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Tours, cultura, patrimonio e historia a orillas del río Loira

Tours, cultura, patrimonio e historia a orillas del río Loira

Fue capital del reino de Francia entre los siglos XV y XVI, aspecto que le valió para crecer y sentar las bases de la gran urbe que es a día de hoy

Álvaro Romero

Jueves, 7 de marzo 2019, 11:24

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La hermosa ciudad francesa de Tours se ubica en la región Centro- Valle de Loira, a poco más de 200 kilómetros de París, la capital del país. Estratégicamente situada fue cruce de caminos a lo largo de la historia y por allí pasaron varios pueblos en busca de controlar el comercio y el paso de mercancía entre el norte y el sur. Nació como un antiguo asentamiento galo romano y llegó a ostentar la capitalidad del Reino de Francia durante los siglos XV y XVI, años en los que alcanzó su mayor esplendor económico.

Es una localidad repleta de historia, cultura y arte, facetas palpables entre sus calles. Tours es hoy en día una dinámica ciudad universitaria atravesada por los ríos Cher y Loira, así como la entrada habitual para explorar los castillos del Valle del Loira, declarados Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Para disfrutarla con calma

Tours es una ciudad tranquila, alejada del mundanal ruido y la antítesis de los lugares turísticos masificados, un enclave para disfrutarlo con calma. Recorrer las calles a pie y perderse en su Ciudad Vieja es la mejor forma de descubrir todos los coquetos tesoros que alberga. Suelos empedrados y casas con entramados de madera marcan la tónica general del casco urbano.

El trazado no sigue un patrón predefinido y se distribuye de manera anárquica, mezclando importantes arterias con callecitas estrechas y serpenteantes. Entre todo ese precioso caos emerge la plaza Plumereau, un cuadrado que derrocha encanto. Suelos de piedra y un sinfín de pintorescas casas con entramados de madera escoltan este rincón, repleto de bares y restaurantes típicos que extienden allí sus terracitas, en ellas normalmente no cabe un alfiler y el ambiente es sobresaliente. Además, ha sido considerada como la plaza más bonita de Francia y razones le sobran para ostentar ese título.

Muchos son los ejemplos de arquitectura religiosa que salpican la ciudad y se muestran imponentes y monumentales. A pocos metros de Plumereau se alza la basílica de San Martín de Tours, construida a finales del siglo XIX a base de piedra caliza, granito, mármol y pizarra, muestra un bonito estilo neobizantino. Le secundan la abadía de Marmoutier y la también basílica de San Julián, mezcla, esta última, de gótico y románico. Merece la pena pararse para fotografiarla, se encuentra a orillas del río Loira y presenta una estampa espectacular.

Pero, si hay un referente religioso en la ciudad ese es la Catedral de Saint Gatien. Levantada entre los siglos XII y XVI, muestra un bonito estilo gótico que atrae todas las miradas por su belleza y grandilocuencia. Alberga en su interior un espléndido coro, realzado por la hermosura de las vidrieras. 

Caminar por la calle Colbert, que protege un valioso conjunto de casas con fachadas entramadas y singulares esculturas talladas en madera. Pasar por Briçonnet y Grand Marché. Descubrir enclaves históricos y culturales como el Hotel Gouin, las torres de Carlomagno y del Reloj, o visitar el Museo de Bellas Artes para contemplar sus excelentes colecciones son algunos de los planes más destacados para completar toda visita a Tours.

Referente gastronómico del Valle del Loira

Tours es, sin duda, una urbe de importante cultura gastronómica. Los amantes del buen comer podrán degustar allí todas las especialidades regionales, entre las que destacan las rilletes de cerdo y los rillons, el queso de cabra de Sainte-Maure-de-Touraine y los fouaces, unos deliciosos panecillos cocidos en horno de leña. Todo ello maridado con un buen vino de los alrededores.

El mercado de Halles es el sitio ideal para adquirir todo tipo de productos tradicionales y los restaurantes situados a orillas del río Loira, los lugares perfectos para catarlos, allí se añade el factor del entorno, comer con vistas al río es todo un placer.

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