El despecho de las ex destapa la corrupción
El fin de las relaciones ha sido determinante en casos como Imelsa y Erial y la trama de Francis Puig
La venganza resulta un instrumento poderoso. El refrán dice que se sirve fría, pero la realidad demuestra que no es requisito imprescindible. La vendetta o ... el afán por conseguirla, sumado al paso del tiempo, puede ser incluso capaz de dañar a quien la persigue. Si a ese deseo se le suma un escenario propicio como una investigación judicial los efectos perjudiciales para el destinatario se multiplican. Aparte de la exposición pública, esa difusión indiscriminada de asuntos privados en titulares y vídeos, se añaden las consecuencias para el sumario. En ocasiones, parece complicado establecer qué ámbito puede repartir más dolor.
La rebelión de las ex es casi una tradición en la historia judicial valenciana. Igual que los anónimos, otro factor determinante en los casos de corrupción. Conviene hacer un aparte entre parejas que se han visto salpicadas por casos de corrupción, una tipología diferente. En esta categoría merecen especial atención Rafael Blasco y Consuelo Císcar. En menor proporción, pero de mayor actualidad, figura el caso del excomisionado de la dana José María Ángel y su titulo falso, junto a Carmen Ninet y su vicepresidencia del MuVIM sin licenciatura.
Pero regresemos a la venganza, al despecho. La delación más famosa fue la de la primera mujer de Luis Roldán, el icono de la corrupción de finales de siglo en España. Su pareja, como represalia por un ruptura tras más de 20 años de convivencia, fue clave para localizar la fortuna oculta del exdirector general de la Guardia Civil. Su periplo terminó en Thailandia de la mano del espía Francisco Paessa.
La intervención del pasado lunes en Telecinco de Carolina Perles, la exmujer de José Luis Ábalos, exministro de Transportes, fue también un pequeño terremoto en el pozo en el que vive desde hace meses el diputado valenciano y exsecretario de organización del PSPV. Su participación, televisada y en horario prime, recordó a aquel formato de Mayte Zaldívar, la exmujer de Julián Muñoz que con sus declaraciones en programas del corazón contribuyó a apuntalar aquellas diligencias del caso Malaya. Otro de los grandes macrosumarios de corrupción de las últimas décadas.
En la Comunitat -cómo no- la hemeroteca también guarda algunas actuaciones similares por parte de las exparejas de algunos investigados. El origen del caso Imelsa parte, en realidad, de la convulsa separación del entonces exgerente Marcos Benavent, autobautizado posteriormente como yonki del dinero, de su mujer, Nina López. «Le puso sus cosas en la puerta», llegó a confesar el padre de la joven, Mariano López, otro de los protagonistas del sumario. Ese resquemor por el final de la relación se trasladó al suegro quien, sabedor del disco duro que Benavent guardaba en su chalé como una forma de protegerse ante un eventual futuro trufado de problemas, no dudó en efectuar una copia del contenido. En realidad, toda esa actuación y el posterior registro del despacho de Benavent no se limitó al caso Imelsa sino que fue también el germen del sumario de Erial, la investigación que terminó en una condena de diez años de cárcel para el expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, por su fortuna oculta en el extranjero.
Otro de los casos con protagonismo femenino ha sido el conocido como cártel de las productoras donde Francis Puig, el hermano del expresidente Ximo Puig, y el que fuera su socio de cabecera, Adell Bover, comandaban las operaciones. La exmujer de este último, la venezolana María Inés Aular no dudó en apuntar a Puig como el líder de la trama y reveló los tejemanejes de su ex y su socio para obtener subvenciones de la Generalitat con métodos fraudulentos. A ella, licenciada en Comunicación, se le atribuye la famosa frase de «clin, clin, clin» cada vez que se aprobaba una subvención a favor de este entramado de intereses. «Tengo miedo, pero si me hacen algo qué más da. Mi dignidad está por encima de todo», llegó a declarar en una entrevista con LAS PROVINCIAS. Los empresarios están a un paso del banquillo.
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