Cata de monovarietales autóctonos de Raíces Ibéricas y Sierra Norte
Viernes, 18 de octubre 2024, 00:13
CH. F.. La alianza entre las bodegas Raíces Ibéricas (Calatayud) y Sierra Norte (Requena) está propiciando sinergias que posibilitan llevar sus vinos a distintos territorios y profesionales del sector. En esta línea de trabajo, ambas bodegas celebraron en Valencia una cata de monovarietales para restauradores y sumilleres. Ambas bodegas tienen una amplia trayectoria de trabajo en la apuesta por vinos monovarietales elaborados con variedades autóctonas de la península ibérica.
En el caso de Sierra Norte, el trabajo se ha hecho históricamente con bobal, monastrell y moscatel. En el caso de Raíces Ibéricas, han ampliado sus elaboraciones a varietales más desconocidos, de los que incluso quedan muy pocas hectáreas en plantación e incluso en peligro de desaparición, como es el caso de la albarín, con apenas 70 hectáreas en Castilla y León.
En la presentación se cataron doce vinos representativos de ambas bodegas y elaborados bajo la filosofía de poner en valor estos varietales. La cata estuvo dirigida por Andrea Draper, directora de marketing y del área comercial de Raíces Ibéricas, y contó con la participación de Bruno Xavier, de Riedel, que mostró cómo un vino puede expresarse al máximo o todo lo contrario, según el perfil de copa que se elija para catarlo.
Bodega Sierra Norte está radicada en Requena desde su fundación en el año 1999. Allí cuenta con 180 ha de viñedo ecológico y una bodega de elaboración en la aldea de Calderón, donde recientemente ha inaugurado el centro de enoturismo Finca Calderón Enoresort, con hotel, restaurante y salón de eventos. Además, también tienen presencia en La Roda y Jumilla, en ambas localizaciones con bodegas propias. En total, en los tres territorios en los que trabaja, la bodega de origen valenciano suma 410 ha de viñedo ecológico, manejado con técnicas de viticultura sostenible.
Por otro lado, Raíces Ibéricas nace formalmente en 2020 cuando Mark Schiettekat, apasionado de los vinos españoles y reconocido exportador belga, adquiere la cooperativa vinícola de Maluenda, en Catalatayud, cuando el que era el motor de esta localidad estaba a punto de cerrar. La bodega cuenta con viñedos propios de Garnacha y colabora con viticultores de distintas zonas de España para poder llegar a los varietales autóctonos y en muchos casos, casi ocultos, y a los que dan visibilidad a través de sus vinos.
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