Un instituto de Gandia con más de 1.200 alumnos clama por la falta de personal

"Es el momento del curso en el que son más necesarios todos los recursos para los estudiantes, ya que unos afrontan la recta final del año y otros preparan las Pruebas de Acceso a la Universidad", como indicó Nora Faus, portavoz y miembro de la junta del AMPA del María Enríquez.

La falta de personal se repite de forma periódica en este centro. Otros años algunos docentes han llegado pasada la Navidad. La carencia afectaba a los ciclos formativos que se imparten de tarde.

Pero en esta ocasión es falta de personal no docente. Fuentes de Educación explicaron que en estos momentos "falta una limpiadora y tres conserjes", pero que las bajas han sido escalonadas, no todas a la vez. Pese a todo, desde el AMPA exigen que se contrate a personal para cubrir el puesto de trabajo de quienes han enfermado.

Hace dos meses que ese espera que se cubra la plaza de una limpiadora. Esta profesional se jubiló y desde Conselleria aún no han enviado a nadie que cubra su puesto laboral. El AMPA entiende que esto da más trabajo al resto del equipo de limpieza y merma la "calidad y seguridad" de los alumnos y más ahora en tiempos de pandemia, por lo que temen "contagios". Por ello exigen más personal.

El centro debería tener a cinco conserjes en activo y sólo cuenta con dos. "El instituto da clase de mañana, tarde y noche, es uno de los más grandes de la Safor, con 1.200 alumnos y no puede estar con dos bedeles".

Desde el AMPA indicaron que han trasladado su malestar a la dirección del centro. "Nos dicen que han pedido el personal que falta al Consell, pero aquí no llega el personal necesario y son los estudiantes quienes pagan las consecuencias", añadió Faus

El centro cuenta con cerca de cien profesores, cifra que sirve para hacerse una idea del volumen de trabajo que se maneja. La falta de conserjes se ha producido en las últimas semanas y todo relacionado con bajas médicas.

Ahora sólo quedan dos para atender todas las necesidades de un centro que imparte clases de ESO, Bachiller y varios ciclos formativos, uno en jornada de día y otro para las clases nocturnas. La cosa se complica al sumar que todos los alumnos no reciben clase presencial y aumenta el trabajo de estos empleados supervisan la entrada y salida de estudiantes.