El factor Vox, la otra incógnita para Mazón
El ascenso del partido de Abascal en las encuestas agrava el choque con el PP y deja en el aire el respaldo al president, pendiente de la instrucción judicial de la dana
Vox está en ascenso. Las encuestas que se vienen dando a conocer en las últimas fechas, incluida la siempre discutible del CIS de Tezanos, ... vienen a coincidir en que el partido de Santiago Abascal está consolidando su posición en términos sociológicos. En unas aparece el PP como el partido más votado; en otras, como el CIS, es el PSOE el que ganaría de calle las elecciones si se celebraran ahora mismo. Pero en lo que coinciden todas, el denominador común, es en que Vox mejora sus resultados de forma notable, acercándose en mayor o menos medida al PP de Núñez Feijóo.
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De hecho, ese dato, el del ascenso de Vox frente a un PP que no coge velocidad, es una de las claves fundamentales del momento político actual en España. Pedro Sánchez permanece acorralado por las causas judiciales que afectan a su entorno e incapaz de sacar adelante, un año más, los PGE para 2026. Pero ya se sabe que el líder del PSOE es capaz de sobrevivir en esas circunstancias, incluso de rentabilizarlas en términos políticos, hasta el punto de continuar reforzando la posición de los socialistas frente a opciones como Sumar, cada vez más desdibujadas.
En la derecha no es así. El PP es la primera fuerza política, pero el liderazgo de Feijóo sufre las consecuencias de la pujanza de Vox, que obliga al dirigente popular a endurecer su discurso (inmigración) e incluso a entrar en el cuerpo a cuerpo con Abascal. Los populares detectan una pinza PSOE-Vox y no encuentran el modo de contrarrestar a un tiempo el discurso radical de los segundos y el abandono de las posiciones más centradas de los primeros. Génova está cada vez más preocupada del auge de la formación de derecha populista, aunque trata de insistir en el discurso económico, como hizo Feijóo en la última sesión de control al Gobierno.
La relación entre PP y Vox en clave nacional puede condicionar, o no, la que mantienen ambas formaciones en la Comunitat Valenciana. El president de la Generalitat y líder del PPCV, Carlos Mazón, atraviesa desde el 29 de octubre las dificultades generadas por una gestión, la de la dana, que en términos políticos le ha dejado no pocos jirones en el traje. Pero que, en realidad, le genera una preocupación principal, relacionada con la instrucción de la jueza de Catarroja y la posibilidad de que eleve una exposición razonada al TSJ para pedir su imputación.
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Esa es la gran incógnita de la legislatura. Una iniciativa de la jueza en ese sentido –y los autos que viene dictando apuntan todos en la dirección de la responsabilidad de la administración autonómica- obligaría a la calle Génova a tomar una decisión. Aunque el hecho de que otros barones populares arrastren situaciones delicadas, como Fernández Mañueco en verano con los incendios o Juanma Moreno más recientemente con la crisis del cribado de cáncer de mama, concede una situación más favorable al presidente valenciano ante la dirección nacional. Porque hace visible la intencionalidad política de algunas polémicas. En todo caso, una solicitud de imputación del jefe del Consell serían palabras mayores, incluso sin saber si el TSJ atendería la petición.
El gran temor instalado en el Palau es la posibilidad de que la jueza pida al TSJ imputar al president en vísperas de la cita de 2027
Pero hay otra incógnita que se suma a la judicial. El impacto en la Comunitat de la creciente bronca entre PP y Vox en términos nacionales. Porque lo que se ha visto hasta ahora en la legislatura autonómica ha sido justo lo contrario. Mazón, es sabido, fue el primer presidente autonómico en pactar con Vox tras las elecciones de 2023. Y con esa formación acordó su investidura y la entrada en su Consell de tres representantes. La ruptura de los pactos autonómicos acordada por la cúpula de Vox en verano de 2024 –y de la que este partido culpa al PP-, no derivó en el caso de la Comunitat en un choque entre ambos partidos.
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De hecho, Mazón logró en mayo de este año sacar adelante los presupuestos de la Generalitat de 2025, los de la reconstrucción, con el voto del grupo parlamentario que encabeza José María Llanos. Eso sí, después de que el president asumiera públicamente algunos de los postulados ideológicos del partido de Abascal.
Durante el último año, los diputados de Vox han evitado señalar a Mazón por la gestión de la dana y, sin embargo, sí que han puesto el acento en la inacción del Gobierno de Pedro Sánchez, por la lentitud en la reacción ante la catástrofe, primero, y por el extraordinario retraso en las ayudas, después. Este jueves, el propio Llanos insistía en el «abandono absoluto» del Gobierno central hacia los afectados por la riada, y reclamaba explicaciones urgentes sobre el estado real de la reconstrucción y la llegada de las ayudas. El Síndic aprovechaba para señalar que gracias a Vox «han llegado las ayudas al 95% de los damnificados en la Comunidad Valenciana en contraste con el 17% de las aportaciones procedentes del Gobierno central».
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Vox ha mantenido y mantiene buena relación con el PP en el ámbito de la Comunitat. Lo hicieron sus tres representantes en el Consell en el primer año de esta legislatura –Vicente Barrera, Elisa Núñez y José Luis Aguirre- y lo sigue haciendo el actual grupo parlamentario, con Llanos al frente. Aún así, en las últimas semanas se han detectado algunas referencias críticas con el Consell. Una de ellas, con la titular de Hacienda, Ruth Merino, por su propuesta de Tribunal Administrativo Valenciano de Contratos Públicos, a la que la formación de Abascal ha presentado enmienda de totalidad. Otra, por la decisión del alcalde de Montserrat, Sergio Vilar (PP), de romper el pacto de gobierno en el municipio al expulsar al concejal de Vox Carlos Martínez, por colocar la bandera española en los edificios públicos el día de la Hispanidad, según informó esta formación. Este viernes, Llanos señalaba en redes sociales que ese alcalde «o es imbécil o es marciano», y lamentaba que ese fuera «el PP de Feijóo».
La sintonía que el PP de Mazón ha venido demostrando hasta la fecha con los de Abascal ha sido absoluta
No son grandes reproches ni parece una amenaza de ruptura. Pero es verdad que la situación política del líder del PP valenciano requiere de entendimiento con el partido de Abascal. Y ese escenario es justamente el contrario del de Feijóo, que trata de contener el avance de Vox y busca la confrontación con ese partido.
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¿Y qué va a hacer Vox? Hasta la fecha se ha venido demostrando que las principales decisiones en el ámbito de la Comunitat del partido que dirige Abascal se adoptan en la calle Bambú, sede nacional de ese partido. No parece que eso vaya a cambiar. El portavoz socialista José Muñoz concluía esta semana en Les Corts que ese apoyo de Abascal a Mazón era precisamente para perjudicar a Feijóo.
Mazón ha mantenido contactos con la dirección nacional de Vox para conocer su disposición a aprobar los presupuestos de la Generalitat para 2026. En la entrevista concedida la semana pasada a este diario, el president insistía en su disposición a presentar la Ley de Presupuestos y reconocía la permanente disposición del partido de Abascal con su Gobierno.
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Mazón necesita el voto de Vox para aprobar las cuentas del próximo año. Y el PP necesita del voto de Vox si gana las elecciones y la derecha vuelve a lograr la mayoría, tal y como avanzan las encuestas que se han venido conociendo. El partido de Abascal ha sido capaz de llegar a acuerdos con el líder del PPCV, de la misma manera que ha advertido de su rechazo a apoyar en términos similares a otros dirigentes populares.
De modo que Vox es, para Mazón, pieza clave para su futuro político. Porque toda la distancia que Feijóo y Abascal mantienen en clave nacional se convierte en entendimiento en el ámbito de la Comunitat, quizá por encima de cualquier otro gobierno en minoría de los populares.
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Llanos (Vox) criticó este viernes al alcalde popular de Monserrat: ese es «el PP de Feijóo» lamentó sin citar al líder valenciano
Abascal, ni que decir tiene, podría forzar la ruptura definitiva con el PP de Mazón, aunque por el momento no ha dado indicios de querer hacerlo. Más aún, Vox y el PP valenciano ofrecen una sintonía evidente, y los diputados del grupo que encabeza Llanos ofrecen un perfil que podría encajar perfectamente en las filas populares. Que la posición de Vox es de fuerza lo demuestra la virulencia de los ataques que recibe de Compromís en la tribuna de Les Corts. Vox sabe que condiciona la acción del Consell de Mazón, y que además las encuestas le sitúan en la mejor situación posible con vistas a 2027. ¿Puede convertir Abascal a la Comunitat en una isla ajena a su choque con el PP? Los indicadores hacen pensar que sí, aunque está por ver, llegado el momento, que aconseja la coyuntura.
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