Viernes, 17 de mayo 2019, 02:20
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
Cuando nadie hablaba en Valencia sobre ropa vintage, Arantxa Botella ya tenía un pequeño negocio de compra-venta de ropa de segunda mano. Por sus manos pasan diariamente bolsos de Chanel, Hermès y Prada, y un montón de ropa de lujo de mujeres que renuevan su vestuario completo cada temporada. De ahí que su propio armario sea un compendio de lo mejor de cada firma. Pero Arantxa no es exactamente una fashion-victim, le gusta mezclar esas piezas importantes con camisetas de algodón de Zara y ropa más casual. «Soy muy activa, no paro en todo el día, llevo la tienda, voy al gimnasio, tengo tres hijos… por eso priorizo la comodidad por encima de todo. Tampoco sigo las tendencias, a pesar de estar a diario trabajando con ellas; prefiero el estilo personal, eso que ahora se llama tener rollo». En su vestidor abunda el negro. Cuando no sabe qué ponerse, su prenda comodín son unos pantalones pitillo o vaqueros (los tiene por docenas) con una blazer y camiseta. Para ir de fiesta, elige una chaqueta de esmoquin de Neil Barret -le gustan tanto que tiene tres casi idénticas- con alguna minifalda o pantalón negro. Capítulo aparte merecen los complementos. «Me gusta invertir en bolsos y lo tengo fácil porque a mi tienda llegan algunos de los modelos más emblemáticos de cada firma, como el Birkin de Hermès. Son piezas que le dan un plus a cualquier ropa que lleves. Para el día a día llevo bolsos cruzados, también por comodidad y porque no soy nada cuidadosa con ellos, necesito que sean prácticos y funcionales».
Texto: Begoña Clérigues | Fotos: Irene Marsilla
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