Trump versus León XIV
Preguntado el presidente Donald Trump acerca de si resultaba ético que aceptara el regalo del Estado de Qatar de un avión de lujo (valorado en ... 400 millones de dólares) para su uso como nuevo 'Air Force One', este contestó que «solo un estúpido rechazaría esa oferta», lo que es algo perfectamente lógico considerando que él mismo y su familia no dudan lo más mínimo a la hora de sacar ventajas económicas del cargo que ocupa, y que la ética nunca ha sido su fuerte, por decirlo suavemente (Trump tiene un proyecto de campo de golf en aquel país). Esta anécdota ha coincidido con las repercusiones en todo el mundo de la elección del primer papa estadounidense, un agustino que posee también la nacionalidad peruana, y que, según todas las previsiones, va a continuar con la línea del papa Francisco, afianzando la labor peregrina y de posicionarse en favor de los desheredados del mundo, lo que claramente le pone en un antagonismo directo con la política migratoria de Trump.
Pero no se trata solo de lo que hace el presidente con los emigrantes, se trata de toda su visión del mundo, en la que no hay problema en transgredir las normas morales si al final se consigue la victoria. Quiero pensar que el nuevo papa fue una respuesta de los obispos que lo eligieron a los males que entendieron que representaba Trump, donde la solidaridad y la compasión son vistos como errores propios de los 'perdedores', así como esa visión del ser humano unidimensional, valioso solo en cuanto miembro productivo de la economía, sin necesidad de que atienda a los valores cristianos de la ayuda mutua y el logro de un fin trascendente en la vida. Todo eso son pamplinas para Trump, y el que una parte del cristianismo de aquel país apoye sin reservas este ideario nos deja bien a las claras hasta qué punto el otrora protagonista de 'El aprendiz' (auténtico ideario de su pensamiento) tiene un profundo efecto corruptor en el mundo.
Este papa, con herencia mestiza de Nueva Orleans, con un profundo poso hispánico, ha de ser la conciencia de unos Estados Unidos de América que está pervirtiendo su naturaleza forjada con la unión orgullosa de muchas identidades en la de ciudadano estadounidense. Con todo lo que nos está cayendo en la vieja Europa, con Putin buscando cercenar nuestro proyecto compartido y con los políticos que ven en Trump un modelo a imitar, este papa, a priori, es una auténtica bendición, la prueba de que Dios aprieta pero no ahoga. Sé que luego la vida va por su propio camino sin atender a planes, pero al menos Robert Francis Prevost, el flamante León XIV, ahora mismo parece un regalo del cielo, porque aunque no tenga poder político, puede remover conciencias, y eso es poder.
Este papa, a priori, es una auténtica bendición, la prueba de que Dios aprieta pero no ahoga
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