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El embudo de Valencia

María José Pou

Valencia

Viernes, 5 de diciembre 2025, 00:06

Tarda hora y media en aparcar cada día. «A veces llego a las nueve de la noche, del campo, y no subo a cenar hasta ... las once». Lo dice mi frutero que, como todos en el mercado, madruga lo indecible para que los consumidores tengamos la fruta fresca desde primerísima hora. Tan temprano que, en ocasiones, si me da tiempo, me la llevo a casa antes de irme a trabajar. «Es un infierno» moverse por el barrio, me dice su mujer. Son de la Raiosa y ya no saben cómo sobrevivir a las obras. Lo de Pérez Galdós, el ensanche de San Vicente, la construcción de viviendas en un solar y, para colmo, se volatilizan las pocas plazas de aparcamiento que tenían cerca porque quedan reservadas para el personal de un organismo oficial. «Cualquier día se va a montar una gorda», dicen, descorazonados. Se refiere al estado de ánimo de los vecinos. Y no me extraña. Por menos, yo llego a casa agotada de los atascos cotidianos.

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