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José Luis Olivas. Efe
PERFIL

El hábil político que lo perdió todo en la banca

Olivas cosechó veinte años de ascensos, y de la política local pasó a la autonómica, tocó la cumbre de la Generalitat y se trasladó al mundo financiero donde dinamitó su crédito

Burguera

Sábado, 29 de noviembre 2025, 19:20

Olivas se convirtió en un caso aparte. Uno de los pocos, si no el único conseller de Eduardo Zaplana que el entonces president de la ... Generalitat otorgaba cierta autonomía propia. El día en que el BOE publica el nombramiento oficial de Juanfran Pérez Llorca, fallece el primer presidente interino de la Generalitat. Zaplana lo situó como custodio del Palau a la espera de que oficialmente le sucediera Camps en 2003. Olivas no estuvo ni un año como president, pero aquel tiempo fue su pie en la cumbre de su carrera política, que no quiso continuar.

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De ahí saltó a las finanzas, aunque en realidad fue un traslado monitorizado desde los despachos de los que fueron sus compañeros del PP. Se convirtió en uno de los factotum del sistema financiero valenciano y, al frente de Bancaja, apostó por Sorolla, por una exposición histórica que en Valencia vieron cerca de medio millón de personas. Fueron veinte años de gloria.

A partir de ahí, cuando la eclosión de las hipotecas subprime estadounidenses destaparon las costuras del engranaje bancario mundial, cuando Olivas inició su declive. Se apagó su estrella, la de un hábil y astuto político que se perdió en las finanzas.

El gusanillo de la política le picó por circunstancias. A los 25 años entró en el despacho de abogados de Emilio Attard, uno de los personajes claves de la transición, lo que empujó a Olivas a la UCD. En los 80 fue concejal en el Ayuntamiento de Valencia. No obstante, las cosas comenzaron a girar muy a su favor antes de cumplir los 40 años, cuando formó parte del primer gobierno de Rita Barberá.

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La alcaldesa de Valencia le confió en 1991 todo el aparataje económico municipal, una gestión local en la que debía negociar permanentemente con los socios en el Ayuntamiento, Unión Valenciana. Olivas demostró habilidad y eficacia. En 1993 se convirtió en secretario general del PPCV. Otro escalón. En 1995 iba ya en las listas autonómicas, y de diputado pasó a conseller en el primer Gobierno de Eduardo Zaplana. Otro escalón. Primero se ocupó de Economía y Hacienda, y con las posteriores remodelaciones del Consell fue adquiriendo mayores competencias y poder. En 1999 se convirtió en vicepresidente primero. Un nuevo escalón. En la vida pública se ganó fama de astuto, de verlas venir y tener capacidad para adaptarse, un hombre fuerte, trabajador, pragmático y directo, consciente de sus fortalezas y debilidades políticas.

Cuando Zaplana prepara su salida de la presidencia de la Generalitat para convertirse en ministro de Aznar, decide que el interinaje correría a cargo de Olivas, a partir de julio de 2002, y que su sucesor futuro sería Francisco Camps, desde 2003. Es en ese momento que Olivas se desvincula de la política pública, aunque en realidad no lo hace del todo, ya que en enero de 2004 es nombrado presidente de Bancaja, una entrada en las finanzas por todo lo alto pero también una incorporación estrechamente asociada al modo en que las cajas de la Comunitat estaban muy vinculadas al poder político.

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Olivas se aleja de los despachos políticos para afianzarse en los espacios financieros. La pujanza de la construcción fue también la de Bancaja y la del propio Olivas, que finalmente, en 2011, se convirtió en vicepresidente de Bankia. Sin embargo, en aquel momento es cuando se produjo también la quiebra de todo el sistema y la nacionalización de aquellas entidades que lo habían apostado todo al ladrillo y perdieron estrepitosamente. Olivas, durante los últimos 15 años se vio envuelto en toda la convulsión generada por el estallido de aquella enorme burbuja.

 

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