La zona Meriton
El grupo de Singapur trata con todas sus fuerzas de convencer que el Valencia es como el Getafe o el Leganés: si te salvas cumples el objetivo
Otro año igual. Igual de mediocre, igual de lamentable e igual de ridículo. Es importante que nunca olviden esto para nunca darle normalidad a la ... mediocridad. Desde la llegada de Peter Lim la gota malaya de la miseria ha tratado de calar lenta y profundamente en el tuétano del Valencia: su afición. Y les reconozco que he detectado que algo ha calado. No en cuanto a la aceptación pero sí en cuanto a la resignación. Meriton trata con todas sus fuerzas de convencernos -con sus hechos- que este club es el Getafe o Leganés; si te salvas cumples el objetivo de cada temporada, si quedas entre el décimo y el decimotercero está espectacular y si peleas por Europa es un milagro que nadie espera. Y, como Meriton transita cada día por la red de alcantarillado de nuestro fútbol -y de nuestras vidas- pretende que nos conformemos con asomar la cabeza por encima de la trapa.
Y una cosa es que los funcionarios asalariados traguen sables en el circo mundial y otra cosa es que los demás tengamos que hacer lo mismo. El Valencia CF es uno de los clubes más grandes de la historia de este país y sobre él ha aterrizado el dueño de las acciones más pequeño y mediocre de su centenaria historia. Cuando Lim llegó el Valencia CF era un club respetado y admirado. Hoy solo queda su escudo y su historia. Cosas que, afortunadamente, seguirán aquí cuando Peter desaparezca. En esta larga década de decadencia, el singapurense ha demostrado sobradamente que el Valencia CF le da igual. Le importa cero si este es un club grande que debe pelear siempre con los más grandes. Le da igual si hay una masa social gigantesca que sufre. Le da igual si queda el 8 o el 14. Si ganaba ligas o jugaba Champions. En definitiva, le damos todos igual. Él se ríe desde casa porque hace lo que le da la gana con su juguete creyendo que el dinero lo compra todo. Esa es la realidad. Y como es dueño del paquete accionarial mayoritario -eternamente gracias Amadeo Salvo y Aurelio Martínez- poco se puede hacer desde aquí, la verdad. Pero una cosa es el control de la SAD y otra bien distinta controlar el relato y la mentalidad de la gente. Y eso si que no.
El objetivo del Valencia CF en cualquier temporada de su historia jamás -repito, jamás- será salvarse y estar en Primera División. Vomito metafóricamente cada vez que recuerdo a la presidenta Layhoon hablando de salvación sin mover un músculo de su cara. Sin que se le caiga la cara de vergüenza. ¿Y saben por qué Solís y Corona ya no hablan públicamente de proyectos deportivos del club? Porque saben que ellos mismos están siendo partícipes de esa vergüenza a cambio de 30 monedas. Y me atrevo a pensar ¿saben por qué Corberán nunca habló de salvación desde que llegó? Estoy seguro de que -por mucho que a él le ficharan para eso- también se le cae la cara de vergüenza de pronunciar una palabra prohibida para un club como este. El Valencia CF no ha dejado de ser grande. Lo es desde antes que ninguno de nosotros naciera y lo será cuando esta banda de impresentables se marche. Porque la grandeza, como siempre les digo, se tiene o no se tiene. Así que, por favor, no acepten como normal que alguien les diga que el Valencia Club de Fútbol tiene como objetivo la salvación. Esa es su obligación. Punto. En el momento que aceptemos esa mentira como realidad, Lim habrá ganado la partida que juega desde que tiró a Marcelino y Alemany. Y Peter nunca deja de jugar. Día a día, partido a partido, mercado a mercado, entrenador a entrenador. Compró unas acciones. Pero no nuestra voluntad.
Cuando Lim llegó el Valencia era un club respetado y admirado. Hoy sólo queda su escudo y su historia
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