Viernes, 25 de octubre 2019, 01:54
Ana Carreño se mudó hace unos meses al piso luminoso de la calle Cuenca que ha convertido en su hogar. Una construcción que data del año 1940 y que conserva el encanto de sus orígenes en forma de molduras en el techo y de unas particulares arcadas que tienen continuidad desde la entrada a lo largo del pasillo, concluyendo en el salón, donde forman una suerte de marco teatral. El mobiliario en tono madera oscuro y blanco lo trajo de su otra casa y se integra con piezas antiguas. En una de las estanterías atesora parte de sus libros sobre genealogía, una disciplina que le conquistó hace veinte años y que se ha convertido en una de sus grandes pasiones. Llaves que abrieron casas en otro siglo, libros antiguos o baúles de piel. La directora de la Pasarela de les Arts ha encontrado un refugio en el que alberga tesoros del pasado.
FOTOS: DAMIÁN TORRES | TEXTO: ELENA MELÉNDEZ
Ana Carreño se mudó hace unos meses al piso luminoso de la calle Cuenca que ha convertido en su hogar. Una construcción que data del año 1940 y que conserva el encanto de sus orígenes en forma de molduras en el techo y de unas particulares arcadas que tienen continuidad desde la entrada a lo largo del pasillo, concluyendo en el salón, donde forman una suerte de marco teatral. El mobiliario en tono madera oscuro y blanco lo trajo de su otra casa y se integra con piezas antiguas. En una de las estanterías atesora parte de sus libros sobre genealogía, una disciplina que le conquistó hace veinte años y que se ha convertido en una de sus grandes pasiones. Llaves que abrieron casas en otro siglo, libros antiguos o baúles de piel. La directora de la Pasarela de les Arts ha encontrado un refugio en el que alberga tesoros del pasado.
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Ana Carreño se mudó hace unos meses al piso luminoso de la calle Cuenca que ha convertido en su hogar. Una construcción que data del año 1940 y que conserva el encanto de sus orígenes en forma de molduras en el techo y de unas particulares arcadas que tienen continuidad desde la entrada a lo largo del pasillo, concluyendo en el salón, donde forman una suerte de marco teatral. El mobiliario en tono madera oscuro y blanco lo trajo de su otra casa y se integra con piezas antiguas. En una de las estanterías atesora parte de sus libros sobre genealogía, una disciplina que le conquistó hace veinte años y que se ha convertido en una de sus grandes pasiones. Llaves que abrieron casas en otro siglo, libros antiguos o baúles de piel. La directora de la Pasarela de les Arts ha encontrado un refugio en el que alberga tesoros del pasado.
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Ana Carreño se mudó hace unos meses al piso luminoso de la calle Cuenca que ha convertido en su hogar. Una construcción que data del año 1940 y que conserva el encanto de sus orígenes en forma de molduras en el techo y de unas particulares arcadas que tienen continuidad desde la entrada a lo largo del pasillo, concluyendo en el salón, donde forman una suerte de marco teatral. El mobiliario en tono madera oscuro y blanco lo trajo de su otra casa y se integra con piezas antiguas. En una de las estanterías atesora parte de sus libros sobre genealogía, una disciplina que le conquistó hace veinte años y que se ha convertido en una de sus grandes pasiones. Llaves que abrieron casas en otro siglo, libros antiguos o baúles de piel. La directora de la Pasarela de les Arts ha encontrado un refugio en el que alberga tesoros del pasado.
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Ana Carreño se mudó hace unos meses al piso luminoso de la calle Cuenca que ha convertido en su hogar. Una construcción que data del año 1940 y que conserva el encanto de sus orígenes en forma de molduras en el techo y de unas particulares arcadas que tienen continuidad desde la entrada a lo largo del pasillo, concluyendo en el salón, donde forman una suerte de marco teatral. El mobiliario en tono madera oscuro y blanco lo trajo de su otra casa y se integra con piezas antiguas. En una de las estanterías atesora parte de sus libros sobre genealogía, una disciplina que le conquistó hace veinte años y que se ha convertido en una de sus grandes pasiones. Llaves que abrieron casas en otro siglo, libros antiguos o baúles de piel. La directora de la Pasarela de les Arts ha encontrado un refugio en el que alberga tesoros del pasado.
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Ana Carreño se mudó hace unos meses al piso luminoso de la calle Cuenca que ha convertido en su hogar. Una construcción que data del año 1940 y que conserva el encanto de sus orígenes en forma de molduras en el techo y de unas particulares arcadas que tienen continuidad desde la entrada a lo largo del pasillo, concluyendo en el salón, donde forman una suerte de marco teatral. El mobiliario en tono madera oscuro y blanco lo trajo de su otra casa y se integra con piezas antiguas. En una de las estanterías atesora parte de sus libros sobre genealogía, una disciplina que le conquistó hace veinte años y que se ha convertido en una de sus grandes pasiones. Llaves que abrieron casas en otro siglo, libros antiguos o baúles de piel. La directora de la Pasarela de les Arts ha encontrado un refugio en el que alberga tesoros del pasado.
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Ana Carreño se mudó hace unos meses al piso luminoso de la calle Cuenca que ha convertido en su hogar. Una construcción que data del año 1940 y que conserva el encanto de sus orígenes en forma de molduras en el techo y de unas particulares arcadas que tienen continuidad desde la entrada a lo largo del pasillo, concluyendo en el salón, donde forman una suerte de marco teatral. El mobiliario en tono madera oscuro y blanco lo trajo de su otra casa y se integra con piezas antiguas. En una de las estanterías atesora parte de sus libros sobre genealogía, una disciplina que le conquistó hace veinte años y que se ha convertido en una de sus grandes pasiones. Llaves que abrieron casas en otro siglo, libros antiguos o baúles de piel. La directora de la Pasarela de les Arts ha encontrado un refugio en el que alberga tesoros del pasado.
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