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El espacio del andén para las mujerse que van a los vagones reservados para ellas en Tokio.
Vagones sin manos largas

Vagones sin manos largas

En Londres se han disparado los abusos en el transporte público y estudian reservar convoyes sólo para ellas. Ya funcionan en una decena de capitales

fernando miñana

Lunes, 19 de enero 2015, 12:03

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Toni Marí es un alicantino de Ondara que en 2012, enmarañado entre las redes del paro en España, decidió tirar los dados en otra parte. La facilidad del idioma y los comentarios de algunos amigos de que allí era posible encontrar un trabajo con cierta rapidez le empujaron a México. La maleta, unos pocos ahorrillos y sacos repletos de ganas de prosperar en la vida a sus 36 años fueron todo su equipaje. Al poco de instalarse en esta ciudad descomunal decidió que debía empezar a familiarizarse con el metro. "El primer día subí a un vagón cuando llegó el tren y, de repente, un policía comenzó a darme voces y a decirme que qué hacía allí. Me quedé flipado: no entendía nada. Luego me explicaron que era un vagón reservado para mujeres, que allí existía eso para evitar que sufrieran robos y acosos".

México DF fue una de las ciudades pioneras en poner en práctica este sistema para proteger a las mujeres del acoso sexual en el transporte público. Según un reciente estudio de la Fundación Thomson Reuters y YouGov sobre la seguridad en las 16 urbes más pobladas del planeta, las mujeres que se sienten más acosadas verbal y físicamente se encuentran en Ciudad de México.

Desde 2008 se implantó el programa Viajemos Seguras, que establecía la separación en varios vehículos del transporte público de DF para evitar el acoso a las mujeres. Esta medida propició que, en un mes, las denuncias por abusos sexuales cayeran un 26%. De esta distinción que se ha expandido por otras grandes capitales de todo el mundo cuelga una pregunta: ¿Esta medida es vista como una muestra de seguridad o de segregación? Algunas mujeres alzaron la voz para decir que la solución no es aislarlas sino perseguir y castigar a los hombres que se propasan en los vagones atestados de gente.

Pero que nadie piense que este asunto es una rareza de lugares remotos. El problema también se ha propagado por Occidente. Londres está sopesando incorporar los denominados vagones rosas después de que las agresiones sexuales en el transporte público ascendieran de 2013 a 2014 un 20%. La ministra de Transportes, Claire Perry, alarmada porque los casos superaban el millar, propuso el 29 de septiembre, durante una reunión del partido Conservador en Birmingham, proteger a las mujeres en vagones reservados.

La sugerencia ha despertado un interesante debate entre los que están de acuerdo y los que ven en esta medida una acción similar a la segregación racial que sufrían los negros en Estados Unidos. Kate Grant escribió en The Independent que los vagones "reservados a las mujeres serían un insulto para los sexos", y, además, esgrimió el principal argumento de los detractores: "La lucha contra la criminalidad sexual solo puede empezar y terminar con los responsables (de los abusos), y no con las víctimas".

Toni Marí acabó encontrando un empleo y su vida, ahora, lleva viento de cola. Dany Ruiz, una de sus compañeras de trabajo, viaja en esos vagones reservados a las mujeres en el metro. "A mí me parece bien que existan porque los chicos son muy irrespetuosos y, además, es una forma de evitar los robos".

Esta joven de 22 años reafirma la idea que se tiene de que en el convoy mixto "es habitual que haya manoseo e incluso acoso" que, en ocasiones, se prolonga por la calle al bajar del metro. A ella le tocó vivir una vez la asquerosa sensación de que un hombre, aprovechando el barullo de un vagón atiborrado de viajeros, le sobara las nalgas. "Una amiga también me contó que una vez un señor se le quedó mirando y cuando bajó le tocó el culo". Casi todas las mujeres que viajan habitualmente en el metro o el Metrobús (la red de autobuses de la Ciudad de México) arrastran una experiencia de este estilo.

El acoso sexual no es exclusivo de México DF y hay varios países con líneas de metro con coches exclusivos para mujeres: Japón, India, Brasil, Dubai, Tailandia, Indonesia, Israel, Egipto, Malasia, Colombia... El 5 de enero se puso en marcha un servicio de autobús femenino en Katmandú, cuatro vehículos con 17 asientos para las rutas más importantes de la capital de Nepal en las horas punta. Es la medida adoptada por la Administración para acabar con un feo apunte en el estudio del Banco Mundial: una de cada cuatro jóvenes nepalíes sufre acoso sexual en el transporte público.

Violación en Tailandia

La relación causa-efecto fue mucho más brusca en Tailandia, donde se introdujeron estos vagones el pasado verano después de que un suceso desgarrador saltase a la portada de los periódicos: el caso de una niña de 13 años que fue violada, asesinada y tirada desnuda por la ventanilla del tren que va de Surat Thani a Bangkok, una ciudad en la que muchas mujeres también evitan coger un taxi por la noche.

Porque el transporte en coche también entraña sus peligros. Ese miedo propició que Londres pusiera en circulación en 2006 los ya famosos Pink Ladies, taxis rosas conducidos por mujeres. Un modelo que ya han implantado otras megalópolis como París con sus Woman Cab o Nueva York con sus SheRides. La Gran Manzana ha incorporado este servicio después de comprobar que existía un desequilibrio en la ciudad: en las cerca de 600.000 carreras que se realizan cada día, el 60% de los pasajeros son mujeres y el 97% de los conductores, hombres. La fundadora de SheRides es Stella Mateo, una dominicana casada con Fernando Mateo, presidente de la Federación de Taxistas de Nueva York. Los Ángeles, Las Vegas y Miami barajan imitar a la ciudad que nunca duerme.

España también se sumó tímidamente a la moda de los taxis rosas, que aquí están prohibidos (el color). Barcelona arrancó en 2010 con 19 conductoras porque no llegó a las 30 que pretendía, un servicio que al principio se detectó que era utilizado por señoras por el día y jovencitas por la noche. Aunque estas clientas lo usaban, más que por miedo al acoso sexual, para huir de la mala educación de algunos hombres conductores. Los taxis para mujeres también circulan por Murcia.

El acosador que se aprovecha de las apreturas y el vaivén del metro es tan común en Japón que tiene su propio nombre: Chikan. Son aquellos hombres que se sitúan detrás de una mujer para rozarles, susurrarles y hasta hacerles fotografías por debajo de la falda. El 30% de las víctimas son menores de edad y la mitad, veinteañeras. Allí hace años que los andenes vienen divididos en filas para los ordenados viajeros japoneses y una o dos de esas hileras son para las mujeres.

Pero el problema no acaba siempre con estos vagones vetados para los hombres. Algunos se hacen los despistados para colarse en esos coches repletos de mujeres y otros han hecho una absurda regla de tres por la cual aquellas chicas que entran en los espacios mixtos lo hacen porque están receptivas o buscan un rollo. Muchas mujeres piden valentía para dejar en evidencia al acosador nada más se propase o se cuele en su vagón y ya circulan por Youtube los vídeos de hombres sacados del tren a tortazos.

Más tiempo llevó a Toni Marí realizar otro descubrimiento en el metro de México DF, que el último vagón suele ser usado -que no reservado- por los gays. Muchos mexicanos lo ven como un grito a la libertad de los homosexuales. Pero esa ya es otra historia.

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