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ILUSTRACIÓN: SR. GARCÍA
El valencianismo político, ante un escenario favorable

El valencianismo político, ante un escenario favorable

La deriva independentista en Cataluña y algunas decisiones del Consell de Puig y Oltra generan las condiciones para reforzar el sentimiento valencianista

JC. FERRIOL MOYA

Valencia

Domingo, 14 de octubre 2018

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La crisis política abierta en Cataluña como consecuencia de la deriva independentista. La persistencia de los Governs de esa autonomía en regar con subvenciones multimillonarias a entidades del conglomerado que encabeza Eliseu Climent. O algunas de las decisiones impulsadas por el Consell de PSPV y Compromís -también con ayudas a entidades catalanistas-. Todos esos factores dibujan un escenario que podría considerarse propicio para la recuperación del valencianismo político.

Con un segmento electoral, el que iría del centro a la derecha, más fraccionado que nunca, y con una ciudadanía que, tal y como se comprobó el pasado 9 d'Octubre, vive mucho más la fiesta de la procesión cívica que el desembarco catalanista de por la tarde, las condiciones para que el espacio político valencianista recuperara cierta visibilidad contrastan, sin embargo, con unas expectativas que, como en las últimas citas electorales, auguran escasos réditos.

Pese a una atmósfera propicia, los partidos de perfil regionalista siguen sin construir una alternativa con opciones de éxito

Rechazo a la marcha catalanista del 9 d'Octubre

La celebración el pasado martes del 9 d'Octubre volvió a dejar claro que la movilización en la calle de asistentes a la procesión cívica, el homenaje a la Real Senyera, la presencia en el Te Deum o en la Entrada de Moros y Cristianos, con una cifra en el entorno de las 50.000 personas, superó con mucho el despliegue de catalanistas y antisistema que coincidieron en la manifestación convocada por la Comissió 9 d'Octubre. La reivindicación de valencianía de esos actos se sumó a los actos de contestación espontánea hacia la manifestación catalanista que algunos ciudadanos hicieron evidente por la tarde -y que nada tienen que ver con la presencia de grupúsculos fascistas-. Respuestas de cansancio y hartazgo a una movilización del catalanismo impulsada por Acció Cultural del País Valencià (ACPV), la entidad promovida por Eliseu Climent, que tanto ha hecho históricamente por acercar el independentismo catalán a la Comunitat. En la convocatoria de esa marcha los responsables de la Comissió negaron su carácter soberanista pero sí que abrieron las puertas a que independentistas participaran en la concentración. La limitada presencia de asistentes, unos 5.000, y las muestras de rechazo expresadas por muchos valencianos parece revelar hasta qué punto el catalanismo cede posiciones en la Comunitat y cómo el valencianismo político podría encontrar espacio para su consolidación.

La ruptura en Cataluña por culpa del soberanismo

La situación política de Cataluña, cuando se acaba de cumplir un año de aquel referéndum del 1 de octubre de 2017 impulsado por el soberanismo, está estrechamente vinculada a este nuevo escenario. La fuga de Carles Puigdemont, las amenazas de Quim Torra, la ruptura entre Junts per Catalunya y ERC, la fuga de empresas y capitales de una región históricamente puntera en términos económicos, y por encima de todo eso, la quiebra de la convivencia y la ruptura social propiciada por el independentismo, han generado la aparición de un sentimiento de rechazo generalizado en el conjunto de España, al que la Comunitat Valenciana no es ajeno.

El 9 d'Octubre mostró también el hartazgo hacia la movilización catalanista

En este caso, además, se suma la permanente tentación del soberanismo catalán por identificar a la Comunitat, igual que a Baleares, como parte de un proyecto común -los països catalans a los que hace referencia, sin ir más lejos, el convenio firmado por la conselleria de Educación de Vicent Marzà y el Institut Ramon Llull.

Las subvenciones a entidades catalanistas

Acció Cultural y el conglomerado de entidades y fundaciones que orbitan alrededor de la figura de Eliseu Climent, igual que Escola Valenciana, se han visto agraciadas con subvenciones millonarias por parte de los Gobiernos catalanes -tanto los de perfil nacionalista como cuando los dirigió el PSC- con el objetivo de promover el catalán en la Comunitat. En el primer caso, la cifra supera los 30,5 millones de euros. En el segundo se rozan los dos millones.

Cataluña sigue aportando recursos y financiación a las entidades de Climent

La permanente voluntad de los Gobiernos catalanes por interferir así en la política de la Comunitat, dando un apoyo público que no nace de las instituciones valencianas -la Generalitat de Cataluña financia el coste de la hipoteca con la que ACPV adquirió y reformó su sede del Centre Octubre, en la calle de San Ferran- ha sido históricamente uno de los motivos de movilización del valencianismo político.

El nuevo escenario del centro-derecha

Las elecciones de 2015 supusieron el punto y final a dos décadas de hegemonía del PPCV en la Comunitat. Los gobiernos populares en la Generalitat, la Diputaciones y los principales ayuntamientos habían sido la tónica habitual prácticamente desde 1995 -y en el caso del Ayuntamiento de Valencia, desde 1991-. El retroceso del PP valenciano en las elecciones de hace tres años y medio, por razones vinculadas a los casos de corrupción que afectaron a algunos de sus principales dirigentes, ha contribuido a generar un nuevo escenario en el centro-derecha valenciano.

La hegemonía política del PP ha dejado paso a un centro-derecha mucho más dividido

La irrupción de Ciudadanos en esos comicios, con el crecimiento que todas las encuestas le atribuyen con la vista puesta a las elecciones de 2019, y la más reciente de VOX, dibujan un escenario incierto. Los populares, que se adueñaron del discurso valencianista de la UV de Vicente González Lizondo -hasta llegar a incorporar a sus filas a algunos de los más destacados cargos de aquella formación- tienen ahora en el partido que lidera Albert Rivera a un duro competidor en la pugna por ese discurso. La incorporación de Juan García Sentandreu a VOX podría reforzar el discurso valencianista de la formación de derecha radical.

El abrazo de Compromís al valencianismo

Para las formaciones políticas de perfil regionalista, Compromís y valencianismo político con conceptos que se repelen. Y sin embargo, la coalición que lidera Mónica Oltra dispone entre sus miembros de perfiles políticos que a lo largo de su trayectoria y en su origen ejercieron un papel protagonista en círculos de nítido perfil valencianista. El concejal Pere Fuset, la secretaria autonómica de Presupuestos, Clara Ferrando, o el director de la Institució Alfons el Magnànim, Vicent Flor, son ejemplos de perfiles valencianistas -«els blaverets», como se les conoce en algún círculo de su propia coalición- cuya posición en alguna etapa de su trayectoria política se ha identificado, cuando no han militado, en posiciones valencianistas.

PP y Cs pugnan por un electorado que puede ser clave

El PP ensanchó su base electoral a finales de los años 90 tras absorber a UV y hacer suyo el discurso valencianista de esa formación. La puesta en marcha de la AVL y una gestión que, en el ámbito educativo, se quedó lejos de la contundencia que esperaba el valencianismo cultural, debilitaron el perfil valencianista de ese partido. La irrupción de Ciudadanos y su rechazo del independentismo y de la llegada de financiación a entidades catalanistas valencianas le sitúan en disposición de pugnar con los populares por un electorado que puede ser clave en 2019.

La presencia de estos dirigentes, igual que la decisión del Bloc de asumir en 2009 los símbolos oficiales de la Comunitat, contribuyó a suavizar la imagen de ese partido y a tender puentes para construir lo que se ha venido en denominar como la tercera vía del valencianismo, que superara la dicotomía entre el regionalismo defensor del carácter singular y diferenciado de la lengua y del propio territorio de la Comunitat y el nacionalismo de corte catalanista, partidario de la unidad de la lengua y cómodo con las referencias a los 'països catalans'.

La atomización del valencianismo político

Desde que Unió Valenciana certificara su proceso de defunción política -pasó de más de 200.000 votos en 1991 a poco más de 20.000 en las de 2007-, los intentos por reanimar al valencianismo político han sido variados, pero todos ellos sin éxito. Ni Iniciativa de Progreso, fundada por los seguidores de González Lizondo, ni Alternativa Comunidad Valenciana, de Rafael Navarro. Tampoco Juan García Sentandreu logra con Coalición Valenciana salir de la invisibilidad. Mucho menos Units x Valencia.

El valencianismo político presenta ahora un escenario atomizado y con opciones limitadas

Todos ellos se quedan por debajo del 1% de los votos -y la barrera electoral para lograr representación parlamentaria es del 5%-. En las elecciones autonómicas de 2015 Som Valencians, el partido que lidera Jaume Hurtado, roza los 7.000 votos. Poble Democràtic supera los 2.000 y Avant no llega a los 1.500. Ni la suma de todos ellos habría permitido construir una alternativa política con opciones de lograr cierto éxito.

Pactos y coaliciones para recuperar visibilidad

Som Valencians, el partido de Hurtado, presentó hace pocas fechas en sociedad su nueva propuesta electoral. Som Valencians En Moviment, que suma al partido de Hurtado a Renovació Política (Repo), de Benjamín Lafarga y Unió i Germania, con el veterano Julio Chanzá a la cabeza. Un nuevo intento de recuperar visibilidad para el valencianismo político con el objetivo, reconocido el día de la presentación, de dar cabida a todo el valencianismo en este futuro partido, como en su día lo fue UV, y convertirse en una formación con presencia en las principales instituciones valencianas y en el Congreso de los Diputados.

Los partidos nacionales asumen discursos reivindicativos y no dan espacios a otras fuerzas

Al margen de esta coalición sigue Poble Democràtic, el partido creado en 2013 al calor de la Convención Valencianista celebrada un año antes, y que ahora lidera Màxim Rueda. Poble representa un valencianismo de corte más progresista que el Som de Hurtado -aunque este último dispone de mayor infraestructura-. Ambas formaciones hacen bandera del carácter singular y diferenciado del valenciano -un debate que les diferencia de otras opciones como Demòcrates Valencians-. También Avant, con un discurso más ecologista, y Acció Nacionalista Valenciana reivindican la identidad propia valenciana.

Las razones de la falta de consolidación electoral

Y si las circunstancias son propicias para la cimentación de una opción valencianista consolidada, ¿qué falla? Las fuentes consultadas por este diario recuerdan las notables diferencias existentes entre el escenario político de finales de los años 70 y principios de los 80 -donde UV encuentra la motivación de su argumentario político- y el actual. «Entonces estaba en juego el nombre de nuestra tierra, nuestra lengua y nuestras señas. Ahora la gentes se ha acomodado», se admite. Otras fuentes plantean la debilidad que supone no contar con una figura política del mismo perfil arrollador que en su día mostró Lizondo. Aunque el sentir mayoritario plantea problemas de financiación de un proyecto político fuerte, que pudiera trascender del debate lingüístico (sin abandonarlo) para poner el acento en cuestiones referidas a las políticas económicas y al maltrato de los sucesivos Ejecutivos centrales a la Comunitat.

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