Observar para actuar
La Fundación LAB encargó al Ivie la elaboración de un Observatorio de I+D+i, tecnología y emprendimiento de la Comunitat Valenciana
Javier Quesada y Juan Pérez
Viernes, 19 de septiembre 2025, 00:08
El riesgo de actuar sin conocer previamente la realidad que se desea transformar es demasiado evidente en nuestra sociedad. Continuamente se escuchan propuestas que no ... transmiten la confianza de que quien la propone conoce lo que se lleva entre manos. Porque para conocer la realidad es preciso observarla previamente y medir con rigor sus características. Se dice que lo que no se define y se mide, no se puede mejorar; y también, que lo que no se mide no existe.
Con este fin, la Fundación LAB encargó al Ivie la elaboración de un Observatorio de I+D+i, tecnología y emprendimiento de la Comunitat Valenciana que pudiera utilizarse para transformar su sistema de ciencia, tecnología, innovación y emprendimiento y convertirlo en el principal impulsor de su progreso social y económico. Su objetivo no es otro que la observación y el seguimiento de un entramado complejo de instituciones y de otros sistemas complementarios que interactúan y se potencian mutuamente –empresas, universidades, centros tecnológicos y de investigación, infraestructuras de I+D+i, sistema educativo, financiero, etc.– sobre los que se desea incidir para mejorar su funcionamiento y multiplicar sus resultados.
Algunos países basan su progreso en la explotación de sus recursos naturales a los que tienen fácil acceso dentro o fuera de sus fronteras: minerales raros, petróleo, gas, clima, paisaje, patrimonio artístico y cultural, etc. Pero lo que parece una suerte de bendición puede resultar siendo un gran inconveniente, llegando a hablarse de una posible «maldición de los recursos naturales». Esto es, que la facilidad con la que se explotan los recursos disponibles no permite fomentar otras capacidades que reduzcan la dependencia de una única fuente de riqueza.
Por este motivo algunas sociedades –como Noruega– que cuentan con grandes recursos naturales los administran con un criterio prudente que consiste en planificar el largo plazo. Reparten así los beneficios de su explotación entre distintas generaciones y procuran la creación de nuevas formas de ganarse la vida para sus miembros. Alternativamente, las sociedades que no cuentan con importantes recursos naturales están obligadas a desarrollar recursos generados por ellas mismas a través de las inversiones continuadas en educación, infraestructuras, capital humano, capital social y capital medioambiental.
Hoy día, se observa que las sociedades y regiones más avanzadas y relevantes del mundo construyen y cuidan este sistema que analiza el Observatorio, para utilizarlo como cimientos sobre los que desplegar un desarrollo sostenido, sostenible y justo, que no dependa de la explotación de un recurso natural en particular. Precisamente, estos son los países más poderosos e influyentes, acostumbrados a buscarse la vida, lo que les entrena para ser independientes y solidarios sin estar sometidos a los chantajes del poder internacional.
El Observatorio LAB contiene 50 indicadores procedentes de la estadística oficial que permiten resumir y diagnosticar la posición relativa de la Comunitat Valenciana frente al resto de comunidades autónomas y de la media española. Estos indicadores se agrupan en cinco categorías: entorno general, sistema de I+D; intangibles e innovación empresarial; tecnología y digitalización; y emprendimiento y capital humano. Además del diagnóstico, la segunda edición de este Observatorio realiza recomendaciones para actuar «con conocimiento de causa» y permite un seguimiento de los indicadores para comprobar si se avanza o retrocede con respecto a la velocidad de los países y regiones de referencia. Se sabe que no mejorar significa empeorar y quedarse atrás, cuando los demás se mueven con mayor decisión. Si se observa un retraso en alguno de los pilares la recomendación será subsanarlo mediante un esfuerzo adicional −público y privado− en la inversión correspondiente.
La utilidad del Observatorio será máxima si permite contribuir a convencer a la sociedad de la importancia de vigilar su contenido y priorizar su financiación; y a los agentes responsables a diseñar e impulsar las estrategias que mejoren la posición relativa de España y de la Comunitat Valenciana. Estos planes a largo plazo públicos y privados, deberían tener un horizonte más allá de dos o tres legislaturas y, en el caso de las empresas, entre 7 y 10 años. Se sabe que la naturaleza no da saltos y que no se observarán grandes cambios en las variaciones anuales de los indicadores, pero el Observatorio constituye el mejor instrumento para comprobar si se avanza o retrocede en el esfuerzo por mejorar el Sistema de Ciencia, Tecnología y Empresa del que depende fundamentalmente el bienestar presente y futuro de la sociedad valenciana.
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