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El faro de Creus, en Girona.
Un top siete de faros

Un top siete de faros

Son lugares vertiginosos, salvajes e inhóspitos en su mayoría y nos permiten disfrutar de las mejores panorámicas marítimas que podamos imaginar

GUÍA REPSOL

Miércoles, 30 de septiembre 2015, 16:53

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Cada uno de los cabos de este listado tiene una característica que lo hace único, pero todos ellos tienen algo en común: dejan boquiabierto a quien los conoce en persona. Son lugares vertiginosos, salvajes e inhóspitos en su mayoría y nos permiten disfrutar de las mejores panorámicas marítimas que podamos imaginar. Si somos amantes de las puestas de sol, además, estos cabos son de visita obligada porque los atardeceres cobran un color único allí donde la tierra termina y solo tenemos frente a nosotros la inmensidad del mar.

Cabo de Creus, Girona

Es uno de los destinos más bellos de toda la costa catalana. El viento de Tramontana y el fuerte oleaje han ido esculpiendo un impresionante perfil rocoso a lo largo de todo el cabo y el conjunto de la península en el que se encuentra. Está considerado el punto más oriental de España, es decir, el primer lugar de toda la península donde ven salir el sol cada mañana. Desde aquí podemos contemplar una espectacular panorámica del Mediterráneo y las calas del litoral gerundense. Si en lugar de mirar hacia el mar contemplamos la propia península en la que se encuentra el cabo, también tendremos vistas dignas de fotografiar ya que se trata, en su conjunto, de un Parque Natural protegido. La belleza de este lugar lo ha convertido en inspiración recurrente de todo tipo de artistas, entre ellos, Salvador Dalí.

Cabo de Gata, Almería

Al igual que el cabo de Creus, Gata también está situado en un Parque Natural protegido, lo que nos garantiza un paisaje natural excepcional. El origen volcánico de esta tierra le proporciona una particular orografía marcada por dunas y zonas rocosas y escarpadas. En el punto geográfico exacto del cabo encontramos un faro de 50 metros de altura desde donde conseguimos una de las mejores panorámicas de la zona. Justo a la lado tenemos el mirador de las Sirenas, desde donde podemos contemplar el arrecife del mismo nombre. A través del agua turquesa sobresalen las formaciones rocosas del arrecife (antiguas chimeneas volcánicas) regalándonos una fotografía digna de enmarcar. Merece también la pena contemplar el cabo desde cualquiera de las pequeñas calas que hay alrededor.

Cabo Fisterra, A Coruña

No es el fin del mundo, pero lo parece. Cuando nos sentamos sobre una roca en el mismo extremo del cabo y contemplamos el Atlántico, es fácil sentir que no existe nada más que la inmensidad del océano. Este lugar tiene un encanto especial, si bien a veces se ve truncado por la gran afluencia de turistas, gran parte de ellos peregrinos que una vez llegan a Santiago se animan a continuar su andadura hasta el verdadero punto final del Camino: Fisterra. Las puestas de sol en este cabo no se pueden explicar, solo se pueden vivir en primera persona. Si nos apetece, incluso podemos pasar la noche aquí ya que el faro ha sido reconvertido en hotel. Eso sí, debemos tener en cuenta que el faro sigue activo por lo que si nos hospedamos en una noche de niebla, tendremos que dormir con el sonido intermitente que avisa a los barcos de la cercanía de la costa.

Cabo Touriñán, A Coruña

Sin lugar a dudas, Fisterra es el cabo por excelencia de Galicia, pero si visitamos esta tierra debemos conocer también cabo Touriñán. Es menos turístico y tiene una magia única que solo podemos sentir al estar allí, con el viento soplando fuerte y el mar embravecido rompiendo contra las rocas. Aunque en los días soleados las vistas de la costa son espectaculares, este lugar guarda todavía más encanto cuando el tiempo no acompaña, con el cielo gris y nuboso y la bruma ascendiendo lenta desde el mar. Por su ubicación, un brazo de tierra que se adentra en el Atlántico, los temporales son habituales en la zona y en esos días, con un simple vistazo, podemos sentir de cerca la bravura del océano que tantos naufragios ha causado en Costa da Morte. Entre los meses de septiembre y noviembre, este cabo se convierte además en zona de paso migratorio de numerosas especies.

Cabo de Palos, Murcia

Encontramos Cabo de Palos al final de una lengua de tierra que se adentra en el mar. En su parte más alta luce un impresionante faro de 50 metros de altura que hace de guardián, no solo de la costa, sino también de la reserva marina que hay a sus pies. Resulta sorprendente como, a solo unos kilómetros del bullicio de la turística localidad de La Manga, en este lugar podemos disfrutar de la calma y el silencio, solo roto por el sonido del mar. Desde el faro, además, podemos ver la mejor panorámica de las Islas Hormigas. Este pequeño archipiélago está considerado como una de las mejores reservas submarinas del Mediterráneo. Es tal la belleza de este lugar que en el año 2012 fue seleccionado como candidato a convertirse en El Mejor Rincón 2013.

Cabo Peñas, Asturias

Sin aliento. Así es como nos quedamos al asomarnos a los vertiginosos acantilados, de más de 100 metros de altura, que rodean a Cabo Peñas, el punto más septentrional de Asturias. Si el día es claro, desde aquí podemos ver incluso el puerto de Gijón. En los días de temporal, el viento sopla con fuerza en esta zona por lo que debemos ser cautos a la hora de asomarnos a contemplar el mar. Muy cerca de aquí encontramos el faro Cabo Peñas, actualmente reconvertido en el centro de interpretación Medio Marino de Peñas, donde podemos conocer desde los naufragios más famosos de la zona hasta la biodiversidad que rodea al cabo.

Cabo Barbaria

Sería un pecado estar en Formentera y no visitar el cabo Barbaria y su famoso faro, inmortalizado en la película Lucía y el sexo, de Julio Medem. No es de extrañar que el director eligiera una imagen de este lugar para el cartel promocional porque este enclave es realmente de película. Una estrecha carretera recorre una larga explanada al final de la cual sólo encontramos el faro y un acantilado de cerca de 100 metros de altura. Aunque habitualmente hay turistas, si tenemos la suerte de visitarlo con poca gente, se convierte en el lugar ideal para relajarse con el sonido de las olas y una de las mejores puestas de sol de la isla. Una curiosidad de este cabo es la cova foradada (cueva agujereada), una gruta situada a pocos metros del faro a través de la que se llega a un increíble mirador con vistas al mar.

Fuente: Guía Repsol

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