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El blanqueo se precipita tras la presión de EE UU

La transparencia a la que obligan diversos acuerdos internacionales ha hecho que algunos infractores estén dejando huellas a las autoridades fiscales | Sociedades y bancos enmarañan con operaciones la pista del dinero negro hasta devolverlo legalmente al beneficiario

Á. M.

Jueves, 24 de mayo 2018, 00:41

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El ordenador de abordo del Apolo XI era más simple que el sistema informático que actualmente usa una lavadora. Puede parecer una exageración, pero es un ejemplo de la evolución que ha tenido la tecnología desde la llegada del hombre a la luna hasta nuestros días; aunque también evidencia lo complejo que es conseguir la limpieza de algo que está sucio. Debido a la red de lavanderías que tenía Al Capone para hacer legal el dinero que ganaba en sus negocio delictivos, se ha convertido la expresión 'lavar dinero' en el modo de pasar a la economía legal las cantidades que son fruto de distintas actividades ilícitas.

De hecho, ni es fácil ni barato, como advierte el presidente del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), Carlos Cruzado. Todo empieza cuando un individuo o empresa decide pagar una cantidad importante de dinero a otro de forma irregular o por motivo perseguidos por la ley, como puede ser un cohecho. Ahí empieza el viaje de la mordida.

Lo primero que se hace es recurrir a un despacho especializado en este tipo de actividades. En él, sus responsables fraccionan la cantidad y la reparten en diferentes cuentas y sociedades, que empiezan a hacerlas circular por distintos países y bajo distintos formatos. Se puede mezclar con dinero legal, usarse en operaciones ficticias de inversión o préstamo, al igual que puede servir para el pago de servicios reales o simulados. La cuestión es borrar el rastro.

España y más de 120 países han firmado acuerdos para intercambiar datosPanamá, Uruguay, Las Bahamas, Brasil o Suiza empiezan a facilitar información desde 2018

Cuanto más complejo es el procedimiento y más años se prolonga, más caro es. Esas facturas pueden servir de pista a los inspectores, cuando ya están en faena. Cuando el beneficiario quiere recuperar el dinero el procedimiento puede ser desde que una de sus empresas reales preste un servicio simulado a varias compañías metidas en la trama o por medio de un supuesto préstamo cuyo aval real es la cantidad blanqueada y que queda falsamente impagado por una sociedad instrumental.

Como es evidente, clave en este tránsito son los paraísos fiscales, países o territorios que ocultan información a los estados de origen de los responsables de cuentas bancarias o accionistas de sociedades domiciliadas en ellos. Sin embargo, el endurecimiento de la actitud de Estados Unidos en los últimos años ha hecho que muchos de estos lugares estén teniendo que ceder y pasar información sensible a las autoridades.

Más allá de las filtraciones de documentos realizadas en casos como los llamados Papeles de Panamá, las autoridades norteamericanas han impuesto acuerdos a diversos estados y han llegado a detener por obstrucción a la justicia a los responsables en su país de entidades con domicilio en paraísos fiscales. El resultado, además de allanar el camino al fisco norteamericano, también ha traído una reacción en cadena internacional... y movimientos de los infractores que dejan huella.

España y más de 120 países han puesto en marcha desde septiembre de 2017 el Acuerdo CRS (iniciales en inglés de Estándar Común de Reporte), en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Se trata de un intercambio automático de información si el titular de las cuentas en entidades financieras es persona física (una persona). Sin ser un cambio especialmente ambicioso, ya es un paso, como reconoce José María Mollinedo, de Gestha. No se facilitan los datos de mercantiles ni de quienes son los accionistas, pero hasta ahora no se conseguía ni eso.

La incorporación de países está siendo gradual, pero en 2018 se espera que completen su integración un gran número de países que están en el ojo del huracán. Éste es el caso de Panamá, Uruguay, (hacia las que apuntas las investigaciones sobre Eduardo Zaplana) Las Bahamas, Brasil, Costa Rica, las Islas Cook y las Marshall, Macao (China), Andorra o Suiza.

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