Sábado, 30 de marzo 2019, 00:50
De un artista que cultiva el expresionismo abstracto esperas encontrar un vestidor caótico, desorganizado, lleno de colores estridentes y donde es misión imposible localizar una chaqueta que empareje con su pantalón. Y mira por dónde el armario de Lu Gorritz se parece más a una obra de Mondrian que a una de Pollock. Nada está puesto al azar y todo sigue una lógica estricta. La paleta de colores de su pintura también contrasta con la de su armario, casi monocromática. Las camisas son estrictamente azules, azul cielo, azul celeste, y blancas. Las chaquetas tampoco arriesgan lo más mínimo: azul marino, gris, cámel y marrón. Si su pintura transmite conflicto, tensión e inquietud, su armario es un oasis de tranquilidad, discreción y calma. En su obra es transgresor, experimenta con el lenguaje y con los colores; en su armario no se sale de los códigos más clásicos de la elegancia masculina.
Jesús Signes
De un artista que cultiva el expresionismo abstracto esperas encontrar un vestidor caótico, desorganizado, lleno de colores estridentes y donde es misión imposible localizar una chaqueta que empareje con su pantalón. Y mira por dónde el armario de Lu Gorritz se parece más a una obra de Mondrian que a una de Pollock. Nada está puesto al azar y todo sigue una lógica estricta. La paleta de colores de su pintura también contrasta con la de su armario, casi monocromática. Las camisas son estrictamente azules, azul cielo, azul celeste, y blancas. Las chaquetas tampoco arriesgan lo más mínimo: azul marino, gris, cámel y marrón. Si su pintura transmite conflicto, tensión e inquietud, su armario es un oasis de tranquilidad, discreción y calma. En su obra es transgresor, experimenta con el lenguaje y con los colores; en su armario no se sale de los códigos más clásicos de la elegancia masculina.
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De un artista que cultiva el expresionismo abstracto esperas encontrar un vestidor caótico, desorganizado, lleno de colores estridentes y donde es misión imposible localizar una chaqueta que empareje con su pantalón. Y mira por dónde el armario de Lu Gorritz se parece más a una obra de Mondrian que a una de Pollock. Nada está puesto al azar y todo sigue una lógica estricta. La paleta de colores de su pintura también contrasta con la de su armario, casi monocromática. Las camisas son estrictamente azules, azul cielo, azul celeste, y blancas. Las chaquetas tampoco arriesgan lo más mínimo: azul marino, gris, cámel y marrón. Si su pintura transmite conflicto, tensión e inquietud, su armario es un oasis de tranquilidad, discreción y calma. En su obra es transgresor, experimenta con el lenguaje y con los colores; en su armario no se sale de los códigos más clásicos de la elegancia masculina.
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De un artista que cultiva el expresionismo abstracto esperas encontrar un vestidor caótico, desorganizado, lleno de colores estridentes y donde es misión imposible localizar una chaqueta que empareje con su pantalón. Y mira por dónde el armario de Lu Gorritz se parece más a una obra de Mondrian que a una de Pollock. Nada está puesto al azar y todo sigue una lógica estricta. La paleta de colores de su pintura también contrasta con la de su armario, casi monocromática. Las camisas son estrictamente azules, azul cielo, azul celeste, y blancas. Las chaquetas tampoco arriesgan lo más mínimo: azul marino, gris, cámel y marrón. Si su pintura transmite conflicto, tensión e inquietud, su armario es un oasis de tranquilidad, discreción y calma. En su obra es transgresor, experimenta con el lenguaje y con los colores; en su armario no se sale de los códigos más clásicos de la elegancia masculina.
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