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La presidenta del Parlamento andaluz, Marta Bosquet. Efe
Andalucía se encamina hacia una legislatura inestable

Andalucía se encamina hacia una legislatura inestable

Las diferencias entre los dos socios del PP auguran un campo de minas para el primer presidente no socialista de la comunidad

Cecilia CUerdo

Sevilla

Lunes, 14 de enero 2019, 00:01

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El próximo viernes, cuando el popular Juan Manuel Moreno Bonilla tome posesión como el primer presidente de la Junta de Andalucía que no pertenece al PSOE en sus 37 años de autonomía, empezarán cuatro años que se prevén plagados de tensiones para un gobierno de coalición de PP y Ciudadanos en minoría (47 de los 109 escaños), por más que para la investidura cuenten con el sostén de un tercer partido con 12 diputados, Vox. Por mucho que el PP se esfuerce en trasladar la idea de un gobierno del «cambio tranquilo» por la afinidad con sus socios en la mayor parte de las cuestiones programáticas, lo cierto es que las diferencias entre ellos no hacen sino añadir inestabilidad a un mandato en el que, además, las tres fuerzas tratarán de competir en el nuevo ciclo electoral por un mismo espacio ideológico.

La dirección nacional del PP ya ha dejado muestras en días previos de su interés porque el pacto a tres salga bien y el nuevo Gobierno andaluz se demuestre «eficaz» desde el primer momento, ya que en la mente de todos están las municipales y autonómicas del 26 de mayo. Su intención es que en los primeros cien días de gobierno no solo se vea que abren «ventanas» y «levantan alfombras» de sus antecesores socialistas, reduciendo lo que llaman «grasa» de la administración y los «chiringuitos» socialistas. Quieren que además se lleven a cabo medidas potentes, con bajadas de impuestos o la eliminación de algunos tributos que irían ya al primer Consejo de Gobierno, según consta en el acuerdo de 21 medidas -complemento del acuerdo programático general con hasta 90 puntos- para dejar su impronta.

La idea es que el pacto andaluz marque el camino de una alianza que el PP quiere clonar en otras regiones. No obstante, hay cierto temor entre los dirigentes populares a que Ciudadanos, que no quiere ninguna foto con Vox, trate de compensar su imagen de partido que pacta con la ultraderecha, como le reprochan sus socios europeos, y dé «un volantazo» acercándose al PSOE en algunas comunidades, diputaciones o incluso grandes ciudades.

En este sentido, el primer reto serán los presupuestos generales para 2019. Ahora mismo la región funciona con las cuentas prorrogadas de 2018, 34.759 millones de euros y una masa de 270.101 trabajadores. Desde Ciudadanos deslizan que dado el tiempo que tardará el nuevo ejecutivo en asentarse y los plazos que conlleva la elaboración de las cuentas autonómicas, no les importaría continuar con los anteriores presupuestos -que ellos mismos pactaron con el PSOE, y con un sesgo más de centro izquierda- y centrarse en presentar después de verano las cuentas para 2020.

Una fórmula que les permite mantener distancias con Vox al continuar las ayudas a la violencia de género, dependencia o incluso atención a inmigrantes. Para el PP, sin embargo, «todo gobierno tiene la obligación de tener sus presupuestos» y recuerdan que hay tiempo suficiente para empezar a redactar las cuentas. «Lo normal es que cuando hay estabilidad, y aquí la habrá, haya presupuestos», zanjan.

Tensar la cuerda

Para cualquiera de estas decisiones tendrán enfrente a Vox, que durante la negociación ya demostró su habilidad para tensar la cuerda y teatralizar sus posiciones, y que ya ha anunciado que no tendrá ningún reparo en rechazar iniciativas contrarias a sus valores y principios. Tampoco para aprobar aquellas que los apuntalen y sean de interés general, «vengan de donde vengan», lo que puede poner en aprietos al Ejecutivo. No se sienten concernidos por el acuerdo del PP con Ciudadanos. Las diferencias atañen incluso a cuestiones menores, pero también a la composición del Gobierno, donde han reclamado una consejería específica de Familia y no diluida en otras competencias como pretende Ciudadanos

Un escenario similar a un campo de minas que obligará al presidente de la Junta a fajarse en la negociación para sacar adelante cualquier iniciativa que tenga que pasar por el Parlamento, donde las duras críticas recíprocas tampoco hacen presagiar ninguna unidad en el bloque de oposición que forman PSOE y Adelante Andalucía.

Por este motivo, desde Ciudadanos tratan de templar el juego y recuerdan que una cosa es la acción de gobierno, el acuerdo de 90 medidas que impulsará el Ejecutivo, y otra distinta la iniciativa de los grupos parlamentarios. Así, entienden que todo lo que atañe al pacto PP-Vox son asuntos que deberán proponer los grupos parlamentarios, y ya se verá qué apoyos logran. La formación naranja incluso no descarta que, una vez superado el rencor por haber sido desalojados del poder, puedan tener un acercamiento al PSOE.

Es más, recuerdan que la pasada legislatura hubo infinidad de proposiciones que salieron adelante por la unanimidad de los grupos, por lo que la situación no tiene que ser distinta ahora.

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