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La mundialmente aclamada serie 'Adolescencia' tiene, en efecto, muchas virtudes, en su forma y contenido. En lo primero las actuaciones sobresalientes, el uso inteligente del ... plano-secuencia (que mal utilizado es un recurso fatigoso) que proporciona un sentido de realismo, situándonos en el 'aquí y ahora' de la acción y un diseño de producción impecable. Uno puede sentir la desolación de estar en la celda de una comisaría, casi oler la lejía que permanentemente desinfecta los espacios de encierro y dejarse llevar estremecido por el riguroso protocolo que todo lo determina. No es menos pavoroso el escenario de la escuela del joven (Jamie) acusado de matar a su compañera de clase, esta vez debido al comportamiento de jóvenes que parecen desatados: los profesores están todo el tiempo apagando fuegos y parecen incapaces de obtener el respeto debido de sus discípulos.
Pero es, obviamente, el contenido, lo que narra la serie, la razón por la que se ha debatido tan ampliamente en redes sociales y en los foros políticos y educativos. La pregunta que ha canalizado todo es: ¿cómo hemos de educar para que los adolescentes no se conviertan en asesinos (o cometan hechos de suma gravedad)? El autor del guion ha declarado que quería poner el énfasis en la influencia nociva de las redes sociales y los teléfonos móviles que, a su juicio, emponzoñan la mente de nuestros adolescentes con ideas misóginas, supremacistas y otras de esta índole, además de ser instrumentos particularmente nocivos al servicio del acoso que sufren muchos de los alumnos. En efecto, este es un tema candente y objeto de amplio debate; al margen de conocer más datos fidedignos sobre estos efectos, lo cierto es que hay que hacer algo porque estos artefactos se han convertido tanto en un factor de influencia dañina como de obsesión y encerramiento personal.
Pero hay otro tema que sobrevuela poderosamente la serie: el debate sobre la responsabilidad de los padres y, en cierto sentido, sobre el papel que lo innato versus el ambiente desempeñan en el desarrollo de los hijos. Si bien el mensaje fuerte de la serie es que los padres han de estar atentos a lo que hacen sus hijos cuando se encierran en su habitación, así como detectar signos precoces de posibles patologías, no es menos cierto que en un momento dado el padre de Jamie pregunta a su mujer cómo han educado a su hija, ante el notable hecho de que la hermana de aquel es una joven madura, a lo que la madre responde: «Del mismo modo que a Jamie». La mayoría de los delincuentes jóvenes que traté hubieran sido muy afortunados de contar con padres como ellos. A veces, en casos tan graves, los padres necesitan un ayuda extra que, normalmente, no reciben.
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