El berenjenal de la Estación del Norte

La Estación del Norte ha iniciado la retirada de su icónica cubierta. Un paso más en la compleja rehabilitación que está viviendo (o sufriendo) el ... emblemático edificio. Un referente arquitectónico que habla del pasado de la ciudad y le aporta un valor extraordinario. La actuación para embellecer el edificio es de agradecer. Que se haga de forma cuidadosa, sin hacer peligrar sus elementos arquitectónicos, también. Contrasta, eso sí, con la ligereza con la que se trata todo su entorno. De hecho, su vestíbulo exterior, junto a la entrada principal, llega a ofrecer imágenes caóticas. Y es así porque su explotación comercial no tiene ni límites ni control. Incluso, vulnera el mínimo respeto patrimonial. Promoción de coches, de cremas solares, de maquillaje... se unen puntualmente a las terrazas y atracciones que, de forma fija, toman el entorno de la estación. Un mercadillo que desprestigia el valioso edificio y desprende caos. ¿Rehabilitar? Sí ( y gracias). ¿Atentar contra el patrimonio para ganar unos euros? No (y dejen de hacerlo ya). De un sorbo y sin azucarillo.