Si lo hizo Puig, bien hecho está
La actitud de los partidos ante los casos de presunta corrupción oscila entre el injusto vacío a Rita Barberá y el cierre de filas del PSPV con el expresidente
Conozco a pocos cargos públicos del PP que no se avergüencen de los casos de corrupción en los que se vieron implicados algunos dirigentes del ... partido. Hablo, por supuesto, de casos juzgados en los que los hasta ese momento presuntos culpables fueron condenados. Incluso antes de que muchas causas se archivaran o quedaran en nada, los populares se distanciaban del señalado. ¿O acaso ya hemos olvidado cómo Rita Barberá pasó a formar parte de la categoría de 'apestados políticos' sin que sobre ella pesara no ya una sentencia condenatoria sino ni siquiera una imputación? El 'Ritaleaks' fue una sucia maniobra diseñada por Compromís -que para estas cosas sí que funciona, otra cosa es cuando tiene que gobernar-, cuyo único objetivo era desgastar a la entonces alcaldesa de Valencia con un supuesto escándalo de facturas de gastos en «lujos y privilegios» que resultaron no ser tales. Pero el daño ya estaba hecho, que es de lo que se trataba. La presunción de inocencia no se aplica a los políticos porque ellos, la clase política, así lo ha decidido. Antes de ser juzgados, antes incluso de ser imputados, ya han sido condenados por la opinión pública. Pero el doble rasero, la diferente vara de medir, existe cuando hablamos de corrupción de derechas y corrupción de izquierdas. Si afirmaba al principio que hay pocos cargos públicos del PP valenciano que disculparan los escándalos que afectaron a sus siglas, no puede decirse lo mismo del PSPV. Repasemos. «Minuto de juego y resultado», que diría el gran José María García. En este momento tenemos a Francis Puig camino del banquillo de los acusados después de que el juzgado haya dictado el auto de apertura de juicio oral por un delito continuado de falsedad en documento mercantil en concurso medial con un delito de estafa agravada, por la gestión de las subvenciones para el fomento del valenciano que recibió de la Generalitat que presidía su hermano Ximo. También tenemos las irregularidades detectadas en la compra del edificio de Correos por parte del Botànic, que se cerró sin el informe preceptivo y que, encima, escondía un gasto extra de 20 millones de euros. ¿Cuál ha sido la actitud de los dirigentes del PSPV, de sus cargos y militantes, de sus tertulianos paniaguados? El cierre de filas. Aquí no ha pasado nada, nosotros no somos corruptos. Como mucho, el silencio, nunca el señalamiento. Es lógico, si uno se ve a sí mismo como moralmente superior, es imposible que cometa una infracción. Ximo, te responden, no puede haber sido, él no tiene nada que ver. Y lo que hizo, bien hecho está. Amén.
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