Ángela Pla: «A los cincuenta me he reconciliado conmigo misma»
Insatisfecha por definición, la empresaria valenciana ha llegado a un momento vital que define como un punto de inflexión -«ahora ya no me puedo equivocar», asegura-, orgullosa además de todo lo que ha conseguido en una trayectoria dedicada a la comunicación
Ángela Pla aparece luminosa, impecable con un traje blanco de Zadig&Voltaire, subida a unos taconazos sobre los que camina con seguridad; a los 50 ... años recién cumplidos ha dejado atrás algunos miedos y. tal y como reconoce, se ha reconciliado consigo misma, algo nada sencillo para una persona tan perfeccionista como ella. Comenzó su trayectoria profesional editando una guía de Valencia cuando todavía no había cumplido los 25 y ahora dirige una empresa de comunicación con sesenta personas a su cargo que tiene entre sus clientes, por ejemplo, a Mercadona. Una progresión que la ha convertido, también por su faceta más social, en una empresaria muy reconocida en la ciudad.
-Acaba de cumplir 50 años, ¿en qué momento vital está ahora mismo?
-Los 50 son para mí un punto de inflexión; el proyecto de vida que quiero tener ahora va en serio, ya no me puedo equivocar. El tiempo que nos queda, que nunca se sabe cuánto es, lo quiero aprovechar, con salud, que gracias a Dios la tengo, con mi familia, con amigos y con mi empresa, que es mi proyecto de vida y lo tengo muy claro.
-¿Este cambio de década ha sido distinto al de los 40?
-Cuando cumplí 40 no noté aquella crisis de la que todo el mundo te avisa. Yo lo llevé con bastante normalidad, quizás sin ser consciente del peso que tenía esa nueva etapa. Ahora sí veo que lo que me queda por delante es menos de lo que me queda por detrás. Dicho esto, si llego a los cien será maravilloso. La abuela cumple 100, y haremos una tarta enorme; con lo que a mí me gusta celebrar cada acontecimiento seguro que hago una fiesta con todos los nietos, biznietos y amigos que me queden vivos.
-Tiene una empresa editorial, Elca. ¿Se siente más empresaria o periodista?
-He hecho entrevistas, editoriales, y ahora que me hago más mayor me gustaría buscar el tiempo para escribir algo más íntimo, reflexivo, o de ficción. Dicho esto, mi personalidad está más enfocada a la empresa, a dirigir equipos, y ahí es donde yo me siento plena.
-¿Qué ha aprendido en este tiempo?
-Lo bonito de la vida es ir aprendiendo todos los días y ser muy humilde, porque a nadie nos dan el camino hecho. De hecho, pienso que lo recorrido al final no sirve de nada, lo que cuenta es hacer las cosas lo mejor posible cada día. Y ahora que tengo 50 me doy cuenta de que cuando empecé no sabía nada, y quizás con 75 me vuelva a dar cuenta de que a los 50 tampoco sabía nada.
Una trayectoria como editora
Ángela Pla es directora de las revistas Valencia City, Tendencias Moda y Tendencias Diseño, así como del Almanaque Gastronómico de la Comunidad Valenciana. Ejerce además de editora y coordina, entre otras publicaciones, la revista La Perfumería de Mercadona, así como libros por encargo y catálogos de arte.
-¿Cuál cree que es el secreto de su éxito?
-Suena un poco manido, pero creo que es el trabajo. Esa es una de mis principales virtudes, además del sentido común, porque si hablamos de defectos tengo muchos (ríe).
-Los cambios de década suelen ser de balance. ¿El suyo es positivo? ¿Está satisfecha?
-En general soy de naturaleza bastante insatisfecha, siempre pienso que lo puedo hacer mejor, que me puedo levantar antes, que puedo hacer más deporte, que puedo beber más agua... Nunca me acuerdo de tomarme esas vitaminas que me han recomendado, de ponerme el sérum, la crema y el contorno de ojos... En el terreno más personal, me gustaría cocinar mejor -en realidad no cocino-, saber de jardinería o ese tipo de cosas que creo que me harían más completa.
-Dicho esto...
-Esa insatisfacción va con mi carácter, pero al mismo tiempo me siento orgullosa sobre todo del equipo, porque nos dejamos la piel todos los días. También de una trayectoria compartida con clientes muy importantes a los que considero familia. A nivel personal, estoy contenta del camino que hemos recorrido Juan (Lagardera) y yo juntos, porque llevamos veinte años casados, que se dice pronto, y muy felices. También de mis dos hijos, a los que quiero mucho y que gracias a Dios están bien, son buena gente y nos encanta pasar tiempo juntos.
-Si tuviera que agradecer a una persona su apoyo, ¿quién le viene a la mente?
-Me acuerdo siempre de mi tío Vicente (Monfort), el único hermano que tenía mi madre, una persona muy conocida en Valencia porque fue gerente de la Mostra de Valencia y tuvo mucha vinculación con las Fallas, con Lo Rat Penat, con Canal 9. Era de formación periodista, teníamos un carácter muy parecido a mí y nuestra conexión fue muy especial, también era una persona muy social y yo creo que me marcó en muchas cosas, desde elegir mi carrera hasta el gusto por las tradiciones valencianas. Y, por supuesto, compartimos el gusto por la belleza y el refinamiento.
-¿Qué es para usted belleza y refinamiento?
-A la hora de hacer las cosas, cuesta lo mismo hacerlas bonitas o hacerlas feas, y una de las premisas que intento en mi vida es rodearme de espacios con una belleza tanto intelectual como visual, porque sin ética no hay estética.
-¿Lo busca en su vida personal también?
-Yo no puedo vivir en un espacio feo; le doy mucha importancia al diseño, a la decoración, a las cosas sencillas del día a día, como por ejemplo tomarte un café en una taza bonita. Ahora bien, la estética no tiene que ver tanto con el lujo sino con una sensibilidad. También sirve para las personas, porque a mí me gusta rodearme de personas agradables y guapas por dentro, porque si desprendes energía positiva tendrá su reflejo en una belleza exterior.
-¿Qué ha aportado Juan Lagardera a su vida?
-Juan me lo ha dado todo. Él estudió Historia y ha tenido siempre un ávido interés por el arte, por la arquitectura, por la gastronomía... El periodismo le ha reportado además muchos contactos de personas interesantes, y eso nos ha permitido rodearnos de gente que son muy buenos en sus profesiones. Me acuerdo por ejemplo de los inicios de Ferran Adrià, de poder estar cerca de Paco Brines, ser amigo del poeta Vicente Gallego o querer como queremos a Vicent Todolí, que es como de la familia. Son personas muy interesantes que han hecho que nuestra vida sea más rica. Al final es lo que te llevas, porque los bienes materiales van y vienen, y me doy cuenta ahora a los 50 cómo las prioridades cambian.
-¿Le preocupa hacerse mayor?
-En el fondo, a todos nos preocupa hacernos mayores, porque estás más cerca de que esto se termine, porque para mí la vida merece mucho la pena vivirla. También voy asumiendo que lo importante es pensar en el ahora, en disfrutar el camino y no darle muchas más vueltas a lo demás. Además, al tener la cabeza más estructurada una tiene menos inseguridades que cuando era joven, sobre todo yo que soy perfeccionista, conmigo misma. Y sí, me gustaría ser más alta, más delgada, hacer las cosas mejor, pero conforme me voy haciendo mayor me he ido reconciliando conmigo misma.
-¿Qué significa Jesús Pobre para usted? ¿Es un lugar de desconexión?
-La casa de Jesús Pobre está en una zona privilegiada de la Marina, entre Jávea y Dénia, con una gastronomía excepcional, un tiempo maravilloso y el mar cerca. Aquí puedo disfrutar de la familia, de mis dos perros, de mis pequeños animales adoptados. Dicho esto, no me molesto en intentar desconectar porque no lo consigo, lo único que he podido es tomarme las cosas con más calma.
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