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Teodoro García-Egea. Efe
El PP estudiaría su abstención ante un candidato alternativo a Sánchez

El PP estudiaría su abstención ante un candidato alternativo a Sánchez

García Egea no descarta que Pablo Casado opte a la investidura al frente de una alianza con Ciudadanos

Ander Azpiroz

Madrid

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Lunes, 5 de agosto 2019, 14:19

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El PP puso este lunes sobre la mesa su voto en la investidura de un candidato alternativo a Pedro Sánchez, aunque no dejó claro si su propuesta incluiría que otro dirigente socialista asumiese la Presidencia del Gobierno. Según explicó el secretario general de los conservadores, Teodoro García Egea, el jefe del Ejecutivo es el principal obstáculo para desbloquear la situación política.

«El dilema no es entre Pedro Sánchez y elecciones, el dilema es si hoy tenemos un candidato que suscite la confianza de todo el arco parlamentario y Sánchez hoy es presidente del Gobierno pero los que le hicieron presidente hace un año no se fían de él y por eso le dijeron no en julio y, bajo mi punto de vista, le pueden decir que no en septiembre», señaló en Santander el número dos de los populares.

García Egea dejó claro que su grupo parlamentario no se moverá a la abstención, por mucho que se lo pida el secretario general del PSOE para sacar adelante su investidura. Es inviable, justificó, y más aún después de que los socialistas hayan «pactado» en el Gobierno de Navarra con EH Bildu, algo que se niega desde las filas socialistas. El PP añade así un nuevo veto al mapa político nacional, similar al que el hoy jefe del Ejecutivo ya aplicó en su momento a Mariano Rajoy y, más recientemente, a Pablo Iglesias, al que cerró de par en par las puertas del Consejo de Ministros.

La imagen de soledad del PSOE y su secretario general es la que los dirigentes del PP tratan de contrastar con su capacidad, aseguran, para alcanzar pactos con otras fuerzas políticas. Según defienden los populares, mientras que Sánchez solo logró el apoyo del PRC de Miguel Ángel Revilla en su investidura fallida, ellos han cerrado acuerdos autonómicos con más de una docena de fuerzas políticas diferentes.

La opción de Casado

El secretario general del PP también dejó abierta la puerta a que el líder de su partido, Pablo Casado, se postule a la Presidencia del Gobierno al frente de una alianza con Ciudadanos. Ambas formaciones suman 123 diputados, los mismo que el PSOE. No obstante, contarían con el apoyo asegurado de Navarra Suma, coalición de la que liberales y conservadores forman parte junto a Unión del Pueblo Navarro (UPN). Casado respondió el pasado martes con ironía cuando fue cuestionado sobre esta posibilidad.

«Habría que preguntarle a Sánchez. ¿Estaría dispuesto a abstenerse si encabezo una candidatura que Albert Rivera apoyase?», se preguntó. García Egea fue más claro este lunes. «Nos preguntamos por qué tiene que ser Pedro Sánchez el candidato. El dilema puede resolverse con otro candidato e, incluso, con una alianza entre PP y Ciudadanos con la abstención del resto de constitucionalistas y el PSOE», dijo el número dos de los populares.

Ciucadanos no se pronunció sobre esta posibilidad ni sobre si podría reconsiderar su voto en la investidura. Los de Albert Rivera han declarado la guerra a lo que han bautizado como «sanchismo», pero tras las autonómicas aseguraron que podrían plantearse pactar con candidatos socialistas. Respecto una hipotética alianza en el Gobierno central, sería una réplica de los pactos que conservadores y liberales ya han alcanzado en cada una de las regiones donde la aritmética se lo ha permitido.

No parece en cualquier caso que esta opción tenga el más mínimo recorrido. Pedro Sánchez acuñó el «no es no» en 2016 y no parece ahora, tras haber ganado las elecciones y sacar 57 escaños a los populares, que vaya a renunciar a la Presidencia del Gobierno para evitar una repetición electoral, que, por otra parte, según las encuestas, y muy especialmente el CIS, podrían apuntalar la hegemonía socialista. Aún en caso de darse la campanada, el centro derecha debería gobernar en minoría, con una oposición frontal de las fuerzas nacionalistas y Podemos, y con una mayoría absoluta socialista en el Senado, que impediría entre otras cosas la aprobación de la senda de estabilidad.

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