El Agua de Valencia
No es nada novedoso afirmar que, desde hace tiempo, muchísimos bares y restaurantes están regentados por familias chinas. Sin embargo, resulta curioso que en algunos ... de ellos conozcan historias relacionadas con la hostelería valenciana y sus productos. En uno de esos bares, al que suelo acudir a degustar algún que otro café del tiempo, me sorprendió escuchar a la propietaria conversando con unos clientes acerca de la historia del cóctel Agua de Valencia.
¿Qué recuerdos me trajo esta historia? Pues la antigua cervecería Madrid, convertida con el paso de los años en Café Madrid, donde su propietario, Constante Gil, creó en 1960, si no me falla la memoria, el cóctel Agua de Valencia. Una particularidad que, creo, muchos valencianos desconocen y que sí recordamos quienes ya peinamos alguna que otra cana.
Los recuerdos son magníficos por varias razones: primero, porque eran mis años mozos y porque el recinto era toda una exposición de cuadros pintados por su propietario, quien estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos.
Contaba Constante que el establecimiento se fundó en 1900, aunque él se hizo cargo en 1956, según algunos cronistas. Lo más atrayente del local eran sus tertulias literarias y artísticas, a las que acudían personajes impagables y también políticos de todas las ideologías.
La fama le llegaría a Constante gracias a la bebida Agua de Valencia; cóctel que, como él mismo explicaba, nació de una apuesta con unos vascos que, cada vez que acudían al bar, consumían cava y presumían de que era la mejor bebida. El hostelero ideó entonces el combinado, que se popularizó en 1970 y ha sido desde entonces una de las bebidas más imitadas.
Como pintor, Constante Gil fue muy respetado y muchas de sus obras se exhiben hoy en museos y colecciones particulares, donde aparecen retratados algunos de aquellos tertulianos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión