A saber cuándo volverá a ocurrir
La primera señal de cambio la detectó un amigo con propiedades familiares en Paiporta. Tras la catástrofe del 29-O estaba destrozado, como todos. En ... su entorno inmediato no sufrió pérdidas personales, pero tras la inmensidad del desastre lo daba todo por perdido. Tenía maquinaria que se echó a perder en naves y bajos comerciales, pero lo que veía más negro aún era el futuro de los edificios. Nadie querrá comprar ningún piso ni planta baja en estos pueblos tan dañados. Por un lado, el deterioro, lo que costaría arreglar tanto desperfecto; por otro, lo peor, la pérdida de valor, quizá para siempre. ¿Quién querrá venir a vivir o a trabajar donde el agua lo ha destrozado todo y cualquier día puede volver a ocurrir? Adiós a inversiones familiares de décadas, la 'hucha' para el porvenir de los hijos. Sin embargo, apenas habían pasado dos meses cuando avisó de algo inesperado: «Están subiendo los precios de los pisos y bajos en Paiporta, como en los demás pueblos afectados». ¿Eso cómo puede ser?, decíamos; quizá podría esperarse mejoría para más adelante, pero tan cerca... Pues tan cerca. Recuperación en toda regla. ¿Cómo se explica? La vida sigue, las cosas se olvidan, las ayudas han surtido efecto recuperador y de esperanza para el futuro, la gente necesita tirar para adelante, el tiempo difumina... y desde luego va tomando cuerpo la idea de que lo pasado ya pasó y a saber cuándo vuelve a ocurrir una como ésta.
Otra muestra. Los nuevos dueños del centro comercial Bonaire, que resultó tan dañado, en medio del barranco de La Saleta, ya piensan ampliarlo en 10.000 metros cuadrados y advierten que, a pesar de su ubicación (la zona se denominaba 'Les Bases' cuando no habia nada construido allí), no existe ningún impedimento urbanístico tras las inundaciones. ¿Sorprendente? Se va perdiendo el miedo. Aún no se ha emprendido ninguna obra, sólo se anuncia que próximamente se licitarán proyectos pendientes, pero no hay impedimentos urbanísticos, a pesar de lo ocurrido. Días antes de la catástrofe se negociaba la venta del centro comercial, y cuando cualquiera podía creer que el potencial comprador habría tenido 'suerte' al pasar aquello antes de llegar a firmar, y lo contrario por la parte vendedora, al poco tiempo se retomó y se cerró la operación. Seguro que unos y otros tienen presentes esos vaticinios de técnicos y políticos que señalan que estas cosas tan gordas ocurren cada 500 años, o más. Aunque pueden repetirse en poco tiempo sin perderse la media de recurrencia a largo plazo. Así que, si los particulares optan por 'normalizarse' sin más, cómo esperar que la oficialidad acelere con grandes obras que eviten para siempre nuevos desastres.
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