Los termómetros de los barrios
Los mercados municipales son las mejores redes sociales que existen y que aumente su ocupación con la subasta de hoy será una alegría para los vecinos
Algo más de cien paradas y almacenes de mercados municipales se subastan hoy en Valencia. Están repartidos en once recintos, salen con concesiones de 20 ... años y los precios de salida no son elevados, aunque siempre hay que esperar a las pujas.
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Siempre me ha gustado echar un ojo a estas subastas para comprobar la «temperatura» de los mercados y ver su nivel de ocupación en Valencia. Y la conclusión es que algunos funcionan muy bien a pesar de la competencia que tiene el producto fresco por parte de los procesados. Además, nada se puede comparar con el ambiente de un mercado repleto de clientes, eligiendo fruta, buenos filetes y la gambas para llevar a casa. Son auténticos redes sociales para los barrios.
Cierto es que no siempre resulta así. Mercados como el de Castilla o el de Benicalap están semivacíos y no acaban de funcionar, mientras que otros como el del Cabanyal o el de Algirós tienen la mayor parte de las paradas abiertas y en uso.
¿Qué tecla hay que tocar para que un mercado funcione? Cada comerciante seguro que tiene una receta pero en el Mercado Central, el que más conozco por el seguimiento que le he hecho, comentan que la comodidad para los clientes es fundamental con buenos accesos para el tráfico privado, aparcamiento y hasta carritos disponibles para que los consumidores se llevan kilos de productos. Control de los turistas, con el fin de que no colapsen los pasillos en temporada alta y un eficaz servicio a domicilio.
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En otros mercados, las necesidades no son las mismas al tener un cliente de perfil muy distinto, más de proximidad, más del barrio. Para mí, requieren itinerarios peatonales en el entorno, recintos cómodos, servicios modernos y climatización, esto último cada vez más necesario en verano. El resto lo debe poner cada vendedor con los mejores precios y productos de calidad.
Cada vez que ha cerrado un mercado ha sido como la puntilla para ese barrio. Recuerdo el caso del mercado de San Pedro Nolasco, en el barrio de Sagunto, cuando al entrar descubrí que quedaban sólo dos puestos abiertos. Las historias que me contaron las vendedoras eran más que interesantes pero no pudieron hacer nada para que sus paradas evitaran el cierre. Una pena para un barrio con muchas posibilidades por su cercanía al jardín del Turia y, al otro lado, el centro.
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Igual pasó con el mercado de Benimàmet, un buen intento surgido en los 90 y que aguantó hasta 2022, cuando se fueron los últimos tres vendedores. El último, un carnicero, me comentó que lo hacía a disgusto pero no tenía más remedio. En ambos casos se han producido intentos de reapertura que no han llegado a cuajar.
Según el Ayuntamiento, el número de puestos ocupados en los mercados municipales es de 2.674, frente a los 2.644 que había en 2023. Hace una década, en 2015, las paradas activas eran 2.908, iniciando un descenso que se ha conseguido frenar en parte.
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En la última década los hábitos de los consumidores han cambiado por completo. Las ventas online dominan parte del mercado y ahí es difícil que compitan paradas que se dedican sobre todo a vender producto fresco. Necesitan que sus clientes puedan «perder» algo de tiempo en recorrer las paradas y elegir la compra, algo complicado en estos tiempos tan movidos.
Aún así, que este espacio sirva para invitar a comprar en esos lugares, donde invitan a uno a probar lo que compra, intercambia conversaciones, conoce vecinos y también, aprende a comer sano. Los mercados municipales en Valencia son todo eso y mucho más.
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