«Si no se erradica el problema de la droga, venderemos nuestras casas y se perderá el barrio»
Vecinos de Carlet denuncian los constantes robos y la inseguridad por la presencia de toxicómanos en las calles
A. T.
Jueves, 16 de junio 2022, 16:11
Los vecinos de tres barrios de Carlet no soportan más la inseguridad que se vive en sus calles a causa de la presencia de toxicómanos. La Daia, El Cortijo y Villarrubia son las zonas más afectadas por los problemas derivados del aumento de la venta de drogas en este último barrio pero las consecuencias de esta lacra social también se notan en el casco urbano desde hace meses.
Una situación que se traduce en robos, suciedad y miedo e impotencia para los residentes de estas áreas. "Se tiene que solucionar este problema o tendremos que vender las casas y este barrio se perderá como ha pasado con otros", comentan los vecinos de La Daia. Esta barriada está junto a la estación de metro y es zona de paso de decenas de personas que a diario acuden a Villarrubia a comprar sus dosis llegados desde diferentes puntos de la provincia.
Cerca del paso a nivel se encuentran con personas durmiendo en la calle o con jeringuillas en el suelo y temen salir a ciertas horas porque son frecuentes los atracos. Si esto es lo que denuncian los vecinos de La Daia, los del barrio el Cortijo se quejan de las okupaciones ilegales en edificios abandonados. En esta zona hay varias fincas de reciente construcción que se encuentran vacías y las aprovechan los toxicómanos para dormir generando molestias por la acumulación de basura o incluso incendios.
Los vecinos han pedido que se tapien las entradas para evitar las okupaciones y por ahora se ha cerrado sólo una de las entradas por lo que siguen accediendo por otras puertas o por las ventanas. El PP de Carlet también ha presentado una moción solicitando medidas en los edificios de la calle Melilla.
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El tercer barrio de Carlet que se encuentra en el centro de la problemática es el de Villarrubia. Aquí es donde se concentra la venta de drogas y sus vecinos tienen que convivir con personas drogándose por los alrededores. "No hay ninguna clase de seguridad, a todas horas hay gente drogándose en la calle o conduciendo en dirección contraria", apuntan algunos de los residentes de esta zona de Carlet que también explican que los toxicómanos incluso duermen en los solares y "pasan por delante de tu casa recogiendo colillas".
Los vecinos de estos barrios han presentado al Ayuntamiento de Carlet más de mil firmas solicitando que se actúe con contundencia para acabar con la problemática y han mantenido reuniones con representantes municipales pero lamentan que las administraciones sigan sin tomar acciones contra una situación que se va extendiendo.
Decenas de robos
La inseguridad ciudadana preocupa mucho a los vecinos porque son continuos los robos o intentos frustrados en diferentes locales y bienes. Según han explicado desde el PP de Carlet, en sólo una noche se abrieron dos coches, robaron los grifos del vestuario del campo de fútbol, intentaron entrar en un comercio y en una sede de la banda de música. Pero si se suman todos los hurtos y tentativas en las últimas semanas la lista sigue creciendo ya que han forzado la entrada de dos bares, de un horno, de otro establecimiento ya cerrado, varios vehículos más, cuatro chalés.
"La ola de robos no cesa, la sufren los vecinos y las asociaciones. Necesitamos que actúen ya. Hemos pedido una junta de portavoces urgente y nos ponemos a disposición del equipo de gobierno para colaborar y acabar con este problema que complica la vida a todos los ciudadanos de Carlet", ha declarado la portavoz del PP, Laura Sáez.
Tanto la Guardia Civil como el Ayuntamiento de Carlet han señalado que las estadísticas de criminalidad no contemplan un aumento relevante de delitos como apuntan los vecinos y esto se debe a que son muchos los afectados que no presentan denuncias formales al considerar que no llegan a ninguna parte.
Los residentes de estos barrios de Carlet lo que exigen es una actuación contundente cuanto antes para acabar con el mercado de la droga que se han convertido sus calles.