Mar Galcerán: «Voy a desmontar prejuicios»
La valenciana, primera diputada con síndrome de Down en España, acapara la atención en su estreno parlamentario, se cita con su entrenador de running y encaja los bailes en su agenda
Alberto Martínez
Sábado, 16 de septiembre 2023, 13:11
Parlamentaria, runner, bailadora de jotas valencianas, integrante de una comparsa de moros y cristianos, fallera mayor, esquiadora, técnico auxiliar de Hogar y de Jardín de ... Infancia, expresidenta de Asindown en la Comunidad Valenciana, funcionaria de la Consejería de Sanidad, enamorada de sus cinco sobrinos... Ella es Mar Galcerán, la primera diputada con síndrome de Down en España. El pasado jueves recogió el acta en Las Cortes Valencianas, dando el pistoletazo de salida a una andadura que representa un hito histórico en política. Apareció por la plaza de San Lorenzo a las 8:45 horas con una sonrisa que no se iba a desdibujar durante todo el día. Blusa colorida, pantalón vaquero blanco y zapatillas deportivas. Enseguida se quitó el bolso. Fue una jornada inolvidable, cargada de emoción. Se sentó por primera vez en ese sillón de la Cámara autonómica desde el que, a partir de ahora, defenderá como sólo ella sabe los intereses de las personas con capacidades diferentes. «Lo primero por lo que lucho es para desterrar los tópicos», avisa. También cruzó la puerta del que se ha convertido en su despacho. Ha aterrizado con unas ganas imposibles de contener. Las entrevistas, solicitadas desde todos los puntos de España, se le amontonan. Tiene mucho que decir. Y que hacer. Esta valenciana de 45 años ha llegado para romper moldes.
Galcerán se define como «una apuesta personal de Carlos Mazón», nuevo presidente de la Generalitat. Aunque no le gusta hablar de presión, sí tiene un elevado sentido de la responsabilidad. El pasado jueves ya no acudió al puesto de trabajo que ha ocupado durante los últimos años en la Consejería de Sanidad. Le tocaba estrenarse como parlamentaria.
El despertador suena a las siete. «Nunca me ha costado madrugar», comenta. Se arregla y se toma uno de los dos o tres cafés que suele consumir al día. Sale de casa junto a su padre, Luis. «Hoy me lleva él en coche, pero de normal voy a coger el autobús», afirma. Le gusta la independencia.
A la Consejería de Sanidad, ubicada cerca del barrio donde reside, Serrería, se desplazaba en bicicleta. Entraba a las 7:30 horas. «Ella es muy disciplinada. No llegará tarde a ningún sitio», destaca su madre, Pilar Gadea. El jueves quedará grabado en la memoria de Mar Galcerán. Se presentó a los miembros de seguridad y recorrió el Palau de la Generalitat frente a las esculturas de los Borja. Le espera un acto solemne.
Antes, pide un zumo de naranja natural en la cafetería y se deja caer por el gabinete de comunicación del Grupo Parlamentario Popular. «Es muy mediática», afirman los responsables de prensa. No en vano, hace dos décadas, llegó a ejercer como reportera en un programa de la televisión autonómica valenciana. Mientras aguarda la llamada de una emisora de radio madrileña, aparece por la sala Miguel Barrachina, portavoz del PP. «¡Pero qué moderno vas con esa mochila!», le dice con gracia Galcerán.
Llega el momento culmen. A las 11:15, acompañada por Barrachina, Galcerán recoge su acta como diputada. Entre los flashes de las cámaras, su mirada se ilumina. Sabe que está haciendo historia: «Mi objetivo es servir a la sociedad, aportar mi granito de arena luchando por el colectivo de personas con capacidades diferentes hacia la normalización. Yo creo que lo puedo hacer desde aquí». Tiene una misión clara.
Galcerán, quien entró en las nuevas generaciones del PP cuando tenía 18 años y superó con éxito las primeras oposiciones para personas con capacidades diferentes, emprende una etapa ilusionante. También pasa por el estudio para que le realicen la fotografía oficial como diputada. «¡No me saques con los ojos cerrados!», reclama cada vez que se coloca delante de una cámara. Antes de marcharse a casa para comer, acude a la Consejería de Sanidad para presentar la documentación correspondiente a la excedencia.
Una mañana intensa. Y por la tarde, llega el momento de liberar toda la tensión acumulada. Se ha citado en la plaza del Profesor Santiago Grisolía con Ángel Martínez. Es día de entrenamiento de running. «Me siento ágil, libre, con la cabeza más despejada… Viene muy bien», admite. Y su preparador personal no puede mostrarse más satisfecho: «Es una currante. Es mi alumna estrella». Galcerán ya ha participado en varias carreras de 10 kilómetros. Desde 2014 forma parte del equipo dirigido por Marta Fernández de Castro. «Cuando se marca un reto como acabar una 10K, es muy constante. Le cueste lo que le cueste. No falla. Y el grupo la quiere muchísimo», apunta la exatleta.
La nueva diputada, de carácter muy familiar, es la mayor de tres hermanos. Luis reside una planta por debajo de ella, mientras que Javier se encuentra a sólo unas calles de distancia. «Lo que más me gusta es jugar con mis sobrinos, hacerles cosquillas y que se rían conmigo. Son muy guapos», indica. Mar Galcerán vive con sus padres: «Pero soy independiente y autónoma en casa. Yo plancho, cocino…». Su especialidad, los espaguetis a la carbonara.
Tutoriales de maquillaje
Por la noche, a la hora de acostarse, suele dedicar un rato al teléfono móvil: «Me gusta el tema del maquillaje y veo tutoriales». Hay días en que regresa a casa algo más tarde. Por ejemplo, cuando se marcha a bailar jotas valencianas: «También me gustan las sevillanas y el ritmo latino». Galcerán tiene infinidad de frentes abiertos: pertenece a una comparsa de moros y cristianos con la que ensaya y desfila en la fiesta del 9 de Octubre, forma parte de la Falla Paseo Alameda-Avenida de Francia, viaja con familiares y amigas... Una vez al año, suele esquiar en la estación de Port Ainé. «Se tira por las pistas negras. Es una persona muy valiente y decidida. Nos ha sorprendido siempre», ensalza su madre. Pilar Gadea rebosa orgullo al hablar sobre su hija: «Es la historia de una vida superando obstáculos y barreras. Cuando era pequeña nuestro objetivo fue no ponerle límites, que los pusiera la vida, y educarla en la más absoluta normalidad, pero siendo conscientes de que ella necesitaba apoyos. El salto a la política es un reto más. Pero confiamos muchísimo en ella».
Carismática e inquieta. Mar Galcerán ansía ponerse manos a la obra. «La sociedad es muy paternalista y se creen que no tenemos capacidades para un determinado puesto de trabajo. Yo estoy aquí para demostrar todo lo contrario. Me lo tomo con la responsabilidad de hacer un trabajo impecable y limpio. Voy a desmontar prejuicios», advierte. Ya ha cruzado la puerta de su despacho en las cortes valencianas. Una revolución política.
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