A Compromís se le indigesta el glamour de los Goya
La masiva presencia de altos cargos en la gala del cine español provoca inquietud y un reproche en las redes de destacados militantes de la coalición
La lentejuela, el raso, la seda, los cuellos halter, los escotes palabra de honor, la alfombra roja y la purpurina no gusta nada a una ... parte de Compromís. Pero nada. Y precisamente esa combinación y en grandes dosis es lo que se ha podido ver en las redes sociales de la coalición y de los dirigentes de la coalición nacionalista durante el fin de semana. Con motivo de la gala de los Goya. Desde que comenzaron a colgarse las fotos y comprobarse el talante de los selfies, las imágenes comenzaron a circular entre los móviles de militantes y cargos intermedios. Y no tan intermedios. Sorpresa y malestar. De tal modo que, al final, el lunes, en la resaca de la gala y una vez los vestidos se enviaron a la tintorería y los esmoquins se devolvieron a las tiendas de alquiler, surgieron las críticas en forma de artículos en revistas o en mensajes en las redes sociales. Se trata de reproches y reflexiones vinculadas a la gran comodidad que mostraron los altos cargos que acudieron en un número importante a la gala cinematográfica. Existe una línea roja que separa el respeto al protocolo y a los actos institucionales y el gusto por la ostentación, y la reconvención señala que ese límite se sobrepasó en los Goya amplia e innecesariamente.
La crítica proviene de los sospechosos habituales; es decir, de los descontentos. Ya sean destacados miembros de BiP (la corriente soberanista del antiguo Bloc, ahora denominado Més), ya sea militantes históricos como Consol Castillo, exconcejal y mujer de Pere Mayor, que hace poco dio de baja su afiliación al proyecto de Compromís. Sin embargo, esos reproches han recibido la aprobación (llámese a través de 'likes' o mediante el añadido de emojis y corazones) de algunos significativos altos cargos de Compromís. Desde el propio conseller de Educación y Cultura, Vicent Marzà (que acudió a la gala de un evento que entra dentro de sus estrictas competencias), pasando por diputadas autonómicas como Mònica Àlvaro, o provinciales como Xavier Rius, la alcaldesa de Benifaraig, Tamara Martínez, así como exalcaldes nacionalistas o exdirigentes sindicales muy vinculados históricamente a la coalición.
No se lo quiso perder nadie. O casi nadie. Porque acudió la vicepresidenta de la Diputación de Valencia, Maria Josep Amigó, pero no lo hizo el diputado de Cultura (el que tiene las competencias, y las ejerce, para promocionar actuaciones vinculadas a potenciar el sector audiovisual valenciano), Xavier Rius. Del Consell sólo faltaron Barceló (por cuestiones de salud), el nacionalista Climent y el vicepresidente segundo Héctor Illueca, que, paradójicamente, es un tremendo cinéfilo. La delegación de Compromís del Ayuntamiento de Valencia era también numerosísima, si bien algún destacado asesor municipal de la coalición ha apuntado su coincidencia con las reflexiones críticas acerca del talante festivo y poco reivindicativo del que hicieron gala los miembros de la coalición en la (valga la redundancia) gala.
Sorpresa entre la militancia
Las críticas y reflexiones, respaldadas por algunos altos cargos que acudieron al glamouroso evento (como la concejala Gloria Tello), admiten lo positivo que puede ser la visibilidad de Valencia. No obstante, señalan que la presencia de los dirigentes de Compromís no solo debería ser limitada y vinculada a los cargos con competencias en esa materia, sino que debería encauzarse con cierta contención y menos euforia a la hora de lucir vestimentas festivas. Apuntan a la oportunidad perdida para asociar la presencia de los cargos de la coalición a la promoción del sector audiovisual de la Comunitat. Entre la militancia de Compromís ha sorprendido en algún caso lo cómodos que se sienten sus dirigentes en las alfombras rojas, y lo bien que encajaron en todo el engranaje de lujo y poderío que suponen este tipo de eventos.
Las voces de alarma advierten que esa capacidad de navegar felizmente sobre la espuma no casa con la identidad que se ha forjado Compromís de formación incómoda ante el poder y la ostención. Los críticos señalan que se abre la puerta a recibir críticas fáciles, que quizá puedan ser injustas pero que pueden calar en la sociedad valenciana. Precisamente, muy críticos han sido desde el PP, cuyos dirigentes le han recordado a Mónica Oltra, vicepresidenta del Consell, sus feroces críticas sobre la inutilidad y el exceso de ostentación que suponía ese mismo Palau de Les Arts en el que el sábado posó junto a una multitud de felices compañeros.
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