Jugar con fuego
Un paréntesis en mitad de la crispada actualidad. Un paréntesis, que jamás deberíamos cerrar, para reflexionar sobre datos demoledores. Esos que descubren que en la ... Comunitat hay 486 agresores con dispositivos de seguimiento por una orden de alejamiento; que hay 113.000 mujeres que requieren protección; que 383 menores están en la misma situación de vulnerabilidad, y que seis de ellos están en riesgo alto de sufrir malos tratos. Cifras espeluznantes porque demuestran que el drama de la violencia machista, que lastramos de forma endémica, no cesa. Y que no hacemos lo suficiente por revertir la situación. Al contrario, incluso conocemos que se han encadenado inadmisibles fallos en las pulseras de control de los agresores. Algo que el titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 6 de Valencia, Jesús Villegas, calificó como «jugar con fuego». Y es cierto. Con esos fallos, jugamos con fuego. Haciendo política -a veces incluso negacionista- con la deleznable violencia machista, también. De un sorbo y sin azucarillo.
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