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Burguera
Jueves, 29 de mayo 2025, 20:08
Uno de los pocos asuntos que ha logrado en Les Corts la unanimidad de todos los grupos, de Vox a Compromís, fue la defensa ... de los intereses de los productores de horchata. Con más o con menos azúcar. Esa batalla ha llegado a la Cámara Baja. El Congreso ha aprobado este jueves la proposición no de ley presentada por la portavoz de Compromís, Àgueda Micó, que permitirá modificar la normativa estatal para que la horchata sin azúcar, o con menos del 10% de contenido azucarado, pueda seguir denominándose legalmente «horchata de chufa».
Hasta ahora, el Real Decreto 1338/1988 exigía que la horchata de chufa contuviera al menos un 10% de azúcares para poder comercializarse con esa denominación, una medida sin equivalencia en el resto de bebidas.
Tener que incorporar tal cantidad de azúcar añadido, para poder comercial la horchata con tal nombre, es una barrera comercial en los tiempos actuales, por lo cual se apremia al Gobierno central, que desde hace demasiado tiempo tiene sobre la mesa esta modificación que nunca llega.
Esta normativa limitaba la innovación de las empresas, contradecía las recomendaciones de la OMS y perjudicaba a los productores del área de l'Horta Nord.
Durante la defensa de la iniciativa en la Comisión de Agricultura, Micó ha denunciado que esta norma «ponía palos en las ruedas a un producto tradicional que se ha sabido adaptar a los nuevos tiempos, a los nuevos hábitos de consumo y a los índices de salud pública».
Micó ha subrayado el valor simbólico, cultural y económico de la horchata para los valencianos: «La horchata es más que una bebida, es memoria, es territorio, es huerta viva. Es el esfuerzo de generaciones de labradores que han mantenido la chufa como cultivo de proximidad, de alta calidad y de valor añadido.»
La diputada valenciana ha confirmado, además, que el Gobierno se ha comprometido con Compromís a llevar a cabo los cambios legislativos necesarios para adaptar el Real Decreto a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que aconseja limitar el consumo de azúcares libres a menos del 10%, e idealmente por debajo del 5% de la ingesta calórica diaria.
«La norma actual fuerza artificialmente a añadir azúcar para poder decir que un producto es horchata. Es profundamente injusto, pero también profundamente contradictorio con lo que dice la ciencia», ha recalcado Micó.
En Les Corts, la diputada Paula Espinosa, también de Compromís, incidió en la problemática: «El objetivo es poder rebajar el nivel de azúcar a los niveles recomendaddos. Así lo dicen los médicos y la OMS. El decreto de 1988 ha quedado desfasado. Sería oportuno que se rebajase y vender la horchata como tal y no utilizar nombres camuflados como ahora. Es una propuesta del sector, adaptada a la salud de las personas. En 2023 se aumentó el consumo de leches vegetales y es oportuno que demos esa salida a los productores valencianos que trabajan la horchata en zonas como l' Horata Nord».
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