguez y su marido, Bienvenido Carrera, unieron sus nombres y crearon oficialmente Pili Carrera. Ahora ya están jubilados aunque siguen pendientes de "un hijo más, lo han parido, lo han criado, lo han cuidado cuando estaba enfermo...", recuerda Salomé, quien ya inculca también su ilusión a sus hijas. "Ya no visten de Pili Carrera porque son mayores, pero vienen a la fábrica, les encanta la moda y me ayudan muchísimo con lo que me dicen".

Ellas se convertirán en la tercera generación de una empresa que más de medio siglo después no solo es la marca preferida de los pequeños royals, sino que vende en 15 países, cuenta con medio centenar de tiendas propias y sus prendas se ofrecen en 800 puntos de venta multimarca, entre ellos, los ingleses Harrods o los Neiman Marcus norteamericanos. De hecho, el 30% de su producción se vende fuera de España, pero todo el proceso de fabricación se sigue manteniendo en nuestro país, desde el diseño y patrones hasta la puesta del último botón. También sus líneas de puericultura, mobiliario y cosmética -ya han lanzado su propia agua de colonia infantil-.

Por el pueblecito de Mos desfilan estos días empresarios de Kuwait, Miami, Panamá, Corea, China... para conocer de primera mano las colecciones que saldrán en breve al mercado y realizar sus encargos. Algunos adaptados a sus costumbres. "Por ejemplo, para los países árabes se cuida con esmero el largo de los vestidos y faldas para que no se vean las rodillas de las niñas, todos los modelos llevan mangas...", detalla Salomé, quien a las 7.30 de la mañana ya está en su oficina en la que no para hasta las cuatro de la tarde, la hora a la que siempre intenta escaparse para comer con su familia. También la cena es sagrada en su casa, muy cerca de la fábrica, siempre que no tenga que atender clientes extranjeros.

Como estos días, en los que ya se pone a la venta su colección de ceremonia -una de las estrellas de la firma-, de la que saldrán muchos de los vestidos para los actos oficiales de las pequeñas royals. "Ya ha habido muchos pedidos", desliza Salomé. Eso sí, en unos meses costará hacerse con uno de ellos. Igual que pasó cuando las princesas holandesas lucieron sus trajecitos amarillos. Pero no por la promoción real. El modelo ya se encontraba casi agotado ese día, así que pocas niñas pudieron encapricharse de él porque sus producciones son limitadas.

La marca cuenta con una clientela fiel. Gwyneth Paltrow es una de sus fans. La actriz ya se había enamorado de los diseños, antes incluso que Máxima de Holanda. "La ropa de Pili Carrera es perfecta para ocasiones especiales y para un look más informal en general", sentenció Paltrow allá por 2011 en su blog al hablar de la ropita de su hija Apple y su hijo Moses. Aunque nadie sabe cómo conoció la empresa (quizá en sus periplos por España o puede que directamente en alguna tienda de Los Ángeles o Nueva York), Salomé solo deja entrever que no conoce a la protagonista de Shakespeare in love personalmente.

Su objetivo es seguir ampliando su catálogo de "reales clientes" en más países y situar sus tiendas en las principales calles comerciales del mundo: los Campos Elíseos, la Quinta Avenida...

- La pena es que las niñas de Obama se nos han hecho grandes, ¿no?

- Bueno, ya vendrá otro Obama con niñas pequeñas y las vestiremos (risas).

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