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Torra. EP
Las cargas de los Mossos dividen al Govern

Las cargas de los Mossos dividen al Govern

Diputados de JxCat han pedido la cabeza del consejero del Interior

Cristian Reino

Barcelona

Miércoles, 16 de octubre 2019, 10:17

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Las escenas de violencia que se viven en las calles de Cataluña desde el pasado lunes han agravado la crisis en el Gobierno catalán. Enfrentados los dos socios, JxCat y ERC, en continua pugna electoral, la división se hizo ayer más patente si cabe y la protagonizaron los dos hombres fuertes del Ejecutivo, el presidente y su números dos. En ERCcritican que Quim Torra va por libre, porque igual que llama a la gente a que se movilice hasta las últimas consecuencias, envía a los Mossos para que disuelvan las movilizaciones. O prefiere actuar como activista, se niega a pedir calma a pesar de los disturbios, se resiste a condenar la violencia y, tras quitarse el traje y la corbata, se une a una de las marchas de la ANC y Ómnium. Esta crisis de autoridad enfrentó ayer a Torra con Pere Aragonès.

En Esquerra habían reclamado al presidente de la Generalitat que a la vista de lo que ocurrió el martes por la tarde y noche en Barcelona, Tarragona, Girona, Lleida y Sabadell compareciera en público y llamara a la tranquilidad. Porque salvo una tímida declaración de la consejera de la Presidencia en TVE el martes por la noche, nadie en el Gobierno catalán salió a dar la cara mientras los contenedores ardían a todo trapo, y los manifestantes y la Policia se intercambiaban golpes.

Torra se negó el martes por la noche y se negó ayer durante todo el día. Es la misma posición que adoptó cuando la Audiencia Nacional envió a prisión a los siete CDR detenidos por terrorismo. Ese rol de activista del presidente de la Generalitat precipitó ayer una reunión del núcleo duro del Gobierno en el Palau de la Generalitat a primera hora de la mañana. Sobre la mesa, además, estaba la cabeza del consejero del Interior, en el ojo del huracán por la actuación de los Mossos el lunes en el aeropuerto ante la protesta del Tsunami Democràtic, y el martes en las algaradas protagonizadas por los CDR.

A la reunión acudieron Torra, Aragonès, y los consejeros Meritxell Budó y Miquel Buch. Fuentes oficiales apuntaron que ni el consejero de Interior presentó su dimisión ni nadie se la pidió. Buch dijo no obstante que siempre está sujeto a presntar la dimisión. «No soy el primero, forma parte de la normalidad. Ahora mismo estoy concentrado en garantizar el orden público de este país y el derecho a la manifestación», dijo. Todos son conscientes de que a nadie le interesa una crisis de gobierno en una situación tan complicada como la actual, con la calle encendida y el Ejecutivo central vigilante para tomar medidas.

El consejero de Interior, que negó que haya diferencias en el Gobierno sobre cómo tiene que actuar la policía, está en el epicentro de la polémica por esta misma razón. El independentismo se ha dividido en las críticas a los Mossos y en la exigencia de responsabilidades a Buch, quien ayer defendió al cuerpo autonómico. De hecho, Torra acudió al encuentro con la petición de una decena de diputados de JxCat de que despidiera al consejero. La dirección postconvergente, en cualquier caso, cerró ayer filas con el consejero. Torra y Buch llevan un año tenso, desde que el presidente de la Generalitat le pidió que cortara cabezas en los mandos tras los disturbios de hace un año en Girona y Sabadell entre CDR y los Mossos. Dirigentes de ERC y la CUP también han criticado con dureza estos días a Buch, igual que la ANC y los CDR.

«Al lado de la gente»

Tras salir de la reunión casi a la carrera, ya que los consejeros aún permanecieron en el Palau de la Generalitat, Torra se sumó a las marchas de la ANC, donde evitó salir en defensa de su consejero y de los Mossos. «Hemos venido para expresar nuestro apoyo a estas marchas de rechazo a la sentencia y de apoyo a los derechos de los catalanes a la autodeterminación», afirmó, acompañado por el exlehendakari, Juan José Ibarretxe. Torra deseó «éxito» a los organizadores de las movilizaciones para manifestarse de forma pacífica y cívica. Pero en cambio, se negó a condenar la violencia, evitó ninguna referencia a la crisis de Gobierno y no hizo ninguna alusión a los disturbios.

Silencio absoluto que Torra despachó con una frase genérica: «La violencia no nos representa». El Govern está «al lado de la gente» y apoya «todas las manifestaciones que se están haciendo en Cataluña» contra la sentencia del 'procés' , dijo.

Pero Aragonès hizo una enmienda a la totalidad al president. A través de la agencia oficial ACN, llamó a la calma, a la serenidad y a la responsabilidad de «todos». Mientras el presidente esquivaba la polémica, Aragonès adoptó el papel institucional. El republicano salió en defensa de los 17.000 agentes de los Mossos (no de Buch), aunque como «policía democrática» consideró necesario que se evalúen siempre todas las actuaciones.

El choque llegó solo un día después de queJxCat y esquerra fueran incapaces de pactar una resolución conjunta para que sea votada en la comparecencia que hará hoy Quim Torra en la Cámara catalana para dar una respuesta institucional a las condenas del Tribunal Supremo a nueve líderes del 'procés'.

La dirección postconvergente, en cualquier caso, emitió más tarde un comunicado de apoyo hacia el consejero. Torra y Buch llevan un año enfrentados, desde que el presidente de la Generalitat pidió que cortara cabezas en los mandos de los Mossos tras los disturbios hace un año en Girona y Sabadell entre CDR y Mossos.

Dirigentes de ERC y la CUP han criticado a Buch estos días y la ANC y los CDR han arremetido contra los Mossos. Los Comunes y Demòcrates han pedido su cese. «Se está produciendo una actuación de la policía que son desproporcionadas. Ante las concentraciones, la Policía catalana debe mirar de actuar con contención y no crear más problemas», según la ANC.

No hay condena

El Govern ha evitado la condena de los disturbios. El vicepresidente de la Generalitat reaccionó en la noche del martes vía Twitter. «No les regalemos aquello que buscan. No les regalemos un 155 encubierto». El Gobierno tampoco ha reaccionado todavía al comunicado de la Moncloa de ayer ni al emplazamiento del ministro del Interior que ha pedido a Torra que condene la violencia. El Gobierno aseguró que los incidentes en Catalunya están siendo coordinados por grupos que utilizan la violencia en la calle para romper la convivencia.

Los disturbios no están siendo provocados por «un movimiento ciudadano pacifico», sino que están coordinados «por grupos que utilizan la violencia en la calle para romper la convivencia en Cataluña», según un comunicado.

Guerrilla urbana

Cataluña es una olla a presión. La comunidad catalana afronta hoy la tercera jornada de protestas contra la sentencia del Supremo contra los líderes del 'procés'. Movilizaciones que esta noche han acabado en batalla campal en Barcelona, Girona, Tarragona, Sabadell y Lleida. Las algaradas más radicales se produjeron en Barcelona. Dos centenares de encapuchados quemaron containers en el entorno de la Delegación del Gobierno de Cataluña. Situación incontrolada de guerrilla urbana, respondida con cargas policiales. El balance de los enfrentamientos se ha saldado con 117 heridos y 30 detenidos. Los disturbios podrían repetirse a lo largo de hoy, en que se celebra el segundo aniversario del encarcelamiento de Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, condenados ahora a 9 años de cárcel.

Los sindicatos de estudiantes inician hoy una huelga de tres días y además arrancan las cinco marchas por la libertad que parten de cinco ciudades catalanes y confluirán el viernes en Barcelona con motivo de la huelga general. Las columnas han iniciado su marcha a primera hora de la mañana desde Tarragona, Tárrega, Vic, Berga y Girona. Unas 2.000 personas participan en cada una de ellas. Su objetivo es paralizar la actividad a lo largo de su recorrido hasta la capital catalana.

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