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El exministro Ábalos. J. L. Bort
Análisis

Ábalos, personaje premium del catálogo de la corrupción

Los casos valencianos siempre llamaron la atención por la excentricidad de sus protagonistas. El exministro los ha superado a todos tras el incidente con la actriz porno, sus camisetas, la colección de audios de comisiones y el trato a las mujeres

A. Rallo

Valencia

Viernes, 20 de junio 2025, 08:31

Existe un factor diferencial y potenciador de la corrupción valenciana frente a la del resto de España. Es un elemento singular, inédito y especialmente atractivo ... para los foráneos: los protagonistas. En ese pódium del folklore autóctono aparecen Alfonso Rus, «soy el número 1»; Marcos Benavent, autobautizado como el yonki del dinero, Enrique Ortiz, agraciado poseedor de una «polla insaciable», Esteban Cuesta y su afición por las traductoras rumanas, El Bigotes de la Gürtel... No son todos los ejemplos, pero sí suficientemente ilustrativos. Personajes que son carne de informativo, como los famosos de portadas. La aparición en escena de José Luis Ábalos, sin embargo, supera a todos sus predecesores. Merece un escalafón aparte o liderar una nueva tipología. Hay un dato tan sorprendente en los últimos días que convierte su historia en inverosímil. En un ministro señalado por un informe de la UCO, repudiado por sus propios compañeros, con su familia salpicada por las indagaciones de la Guardia Civil y con un futuro incierto sería lógico, casi recomendable, cierta reclusión, enclaustramiento o incluso depresión. Quizá hasta un arrepentimiento. Sin embargo, el día que la UCO acude a su domicilio se encuentra allí con una modelo y/o actriz porno que trata de esconder un disco duro a los agentes. En un momento en el que todo parece derrumbarse, al parecer, el sexo se mantiene como el único consuelo. El placer ante el ocaso. La vitalidad de Ábalos, salvando las especiales circunstancias, sería casi envidiable. Pero resulta tan incomprensible que la escena merecería una secuela cinematográfica, un 'Resacón en Ferraz' o la segunda parte de 'Leaving Las Vegas', algo más intimista y profundo. Eso fue en la intimidad. Pero fuera, de cara al exterior, su comparecencia con esa camiseta de «Orlando. Florida» lo convirtió directamente en meme. No es la primera vez que un político sospechoso de corrupción termina casi caricaturizado. El peor final posible al dejar de pisar la moqueta. Ocurrió con Francisco Camps tras la avalancha de casos de corrupción y aquella foto perchando en La Albufera. Nada fue igual pese a que salió absuelto de absolutamente todos los sumarios.

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