La vuelta a la tele de Eduard Forés: «Después de 23 años en la orquesta viviendo de noche, mi cuerpo está aún adaptándose»
Es una de las caras del verano de À Punt, donde llegó tras media vida como cantante en la Montecarlo. El de la Safor recuerda sus inicios, el 'paso cambiado' de su época nocturna y cómo se lleva con la incertidumbre de la televisión
Eduard Forés vivió el esplendor de Canal 9 con 'Tela Marinera'. Aquel programa que presentó durante varios años junto a Carolina Ferre llegó a tener ... picos de audiencia de casi un 30% en el año 2000, unas cifras que actualmente sólo consigue algún partido de fútbol de la selección española. La televisión a la que vuelve Eduard Forés, en un programa llamado 'A la fresca', no tiene nada que ver con aquella que se fue a negro en 2018 en un final abrupto que ha lastrado a su sucesora. La cadena intenta probar con nuevas y veteranas caras, para intentar dar con la tecla que le permita recuperar algo del esplendor perdido más allá de la semana de Fallas, las mascletaes o los acontecimientos más trágicos, donde el valenciano vuelve a pegarse a su tele.
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El antes y el después de los presentadores que estuvieron en Canal 9 y À Punt
-Regresa a À Punt con un programa veraniego como lo fue 'La Terrassa', aquel con el que volvió a hacer televisión en 2020 con Carolina Ferre tras el fundido a negro. Esta es otra época. Las audiencias no acompañan como lo hacían en Canal 9. ¿Cree todavía que es posible recuperar parte de aquel éxito que tuvo la primera televisión autonómica?
-Es un trabajo de pico y pala, porque cuando en 2013 nos quedamos sin televisión autonómica fue como asestarnos un golpe mortal. Esos cinco años sin Canal 9 hicieron que el telespectador migrara a otros canales y desde la creación de À Punt todos estamos involucrados en la tarea de recuperar poco a poco a los que se fueron. Evidentemente las diferencias son evidentes, los presupuestos no son los mismos y hay mucha programación externalizada. Hay mayores dificultades para sacar adelante los programas, y está costando.
'A la fresca' ha cambiado esta misma semana su horario, y lo ha adelantado una hora después de registrar unas audiencias muy bajas. La idea era un programa en directo donde visitar playas y pueblos en fiestas, y al mismo tiempo estar abierto a la actualidad. La realidad es que a la televisión autonómica se le atragantan las tardes, una franja por donde han pasado rostros como Máximo Huerta, Carolina Ferre, Álex Blanquer...
-Llegó en 1993 a la televisión, ¿qué ha significado para usted?
-Ha sido media vida, porque primero empecé en la radio, luego llegué a la televisión local de Gandia y desde aquel momento pensé que era el lugar en el que me podía manejar mejor. Siempre me gustó mucho el mundo de los medios de comunicación y me han dado muchas alegrías.
-¿Ha cambiado mucho el Eduard Forés del 93 al de ahora?
-Evidentemente ha cambiado porque se ha hecho mayor. A veces sacamos en el programa alguna que otra imagen de aquellos años, y me veo tan joven que me doy cuenta de que el tiempo pasa para todos. A nivel mental, yo conservo un espíritu muy positivo, quizás por eso me dicen que parezco más joven...
-¿Se perdona más los errores después de todos estos años? ¿Sigue siendo perfeccionista?
-No sé si es una palabra que me define, perfeccionista, pero sí sé que en todo lo que hago en mi vida intento hacerlo bien, y soy el primer crítico conmigo mismo. Hay gente a la que no le gusta verse pero a mí sí, a mí me gusta analizarme y ver si realmente podría hacer las cosas mejor y en qué he fallado. Y que las personas que confían en mí a la hora de hacer un trabajo piensen que han acertado.
-Estuvo bastantes años como cantante en la Orquesta Montecarlo. ¿Qué significó en su trayectoria esa experiencia?
-Cuando a mí me proponen entrar en la Orquesta Montecarlo despertaron en mí otra faceta que tenía escondida, y que tiene que ver con la afición de mi padre por la música. Él compaginaba su trabajo como agricultor con ser cantante en un grupo y en mi casa siempre había música, discos, casettes... Era una manera de seguir el camino que mi padre empezó, y me lo tomé también como un homenaje a él, que iba haciéndose mayor y sintió mucho orgullo por el hecho de que yo hubiera cogido su testigo. Eso sí, comencé en la orquesta con muchas limitaciones, porque no había dado clases de canto, y a partir del momento en que entré me propuse hacerlo de la mejor manera posible. Y de hecho, durante 23 años he sido muy feliz en la orquesta porque no hay nada mejor que trabajar en lo que a uno le gusta.
-¿Por qué decidió retirarse en ese momento, después de 23 años?
-Cuando entré me preguntaba a mí mismo cuánto tiempo estaría. Iba año a año, siempre marcándome plazos. Cinco años, diez. Pero llegaba el décimo, estaba bien, y decía, uno más. Cuando estaba cerca de los veinte decidí que sí, que era el momento de dejarlo, pero la pandemia nos paró en seco. Hice tele, un teatro musical, y cuando en 2022 nos dijeron que podíamos volver todos teníamos tantas ganas que seguí. Ahí sí que tuve claro que 2024 sería mi último año en la Orquesta Montecarlo. Y así ha sido. 2025 quería que fuera sabático, para pensar qué iba a hacer en mi vida, pero surgió 'A la fresca' y aquí estamos.
-¿Qué fue lo más duro de trabajar en la orquesta? ¿La noche, los horarios?
-Es una de las cuestiones por las que yo me lo planteaba, aunque no la única. Tengo un amigo muy valenciano que tiene una frase que ilustra muy bien cómo vivía, 'el del pas canviat'. Cuando yo estaba durmiendo la gente trabajaba, y al revés. Desde las doce de la noche hasta las seis de la mañana, lo que quiere decir es que nos íbamos a dormir a las siete, y si quería descansar bien me levantaba a las tres o las cuatro de la tarde. No comía a la hora, todo se retrasaba, y con el paso de los años acaba desgastando. Incluso en invierno, que hay menos actividad, mi biorritmo no cambiaba, y a las dos de la madrugada no podía dormir. Tantos años después quería volver a ser persona, tener horarios como el resto de la gente.
-¿Lo ha conseguido?
-De momento sí, aunque hay noches en que incomprensiblemente todavía me quedo despierto, porque creo que mi cuerpo está todavía en proceso de adaptación. He sido una persona que ha vivido mucho la noche porque yo empecé a finales de los ochenta y principios de los noventa como dj en una discoteca de la playa de Gandia, y tantos años después ahora disfruto de un sábado sin salir de casa. Para mí es un lujo.
-¿Ha podido recuperar los amigos, los planes a los que había renunciado?
-Soy una persona muy sociable y a la vez muy independiente y he aprendido a filtrar. Por ejemplo, me gusta mucho ponerme las zapatillas e irme con un amigo a correr por la montaña. Ahí soy más feliz que nadie. Cada vez más busco momentos de calidad, e invertirlos en lo que me gusta y con las personas con las que quiero estar.
-¿Cómo se lleva ahora con la incertidumbre del mundo de la televisión? ¿Si le van a volver a llamar, saber decir que no...?
-Recuerdo que cuando era más joven estaba mucho más pendiente de qué pasaría al acabar un programa, pero ahora mismo tampoco estoy demasiado preocupado por el hecho de que este proyecto tenga un fin. Si sale algo más estaré encantadísimo, pero si no aparece no me frustraré porque estoy en un punto de mi vida muy reflexivo.
-Si mira atrás, ¿cambiaría momentos de su trayectoria?
-Esa es una pregunta trampa porque todos, si pudiéramos mover el tiempo, haríamos cosas de forma diferente... Pero claro, eso no vale, porque la vida son momentos buenos, otros no tan buenos, y de lo que se trata es de encararlo de una forma positiva y saber que todos estamos de paso. Que lo más importante es no vivir para los demás, en una época en la que las redes sociales han fomentado un narcisismo que no es bueno. Yo me siento muy satisfecho con mi trayectoria, y para mí es lo fundamental.
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