El arte de jugar con 150 millones
El pleno del Ayuntamiento de Valencia volvió a reflejar la peor cara de la política. Todo bien crispado, con múltiples provocaciones y nula colaboración de ... unos y otros para sacar adelante proyectos que ayuden a mejorar la ciudad. Y no es cuestión ahora de repartir culpas, porque, en general, es poco edificante lo que pasa en las cámaras que nos representan. Lo del debate sobre la Zona de Bajas Emisiones es ejemplo de irresponsabilidad colectiva. Una negligencia que puede costarnos 115 millones -150 si se suman las pérdidas a la ayuda del transporte- y que algunos enfatizaron en sus intervenciones con alevosía y regodeo. La realidad es que hace poca gracia. Primero, por el varapalo económico que supondría; segundo, porque a lo que estamos renunciando es a ponernos a la altura de las capitales desarrolladas; tercero, porque esto no va de agendas verdes y esas etiquetas ideológicas, sino de que debemos, de forma irreversible, poner remedio al destrozo que hemos hecho en el planeta. Unos y otros, sean dignos. Pacten. De un sorbo y sin azucarillo.
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