No la infravaloren
El PSPV ya reconoce el error de no haber sabido valorar a Mazón. El PP valenciano patinará si se conduce de la misma forma con la próxima líder socialista valenciana
En los últimos tiempos se ha escuchado a dirigentes del PSPV una reflexión dirigida a subrayar el error estratégico que habían cometido con Carlos Mazón. ... El líder del PP valenciano aterrizó en Valencia desde la presidencia de la Diputación de Alicante, y todo el análisis que mereció por parte de la entonces dirección del PSPV se limitó a catalogarle de «hijo político de Zaplana». Pasados los meses, las campañas electorales y las investiduras, los mismos dirigentes socialistas que habían menospreciado a Mazón asumían el patinazo. «Nos hemos equivocado con él. Le hemos infravalorado». Haría mal el PP valenciano en cometer el mismo error con Diana Morant. La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades -la única valenciana que se sienta en la mesa del consejo de ministros- asumirá en los próximos meses el liderazgo del socialismo valenciano. Despacharla con un «es la candidata que quería Pedro Sánchez» o «está rodeada del PSPV de siempre» constituiría un error que se pagaría seguro en las urnas. Morant ha conseguido llegar hasta la primera línea de la política nacional. Sin hacer ruido, es verdad, pero también sin cometer errores y sin pisar charcos. Es la apuesta de Ximo Puig para el cargo, y esa circunstancia no supone ni mucho menos un lastre, porque Puig y su entorno han demostrado a lo largo de los años la suficiente cintura política como para retener el liderazgo del socialismo valenciano, incluso después de haber mantenido posiciones políticas abiertamente enfrentadas a las de Sánchez. Obviar la condición de primera mujer que asumirá el liderazgo del socialismo valencianos -es cierto que otras mujeres como Mónica Oltra o Isabel Bonig ya han ejercido las máximas responsabilidades en sus organizaciones políticas- sería despreciar un argumento que, con el paso de los pocos días que han transcurrido desde su confirmación como virtual nueva líder, ya se ha demostrado como un valor en sí mismo. Morant exprimirá esa condición, como ya dejó entrever en el debate organizado por LAS PROVINCIAS en la campaña de las últimas elecciones generales. Reducir a Morant al análisis machista y misógino de que carece de discurso político supone obviar que la ministra, como todos los miembros del gabinete que dirige Sánchez, tienen perfectamente aprendida la lección de que el discurso y la posición política la marca única y exclusivamente una persona -el propio Sánchez- y que el resto deben limitarse a hacerse eco de esa posición. Querer despreciar a Morant por ser de Gandia o por estar arropada por el clan socialista que toma su denominación de la capital de La Safor significa hacer de menos una manera de conducirse en política que, al menos en el seno del socialismo valenciano, resulta sinónimo de éxito orgánico en la mayoría de las ocasiones. Se equivocará el PP valenciano si no aprecia las virtudes que han hecho de Morant la candidata idónea a los ojos de Sánchez para tratar de recuperar la Generalitat. Por el momento, lo que el líder del PSOE consigue es tomar los mandos de una federación socialista, la valenciana, que es la segunda en tamaño. Con un futuro, el de la política nacional, en manos de alguien tan poco predecible como Puigdemont, disponer de un partido cohesionado y sin más voces críticas que la de Emiliano García Page, resulta clave para afrontar futuros escenarios. Sánchez ha elegido a Morant, y eso ya constituye per se toda una certificación de valor político. Ignorarlo, pensar que Morant no exhibirá discurso, estrategia y armas como las del líder del PSOE, sería un menosprecio que el PP valenciano no se puede permitir.
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