El águila real vuelve a Enguera
Un joven estudiante descubre gracias a un proyecto académico la anidación y nacimiento de una cría tras ocho años
B. González
Enguera
Lunes, 30 de junio 2025, 17:54
Lo que comenzó como un trabajo de investigación sobre la desaparición del águila real en la sierra de Enguera, se convirtió en un feliz y esperanzador descubrimiento. Ocho años después, este ave rapaz volvía a anidar en la zona.
Juanjo Aparicio es un joven de esta localidad de la Canal de Navarrés que cursa, ha finalizado este año, un ciclo superior de gestión forestal y medio ambiente en el instituto de Navarrés. Como apasionado de la naturaleza y en concreto de las aves, decidió que el trabajo de fin de grado lo quería centrar en la presencia del águila real en su municipio, uno de los que cuenta con mayor masa forestal y sierra de la Comunitat.
Su investigación partió de una conversación con el agente medioambiental de la zona, quien le explicó que el águila real llevaba sin nidificar desde hacía ocho años y en los dos últimos años apenas se veían ejemplares de esta especie.
Juano quiso comprobarlo por sí mismo y averiguar por qué estaba desapareciendo esta especie del hábitat de la sierra enguerina, catalogada Zepa (Zona Especial Protección para Aves). Tras «patearse» el lugar, que es muy conocido en la comarca pero prefiere no identificar para evitar males mayores, se llevó una grata sorpresa: avistó a una pareja de águilas reales volando por la zona.
El descubrimiento no acabó ahí. Gracias a una observación discreta y respetuosa, detectó otra buena nueva: que la hembra mostraba claros indicios de estar incubando. Tres semanas después de haber localizado el nido, en el mes de abril, sus sospechas fueron verificadas: había nacido un polluelo, lo que supone el retorno de la cría del Águila Real en este enclave después de muchos años.
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«Fue una grata sorpresa que me obligó, no obstante, a replantear el enfoque del proyecto que, inicialmente, se centraba en analizar su desaparición», señala Juanjo. Una vez comprobada su presencia, la investigación se orientó a identificar las causas del riesgo que sigue amenazando a esta especie en la zona.
El trabajo de campo que realizó le permitió constatar algo que de antemano ya intuía, que detrás estaba la mano del hombre. A unos 100 metros de donde se encuentra el nido hay un camino frecuentado por motocicletas y la sierra cuenta con tres entradas sin señalización alguna que advierta de su condición de zona protegida ni que prohíba al menos el paso de vehículos a motor.
También ha hecho el seguimiento de la evolución del polluelo e incluso ha presenciado sus primeros vuelos, «siempre utilizando óptica de largo alcance para no interferir ni molestar su comportamiento», insiste este joven quien ha tenido el placer de observar su comportamiento: «La hembra se muestra atenta y vigilante, dedicando gran parte de su tiempo a proteger y alimentar al recién nacido, mientras que el macho continúa su trabajo de suministro de alimento y defensa del territorio», relata.
Entre las conclusiones a las que llega Juanjo es que en el entorno, en este enclave de la sierra enguerina, el águila real continúa teniendo el hábitat adecuado para su existencia y que sólo es posible si este se protege y se evita cualquier interferencia del hombre.
Un trabajo que le ha llenado de una enorme satisfacción no sólo a nivel personal, por la experiencia vivida, sino también académica, su proyecto ha sido calificado con un 10. Juanjo espera que su trabajo también contribuya a visibilizar la gran riqueza natural de esta sierra y a impulsar medidas de conservación que permitan que más parejas de águilas reales regresen a anidar en este enclave único.
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