Las víctimas en el centro
La vicepresidenta Susana Camarero aclaró ayer que las víctimas de la dana no tienen color político. Con lo que subrayó -e hizo bien en hacerlo- ... lo evidente. Paralelamente, en Bruselas, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, recibía a las asociaciones que las representan. Algo que no pudo hacer (o no quiso en ese momento) cuando visitó Valencia por el congreso del PPE. También estuvo con ellas quien era la vicepresidenta de Transición Ecológica con Pedro Sánchez cuando pasó la catástrofe, Teresa Ribera. Ella tampoco vino a visitarlas en aquellos días críticos. Ni después. Las víctimas, pese a todo, se mostraron ayer agradecidas por sentirse escuchadas. Por la empatía. Y eso, que seis meses después tengan que mostrarse congratuladas por ello, sólo puede causar sonrojo. Porque, que no se hayan sentido así antes, es un fracaso rotundo de todas las instituciones. Como lo es que algunos, sin piedad, sigan jugando con su dolor por intereses partidistas. De un sorbo y sin azucarillo.
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