Elisa Ilges, de trabajar en Silicon Valley a crear cosmética natural en Valencia
Nació en Brasil pero ha vivido en Singapur, Indonesia, Portugal y ahora en Valencia, donde ha encontrado una comunidad abierta y una cultura agrícola coherente con su proyecto de vida
Elisa Ilges nació en Porto Alegre, en Brasil, y bien pronto se fue de su país; primero a Barcelona, a estudiar Comunicación, pero su camino ... le ha llevado a vivir seis años en Indonesia y en Singapur, pero también en Portugal y ahora en Valencia, donde llegó atraída por el colegio Waldorf de El Puig. De trabajar en marketing y desarrollo de proyectos en Silicon Valley y convertirse en la primera mujer en Brasil en crear una startup, su camino fue virando hacia empresas con un impacto social. «Así conocí la agricultura y empecé a valorar de dónde viene lo que comemos». Viviendo en Indonesia me quedé embarazada y comencé a cuidar los productos que usaba, para mí y para la casa. Estudié permacultura, aromaterapia...».
Fue en pandemia cuando Perma.me dio sus primeros pasos. «Al principio daba sugerencias en Instagram de cómo llevar una vida más sostenible, así que en la comunidad donde yo vivía en Singapur me convertí en un punto de información sobre cosmética natural, y de hecho ya hacía mis productos caseros para mi familia y amigos», recuerda Elisa, que convirtió aquella afición en un negocio. El siguiente paso era cultivar ella misma las plantas de las que extrae los ingredientes para convertirlos en un protector solar, un repelente o un aceite regenerador o antiarrugas. Lo consiguió en Portugal y ahora en Valencia. «Trabajamos en sociedad en una finca de agricultura ecológica de 33 hectáreas en Aielo de Malferit donde todas somos mujeres», asegura Elisa, que se encuentra muy a gusto en Valencia, donde valora sobre todo el carácter de la gente. «Son personas abiertas que nos han recibido muy bien. Nuestro objetivo es establecernos aquí definitivamente».
De cada lugar en el que ha estado se lleva un aprendizaje, como el respeto por la medicina tradicional de los asiáticos, o la capacidad de adaptarse a las diferentes culturas. De Valencia le encanta su apego a la tierra y también su gastronomía. «Como paella al menos una vez a la semana y desde que he descubierto el resto de arroces los estoy probando todos».
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